Ahi va la nº 3, ésta es para los mas carrocillas...!!!LAS MUJERES DE MI GENERACIÓN
Las mujeres de mi generación las mejores. Y punto.
Hoy tienen cuarenta y pico, incluso cincuenta, y son bellas, muy bellas, pero también serenas, comprensivas, sensatas, y sobre todo, endiabladamente seductoras, esto a pesar de sus incipientes patas de gallo o de esa afectuosa celulitis que capitanea sus muslos, pero que las hace tan humanas, tan reales.
¡Hermosamente reales!.
Casi todas, hoy, están casadas o divorciadas, o divorciadas y vueltas a casar, con la idea de no equivocarse en el segundo intento, que a veces es un modo de acercarse al tercero, y al cuarto intento. Qué importa.
Otras, aunque pocas, mantienen una pertinaz soltería y la protegen como una ciudad sitiada que, de cualquier modo, cada tanto abre sus puertas a algún visitante.
¡Qué bellas son, por Dios, las mujeres de mi generación!
Nacidas bajo la era de Acuario, con el influjo de la música de los Beatles, de Bob Dylan …
Herederas de la “revolución sexual” de la década del 60 y de las corrientes feministas que, sin embargo, recibieron pasadas por varios filtros, ellas supieron combinar libertad con coquetería, emancipación con pasión, reivindicación con seducción.
Son maravillosas y tienen estilo, aún cuando nos hacen sufrir, cuando nos engañan o nos dejan.
Usaron faldas hindúes a los 18 años, se cubrieron con suéteres de lana y perdieron su parecido con María, la virgen, en una noche loca de viernes o de sábado después de bailar.
Adoraban la libertad, algo que hoy inculcan a sus hijos, lo que nos hace prever tiempos mejores, y, sobre todo, juraron amarnos para toda la vida, algo que sin duda hicieron y que hoy siguen haciendo en su hermosa y seductora madurez.
Supieron ser, a pesar de su belleza, reinas bien educadas, poco caprichosas o egoístas.
Diosas con sangre humana.
La que recibe a un amigo que sufre a las cuatro de la mañana, aunque sea su ex novio, porque son maravillosas y tienen estilo, aún cuando nos hacen sufrir, cuando nos engañan o nos dejan, pues su sangre no es tan helada como para no escucharnos en esa necesaria y salvadora última noche en la que están dispuestas a servirnos el octavo whisky y a poner, por sexta vez esa melodía de Santana.
Por eso, para los que nacimos entre las décadas del 50 y 60, el día de la mujer es, en realidad, todos los días del año, cada uno de los días con sus noches y amaneceres, que son más bellos, como dice el bolero, cuando estás tú.
¡Qué bellas son, por Dios, las mujeres de mi generación!
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