En los últimos días del pasado Dakar, el regreso a África de la prueba más dura del planeta era un hecho. Incluso había un recorrido por Túnez, Libia y Egipto. La opción de continuar en América seguía abierta, por si sucedía algo. Y así ha sido. La política ha vuelto a afectar al deporte. Y es que el conflicto entre Suiza y Libia ha provocado que, finalmente, ASO haya decidido continuar en Argentina y Chile, incentivado además por la ayuda económica que aportan esos dos países suramericanos.
Tras el enfrentamiento del presidente libio, Muammar el Gaddafi, con Suiza, Libia decidió suspender la emisión de visados para todos los ciudadanos europeos de la zona del Acuerdo de Schegen (que incluye a Suiza), una decisión que implica muchos problemas a la hora de disputar la prueba en suelo libio, cuyo desierto iba a ser la base del Dakar 2011. Probablemente la situación, que comenzó tras la detención de Hannibal, uno de los hijos de Gaddafi, se hubiera arreglado, pero era un riesgo importante. Así que mañana se anunciará el tercer Dakar americano con salida y llegada en Buenos Aires. Argentina pone poco más de cinco millones de euros y Chile, sólo 3,6 a causa del terremoto.
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