Girona arroja la toalla, la deuda histórica ha acabado pesando sobre un club.

Sport.- Después de 20 años de presencia ininterrumpida en la elite y tras haber vivido en la zona noble de la liga las últimas tres campañas bajo el patrocinio de Akasvayu, la directiva del CB Girona compareció ayer para anunciar que la próxima temporada no estará en la Liga ACB. La imposibilidad de encontrar un patrocinador o los ingresos necesarios para afianzar un presupuesto que permitiera afrontar todo el curso con plenas garantías ha sido el motivo que esgrimieron los gestores del equipo. El epitafio, sin embargo, lo escribió Josep Amat, propietario de Akasvayu y máximo accionista y presidente del CB Girona: “Si el sector financiero no estuviera como está, yo, como patrocinador, me podría endeudar y tirar para adelante pero ahora mismo tengo todos los grifos abiertos pero no sale agua”. La realidad es la que es y al Girona le ha sido imposible cumplir con los requisitos que fijó la ACB, que ya le había concedido un periodo extra de 10 días. La sociedad anónima se disolverá pero el club continuará funcionando para la base.

¿Qué pasará a partir de ahora? Es la pregunta que ninguno de los presentes supo responder pero Amat dijo estar convencido de que si “dentro de 15 días apareciera un patrocinador la ACB nos dejaría volver”. Poner en marcha otro proyecto para la LEB o preparar un retorno en años venideros son interrogantes que podrían plantearse en un futuro pero no ahora. Ahora, lo que preocupa a los directivos es encontrar la manera de gestionar este epílogo de la mejor manera posible porque lo cierto es que el club todavía debe dinero a parte de los integrantes de la plantilla del año pasado y muere con un lastre de 6.5 millones de deuda.

Tanto en la fase de penuria como en la de aparente opulencia del último tramo siempre vivió de espaldas a un sector empresarial gerundense tan próspero como poco propenso a invertir en el negocio del deporte profesional. Siempre dependió de una sola fuente de financiación. Primero fue Joaquim Vidal -propietario de los supermercados Valvi- y ahora Josep Amat y Akasvayu. El empresario tomó el relevo de la empresa Casademont que ya en su día entró en el club cuando éste había estado al borde de la desaparición a finales de los noventa. Las instituciones, que ya avalan el crédito que paga la deuda de la etapa Vidal, tampoco han querido invertir más dinero público en un club privado. En general, la sintonía entre los actuales gestores y las instituciones, no ha sido la mejor.

El portavoz de la directiva Santi Sardá fue el encargado de hacer el anuncio. “El CB Girona no se inscribirá en la ACB, no competiremos este año” y agradeció “a todos aquellos que han hecho esfuerzos por ayudarnos”.

Las tres últimas temporadas fueron las de más relumbrón. En la primera, los actos fuera de la pista al más puro estilo americano como la presentación de Raül López, el fichaje bomba de Fran Vázquez o la presentación oficial del equipo con la presencia de Akeem Olajuwon y Clyde Drexler en Fontajau. Volver a la Copa y al play-off tras años de ausencia fueron los logros deportivos. En el 2006 aterrizaron un director general, Antonio Maceiras, y un entrenador, Svetislav Pesic, que parecían tener la fórmula del éxito. Ganaron una Copa FIBA con Arriel McDonald en plan estelar y un emergente Marc Gasol, que se convirtió en el estandarte del equipo. En este último ejercicio, con Pedro Martínez en el banquillo, el equipo también rindió a pesar de que estuvo aquejado de fuertes problemas económicos desde un primer momento. Con una gran entereza de vestuario, logró el subcampeonato de la Copa ULEB y estuvo en la Copa del Rey y en el play-off, siempre cayendo en cuartos.