Abundan por toda partes: parques, calles, enfrente de locales, edificios, oficinas, bares, paradas de buses y en las arenas de nuestras playas. Ningún país se salva, ni el mas desarrollado, de este mal. Se estima que alrededor de 4.5 trillones de colillas de cigarros son arrojadas en nuestro planeta anualmente. Es una forma de basura socialmente aceptada, pero esto debe cambiar por el bien de nuestro ambiente. Hoy Día Mundial de los Océanos celebremos las iniciativas de personas y comunidades que están haciendo algo para combatir este mal.
Muchas personas, sobre todo los fumadores, creen que estas pequeñas colillas son inofensivas por su tamaño y por que están hechas de algodón. Ambas ideas son totalmente falsas. 95% de los filtros de cigarrillos está compuesto por acetato de celulosa, un plástico que puede tardar de 2 meses a 15 años en degradarse. Las fibras son blancas y delgadas como un hilo de coser de ahí su semejanza al algodón. Están diseñados para acumular ciertos componentes del humo, los químicos tóxicos como el cadmio, plomo, arsénico y el Zinc. El problema es que estos químicos se diluyen y terminan contaminando las aguas y los hábitats marinos. Es común conseguir filtros de cigarrillos en los estómagos de pájaros, peces, ballenas y otros animales que los confunden por alimentos y se terminan tragando este cóctel tóxico.
La proliferación reciente de este mal se debe en gran parte al cambio de las leyes en muchos países que prohíben fumar en espacios cerrados. La consecuencia es que ahora muchos salen a fumar afuera de sus trabajos, restaurantes, bares y locales nocturnos. Se estima que mas de la mitad de esas personas apagan y dejan su colillas tiradas en el piso. Las razones son varias entre ellas el hábito, la ignorancia, la indiferencia o simplemente la flojera.
Si eres fumador puedes comprometerte, a nivel individual, con no dejar tiradas tus colillas. Asegúrate de que estén apagadas antes de meterlas en la basura para evitar fuegos, no las dejes en un lugar donde el viento se las pueda llevar, haz tus propios ceniceros portátiles. Sugiere a tus empleadores que pongan ceniceros afuera donde las persona se concentran a fumar. Para erradicar o por lo menos disminuir este problema ecológico hay que generar conciencia respecto al tema, educar a las personas, crear leyes y hacerlas cumplir, pero sobre todo hacernos responsables y buscar soluciones creativas.
Un gran ejemplo de iniciativa creativa es lo que está sucediendo en Playa el Yaque, en la Isla de Margarita en Venezuela. Una vez terminados los festejos de la Semana Santa, después de que los miles de turistas abandonaran la isla, los residentes se quedaron con los remanentes de una playa hecha trizas llena de basura y colillas. Adriana Ayala y su amigo y vecino Freddy Vargas, ambos dueños de negocios en esta hermosa playa, invitaron a los habitantes del pueblo a un happy hour. Ofrecieron bebidas y refrigerios deliciosos y expusieron una idea innovadora: canjear colillas de cigarros por descuentos en una variedad de artículos que se venden en la tienda de Surf de Adriana. Ese primer día en dos horas se recogieron 1.600 colillas y más de 50 chapas y pitillos. Con ese éxito decidieron continuar con su campaña aumentando las cantidades para hacerlo un reto mayor. A los niños se les motiva dándoles una chupeta a cambio de 50 colillas, y siempre traen más. La oferta se instaló de manera permanente y ya está contagiando a varios comerciantes de El Yaque, que han mostrado interés en unirse a la iniciativa. Como nos dice Adriana “Todos unidos por el mismo objetivo de eliminar los desechos supuestamente “insignificantes” de la playa y darle una recompensa a los gentiles activistas”.
Adriana y su equipo han logrado Luego de un mes de campaña prevenir que 30 mil colillas de cigarros terminaran en el océano. Han puesto el tema de la colillas en el tapete, motivando a mucha gente a pensar dónde guardar su colillas antes de lanzarlas al aire, han contagiado a la comunidad, motivando a los niños y a todos los habitantes del pueblo a participar, cuidar y tener amor por su playa! Lo que comenzó como una iniciativa personal, se convirtió en una inquietud colectiva. Aparte de la recolección y el canje han fabricando ceniceros playeros colectivos con material de reciclaje. Y están en conversaciones con una trasnacional, para que les done mil unidades de ceniceros portátiles para ser canjeados a los fumadores que traigan 20 colillas.
Este tipo de iniciativas me llena de esperanza para el futuro de nuestro hermoso planeta, me recuerda unas de mis frases preferida de Margaret Mead. “Nunca dudes que un pequeño grupo de ciudadanos conscientes y comprometidos puedan cambiar el mundo; de hecho es lo único que lo ha logrado cambiar”.
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