La parrilla de MotoGP desembarca esta semana en Qatar, tres semanas antes del arranque mundialista en este mismo escenario, para realizar el último test de la pretemporada. Será el ensayo general nocturno, bajo los focos del circuito de Losail y en él no faltará Jorge Lorenzo, que viajó hasta allí ayer con el visto bueno de su médico y dispuesto a rodar, pero aún con dudas sobre el estado en el que se encontrará su fractura en el primer metacarpiano de la mano derecha, sufrida el pasado 11 de febrero mientras se entrenaba haciendo supermotard.
El subcampeón ya se perdió por ese motivo el anterior test de Sepang, lo que no fue demasiado preocupante ya que sí estuvo en el de primeros de febrero, acabando tercero, tras Rossi y Stoner, y con buenas sensaciones con la M1.
"Voy a Qatar para estar en el último test de la pretemporada. Creo que es importante que estemos allí", confirmó antes de viajar, para luego asegurar: "La fractura ocurrió hace menos de cinco semanas, pero no podía perderme este último test porque habría sido negativo para nuestros preparativos al no estar muy lejos de la primera carrera de la temporada".
Las manos son vitales para los pilotos y, por la lesión de la que se trata, la mayor dificultad que encontrará el 99 estará en las frenadas, al cargar el peso en el agarre de los semimanillares. Jorge tendrá el mejor material para probar en su estado: "El médico me ha hecho una protección especial en fibra de carbono y Dainese ha modificado el guante, para proteger aún más la fractura, así que veremos cómo nos va".
AS.com