España saldó una deuda con la historia y por primera vez en su historia se colgó el oro en un Europeo. Lo hizo con creces, destrozando a Serbia, que pagó tanta frustración acumulada durante años. La selección había perdido seis finales continentales y tenía claro que la séptima no se le iba a escapar. Para eso se conjuraron 12 hombres sin piedad.