La embarcación española del siglo XVIII hallada en Puerto Madero a fines de 2008 fue trasladada hacia su ubicación definitiva en la Barraca Peña, en el barrio porteño de La Boca.
El operativo comenzó a las 8 en las avenidas Rosario Vera Peñaloza y Juana Manso y cerca de las 10 el casco del barco, que estaba protegido en un foso por una estructura metálica, fue enganchado por una grúa y depositado en un camión que lo trasladó hasta Pedro de Mendoza al 3000.
El traslado se realizó a una velocidad que no superó los 20 kilómetros por hora, debido a las precarias condiciones de la embarcación que estuvo sepultada durante tres siglos y demandó seis horas.
La arqueóloga Mónica Valentini explicó a Télam que la embarcación "será enterrada en la Barraca Peña para que se pueda conservar la madera".
Valentini destacó que "se decidió enterrar el barco siguiendo los parámetros recomendados por la Unesco, para la conservación del material de 1700 que de otra manera se desintegraría".
Una vez alojado en el enterramiento, se colocarán sensores de monitoreo cerca de las piezas de madera que permitirán medir la humedad relativa y la temperatura.
El monitoreo brindará información sobre cómo se producen los cambios, y en el caso de detectar posibles peligros se podrán generar las soluciones, lo que se hará con elementos donados por el Instituto Valenciano de Conservación y Restauración de Bienes Culturales.
Valentini explicó que "por las características de la embarcación es de origen español, lo que no significa que haya sido de bandera española y se encontraron cargas y objetos, que fueron remitidos a un laboratorio para someterlos a un proceso de conservación".
La embarcación fue encontrada el 29 de diciembre de 2008 mientras se realizaba una excavación para construir el complejo de edificio Zencity, en Puerto Madero.
A partir del descubrimiento de la embarcación, arqueólogos y expertos en otras disciplinas afines del Ministerio de Cultura porteños encabezados por el especialista Marcelo Weissel, el arquitecto Javier García Cano y Valentini comenzaron a realizar tareas de investigación y preservación.
La excavación arqueológica de los restos del naufragio se realizó entre enero y marzo del año pasado y las piezas rescatadas se trasladaron al laboratorio de arqueología urbana de la Ciudad de Buenos Aires, ubicado en Moreno y Alsina.
Cano explicó que "el barco tenía cuatro cañones y era un mercante del siglo XVIII y no un galeón como lo denominaron algunas publicaciones en un principio".
Indicó que "tiene una eslora de alrededor de 28 metros y presenta un golpe en la quilla", lo que abona la teoría de que sufrió un accidente por el cual encalló.
Hacia fines del siglo XVII en la época en que habría encallado la embarcación vivían en Buenos Aires unas 40 mil personas que asistieron a un período de gran crecimiento dado por el comercio y la creación del virreinato.
El secretario de Cultura porteño, Hernán Lombardi, adelantó que "los restos y objetos hallados podrán ser vistos por internet" y estimó que "en nueve meses podrán exponerse al público".
Destacó que "es el hallazgo arqueológico más importante de la ciudad, que permite recrear una época de la ciudad y sumar más elementos a su historia".
El traslado de los restos del barco fue seguido por el jefe de Gabinete porteño, Horacio Rodríguez Larreta, e integrantes de Patrimonio Cultural de la ciudad.