Enaltecido por fans radicalizados, sólo podía ir a más para justificarse
ROSSI, FIEBRE AMARILLA
También criticó a Suzuki que Aleix pusiera mucho ardor
Lo sucedido con Valentino Rossi en los últimos días, semanas o meses es difícil de explicar desde el punto de vista de la lógica. Valencia fue sólo el último episodio de una larga cadena de acontecimientos que han provocado que se haya ido metiendo más y más a fondo en una visión particular. Ha querido encontrar argumentos para justificar sus decepciones. Ha encontrado, criticando a lo de fuera, excusas para no hacer juicios sobre lo propio.
Vale cree que todo empezó en Argentina, cuando Márquez chocó con él. Le dio por detrás. Según el italiano, Marc se enfadó porque cree que Rossi trazó diferente y eso provocó la caída. Hasta ahí está en lo cierto. A raíz de eso, 'El Doctor' empezó a creer que el catalán maquinaba una venganza. Assen sólo agravó la situación. Entonces, según Valentino, al quedarse Márquez sin opciones al final de año, optó por colaborar en un triunfo de Lorenzo. O más bien en evitar uno del de Tavullia.
Valentino y su entorno vendieron esta historia y la empezaron a argumentar con los cambios de ritmo del de Cervera en Phillip Island. Incluso el domingo llegó a decir que ahí iba a amarrar el título él, que iba a distanciar a Lorenzo porque tenía mejor ritmo que Jorge.
Los datos no lo corroboran. Por eso hay quien piensa que ese enfado o frustración por verse más lento y, por lo tanto, a la larga, perdedor de la pelea por el título, hizo que debiera encontrar una excusa para enmascararlo. De ahí la teoría de la conspiración o el amaño entre Marc y Jorge.
Ni mención a la patada
Es la única razón lógica que se encuentra a sus ataques al ilerdense en Sepang. Nadie, conociendo mínimamente al leridano, pensaría que no le iba a afectar y que no iba a reaccionar de forma agresiva. En carrera le dio el juego que pidió.
Rossi el domingo, en su análisis de la derrota, ni mencionó la patada o, cuanto menos, la acción de echar a un piloto fuera de un circuito deliberadamente -algo penalizable se mire por donde se mire-.
El italiano, gracias a su carisma, dio la vuelta a la tortilla a la situación. Su país no podía permitir que su mayor mito quedara ensuciado. Había que salvarlo a toda costa. Por eso, en 10 días creó un clima agresivo contra un factor externo: Márquez, hasta agredido en su casa.
Así, a Cheste llegó con unos fans encendidos a más no poder, radicalizados por el asunto. Su club de fans colaboró. Se regalaba la camiseta amarilla con el lema Iostoconvale al comprar productos por valor superior a 30 euros, lo que cuesta una gorra.
Algunos incluso llevaban camisetas con memes ofensivas y así entraron en el hospitality de Yamaha, convertido el domingo en algo similar al lugar donde un político da un mitin. Estaban sus padres, hermanos, sus jóvenes pilotos, el Fan Club... y hasta el presidente de la FIM, que recibió los golpes en directo.
Valentino, como era de esperar, se defendió atacando. Ya lo hizo antes, de tapadillo. Si en Aragón fue al box del equipo Repsol Honda buscando a Pedrosa para recriminarle su combatividad en pista, en Cheste, tras la carrera, se fue al de Suzuki. Allí se encontró con Davide Brivio, antiguo mánager y actual jefe de la nueva escuadra, y le pidió explicaciones por el ardor en pista de Aleix Espargaró en su remontada.
Aleix responde a Valentino
El de Granollers, que no ha escondido nunca su amistad con Lorenzo, le replicó ayer: "Jorge es justo ganador. A mí, por mucho que me hubiera ayudado Márquez, no habría ganado la carrera. Vale se fue recto en una curva y yo no iba a frenar. Es lo más justo que se puede hacer. Me recuerda mucho a la frase de Guardiola: 'La mejor manera de respetar a tu rival es hacer lo que sabes hacer bien', seguir atacando y corriendo al máximo. Es lo que hice y debería haberlo hecho todo el mundo".
Fuente - Marca.com
Bravo Aleix
,
elegante, sincero y valiente.
saludos