Qué es Híspalis?
Híspalis es una herramienta informática creada por el español Albert Gabás, y presentada en España en octubre de 2005, en el IV Foro de Ciberpolicías. Fue ideada con la finalidad de hacer más eficaz la labor policial en los delitos informáticos relacionados con el intercambio de archivos de contenido pederasta o con derechos reservados por copyright. Pero es sin duda en los delitos de carácter sexual donde ha cosechado mayores éxitos policiales y popularidad. Este programa se ha convertido en la peor pesadilla del pedófilo en línea, que ya no puede sentirse seguro e inmune ante el anonimato que supuestamente le ofrece estar detrás de un teclado de ordenador. Tampoco el país en que se encuentre está siendo un problema, porque la policía española (Policía Nacional y Guardia Civil) comparten esa información con los demás colegas en el mundo, permitiendo, como ya ocurrió en algunas operaciones, realizar múltiples detenciones simultáneamente en diferentes países, e incautarse de numeroso material ilícito.
¿Cómo funciona Híspalis?
Híspalis utiliza las redes P2P, como las de Emule, Kazaa o Edonkey, para interceptar el material pederasta que viaja por las citadas redes. Previamente, los cuerpos policiales, aprovechando incautaciones anteriores o denuncias realizadas por particulares, han clasificado cientos de miles de fotografías y vídeos de contenido pedófilo, que son incluidas en una base de datos dinámica. Todos esos archivos tienen una “huella digital” unívoca que se relaciona directamente con su contenido, una especie de ADN que no puede ser alterada aunque se le cambie el nombre al archivo que lo contiene. Esas huellas son traducidas a la función hash utilizadas por las redes P2P, con lo cual, si durante el rastreo cualquier copia de alguna de ellas es interceptada (coincide inequívocamente con alguna de la base de datos policial), nos encontramos ante un presunto pedófilo que está intercambiando ese archivo con otra persona.
Obviamente, un archivo de contenido pedófilo puede estar siendo descargado por una persona de forma inconsciente; por ejemplo, ha buscado archivos que contengan la palabra clave “bebés” o “mamás” o “papás”, con la inocente intención de localizar libros de cuidado de recién nacidos, pero es sumamente fácil que en la respuesta del buscador aparezcan variados archivos de contenido sexual relacionado con esas palabras. En muchos casos, se ignora el contenido hasta que se descarga totalmente y es visualizado, y en otros casos el contenido pedófilo puede estar camuflado en un archivo cuyo nombre sea tan poco sospechoso como “video vacaciones”. El resultado de todo esto, es que nos puede aparecer una pareja de policías en nuestra casa, con orden judicial para hacernos un registro, y si en el disco duro de nuestro ordenador hay alguno de esos archivos, nos enfrentaremos a un delito serio y penado incluso con años de cárcel.
El ejemplo explicado es real; leed seguidamente unos párrafos de una noticia de mayo de 2008, referente a una sentencia del Supremo, en que se declara nulo el juicio de una mujer de Tarragona que había sido absuelta por estimarse vulnerado su derecho al secreto de las comunicaciones:
“La resolución de la sala de lo penal del TS estima el recurso del fiscal contra la referida sentencia, que absolvió a María del Carmen G. tras declarar nula la prueba en que se sustentaba la acusación por estimar vulnerado el derecho al secreto de las comunicaciones. Así, el Alto Tribunal ordena a la Audiencia de Tarragona que dicte otra sentencia, condenando o absolviendo a la acusada, en la que se tenga en consideración como pruebas legítimas las que declaró nulas.
“La implicada en el caso al que se refiere la sentencia realizó búsquedas de archivos a través de palabras clave como ‘bebés’, ‘mamás’, ‘papás’, ‘niñas’ o ‘mamás con bebés’, “sin que quede acreditado que pretendiera obtener a través de dichas búsquedas archivos que contuvieran pornografía infantil”. Algunos de ellos resultaron contener pornografía infantil que la usuaria eliminó, si bien fueron detectados por la policía.”
Así que, mucho ojo utilizando las redes P2P, porque sin querer puedes verte en un serio apuro con la justicia. Huelga decir, que esa mujer, aunque haya borrado los archivos pedófilos nada más ser descargagos y visualizados, seguían quedando disponibles en su disco duro, y la policía con un simple programa de recuperación de archivos los volvió a sacar a la luz, por tanto, está “pillada” y sólo un buen abogado con buenos argumentos para rebatir las pruebas policiales, podrá ayudarle a salir de este trance.