Los periquitos
Llega una señora a confesarse y le dice al cura:
- Padre, tengo un problema.
- Dime hija, ¿cuál es tu problema?
- Fíjese padre que tengo dos periquitas muy bonitas, pero lo único que saben decir es: "¡Hola! Somos prostitutas, ¿quieres divertirte un ratito?"
Le contesta el padre:
- Eso está muy mal, hija, pero le propongo algo: yo tengo un par de periquitos a los que he enseñado a leer la Bíblia y a rezar, tráigame sus periquitas, las ponemos en la misma jaula con mis periquitos y ellos les enseñaran a rezar y leer la Bíblia.
La señora, encantada con la idea, le lleva las periquitas al día siguiente. Al llegar, ve que los periquitos del padre están en su jaulita concentrados, rezando el rosario. Meten a las periquitas en la jaula que, fieles a su costumbre dicen:
- ¡Hola! Somos prostitutas, ¿quieres divertirte un ratito?
Y uno de los periquitos del cura contesta:
- Hermano, ¡guarda los rosarios que nuestras oraciones han sido escuchadas!
Bodas de oro
Una pareja que cumplía su 50 aniversario estaba sentada a la mesa para desayunar, cuando el marido le dijo a su mujer:
- Fíjate cariño, llevamos casados 50 años.
- Sí, hace 50 años estábamos en esta misma mesa desayunando juntos.
- Lo sé - dijo el viejecillo -. Hace 50 años seguramente estábamos aquí sentados, desnudos como una pareja de jóvenes jilgueros.
- Bueno, ¿qué hacemos, cielo, nos desnudamos?
La pareja de viejecitos se desnudan y se sientan a la mesa.
- Sabes, cariño - la viejecita le dice casi sin aliento- mis pezones están igual de calientes que hace 50 años...
- No me sorprende: uno lo tienes en el café y el otro está dentro del chocolate con churros...
Los tres pechos
- Doctor, doctor, que veníamos porque mi mujer tiene tres pechos.
- ¡Ah! Y quiere que le extirpe uno de ellos, ¿verdad?
- No, que me implante a mí otra mano.
¿Bético o sevillista?
En su lecho de muerte, uno del Betis le pide a su mejor amigo que le haga socio del Sevilla antes de morir.
- Pero, ¿qué tonterías dices? ¡Un bético como tú!
- Por eso... Antes que morirse uno del Betis, ¡que se joda un sevillista!