La isla de los sprinters

OPINION PERSONALen jamaica no se que dan de comer pero no veas como corren

Tradición atlética y herencia genética están detrás del éxito de Jamaica, un país de 2,7 millones con un elevado índice de criminalidad

Con sólo 2.700.000 habitantes, una isla del Caribe ha puesto en jaque el sistema de trabajo del atletismo estadounidense con cinco oros de seis posibles en las pruebas de velocidad y la mayor herencia, la figura atlética de estos Juegos, Usain Bolt. Jamaica es, desde hace tiempo, la mayor cantera de velocistas del mundo, pero también uno de los países con mayor índice de criminalidad, que contabiliza hasta 1.500 asesinatos anuales en la capital, Kingston. No es un lugar fácil para vivir, de ahí escaparon en su día Donovan Bailey o Linford Christie para proclamarse campeones olímpicos con otros países. Otros se quedaron, como el legendario Don Quarrie o el mismo Bolt, que asegura que nunca se irá, que seguirá bailando en su isla.

¿Por qué Jamaica? La tradición atlética tiene mucho que ver en los éxitos de sus sprinters. La ventana deportiva del país se abre sólo a tres grandes pasatiempos nacionales: el fútbol, el cricket y, por supuesto, el atletismo. Las pruebas escolares pueden llenar un estadio para 20.000 espectadores, y el doble asistieron al último campeonato absoluto, el que decidía quién iba a los Juegos. "En Estados Unidos el atletismo pasa desapercibido. Jamaica, en cambio, lo adora", suspiraba Bob Kersee, uno de los más reputados entrenadores americanos. El país ha recolectado 55 medallas olímpicas (32 de mujeres y 23 de hombres) desde 1948, todas salvo una en atletismo. Merlene Ottey, en 1980, abrió la veda femenina. Los especialistas acuden a explicaciones más técnicas, incluso étnicas. El velocista local entrena preferentemente en hierba, descalzo. Ahí empieza la liturgia del sprinter jamaicano. Un estudio reciente de la Universidad de West Indies apunta a la genética: la población local presenta en grandes cantidades una sustancia, el actinen A, indispensable para la contracción de las fibras musculares rápidas. El pasado forma parte de esa herencia genética. La población jamaicana desciende de esclavos del África occidental, hombres y mujeres con un pie adaptado para recorrer la Sabana, un pie muy abierto. Sólo los más fuertes sobrevivían al viaje desde África, cuya primera parada era Jamaica. Otra explicación cita a la pobreza como activador de la competitividad. La mayoría de triunfadores jamaicanos en el 'Nido' comparten una dura historia de superación. Shelly Ann Fraser y Melanie Walker, campeonas de 100 y 400, fueron educadas por madres solteras bajo el umbral de la pobreza. Verónica Campbell creció también en un suburbio pobre de Trelawny, donde nació Bolt, pero cuya historia familiar no fue tan convulsa.

Otros, los más susceptibles, recuerdan que Jamaica no tiene un organismo serio de control de dopaje, que sus velocistas sólo son controlados por sorpresa por la AMA y cuando compiten fuera. Sin embargo, Bolt ha pasado 11 controles ya, y Powell se sometió voluntariamente a un programa de control intensivo, prácticamente a diario desde que llegó a Pekín. "Los velocistas jamaicanos han tomado el mundo. Ahora, que sea para siempre", ha dicho Bolt. La factoría, para su tranquilidad, no se detiene. Llega Dexter Lee, 17 años y campeón mundial junior de 100 metros, por si Bolt se relaja