La ganadería ecológica es una técnica de producción de alimentos que implica una actividad vinculada a la tierra, de forma que estos sistemas de producción ecológicos deben integrarse con la agricultura y los recursos forestales (sistemas agrosilvopastorales), teniendo como objetivos la salud del consumidor, el bienestar de los animales y la protección del medio ambiente.
En este modelo de producción se da preferencia al uso de razas autóctonas adaptadas a las condiciones locales y al establecimiento de cargas ganaderas adecuadas para evitar el sobrepastoreo. Estas razas autóctonas necesitan menos recursos, por lo que tienen menos problemas de enfermedades y proporcionan productos de alta calidad.
La ganadería ecológica es un sistema de producción donde los animales se crían en libertad, y donde no se permite emplear medicamentos como tratamientos preventivos a las enfermedades, ni otras sustancias de síntesis química en los alimentos que consumen. Está regulada por el Reglamento (CE) Nº 1804/99.
La alimentación del ganado, tanto pastos como forrajes y suplementos, se realiza con alimentos producidos bajo métodos ecológicos, es decir, cumpliendo las normas de producción ecológica, estando prohibido el uso de alimentos transgénicos, cualquier tipo de hormonas de crecimiento, o productos para modificar los ciclos reproductivos.
Los animales deben ser principalmente alimentados con los recursos de las propias explotaciones, teniendo acceso directo a las zonas de pastoreo, planificando cultivos (heno, grano, paja...), en definitiva persiguiendo la autosuficiencia de la propia finca.
La salud de los animales debe basarse en la prevención y en un manejo adecuado. Se prohíbe el uso de antibióticos, estimulantes y aditivos de síntesis como tratamiento preventivo de enfermedades o como aditivo en la alimentación. Cuando un animal enferma, su curación debe basarse en el uso de medicinas naturales y la homeopatía.
Se restringe el uso de antibióticos y otros medicamentos convencionales para tratar a los animales enfermos, y sólo se usarán cuando sea imprescindible y con el objetivo de salvar su vida o evitar su sufrimiento.
La ganadería ecológica Tiene como objetivo principal ofrecer a los consumidores alimentos de origen animal de gran calidad tanto desde el punto de vista sanitario como del nutritivo y organoléptico, para cuya obtención es necesario respetar los siguientes principios básicos:
1. Conservación del medio y del entorno natural, manteniendo el medio físico y la atmósfera sin contaminación, la fertilidad natural del suelo y la biodiversidad; tomando como base el aprovechamiento racional de recursos por animales autóctonos, preferiblemente, y con una carga ganadera adecuada para evitar cualquier tipo de impacto negativo sobre el medio ambiente.
2. Máximo respeto hacia el bienestar y la protección de los animales, facilitándoles todas las condiciones que le son necesarias para un desarrollo vital adecuado y evitándoles cualquier tipo de daños, malos tratos, y molestias innecesarias a lo largo de toda su vida (manejo, transporte e insensibilización previa al sacrificio).
3. Evitar el empleo sistemático de sustancias químicas de síntesis en todo el proceso productivo, tanto en tratamientos medicamentosos de los animales como en forma de fertilizantes o aditivos a la hora de obtener o preparar los alimentos que han de consumir el ganado con el fin de poder garantizar de forma fehaciente la ausencia de sustancias residuales en los productos obtenidos de los animales que puedan suponer
algún riesgo para la salud del consumidor.
Para poder cumplir con estos principios es necesario que una ganadería ecológica respete al menos los siguientes aspectos:1. Alcanzar un cierto equilibrio entre la agricultura y ganadería en la explotación con el fin de aprovechar de la forma más racional posible todos los recursos renovables que el suelo produce para el ganado.
2. Diseñar sistemas de manejo ganadero, ligados al suelo, que permitan a los animales desarrollar de una forma natural todo su potencial genético.
3. Hacer uso de razas autóctonas que son más rústicas, resistentes al medio y a las enfermedades.
4. Alimentar, en la medida de lo posible, a los animales con recursos de las propias fincas, facilitándoles, por tanto, el acceso directo a los pastos (pastoreo), favoreciendo la rotación de parcelas (vacíos sanitarios), y potenciando la diversificación y rotación de cultivos (alternancia y barbechos).
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