Re: El juego de las palabras encadenadas

3. Los cartagineses

Procedentes de Cartago, colonia fundada por los fenicios, al caer Fenicia en poder de los asirios extendieron su dominio a todas las colonias fenicias del Mediterráneo Occidental y consiguieron desplazar del mismo a los griegos. (s.VI a.C.).


En el s.IV a.C. firmaron un tratado con Roma por el cual ésta reconocía a los cartagineses el dominio del sur de la Península Ibérica. Después de la primera guerra púnica, y ante el poderío de los cartagineses en la península, Roma firma el Tratado del Ebro,  por el cual el río Ebro será la frontera del dominio cartaginés. (226 a.C.).

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A pesar de que el Mediterráneo sería el principal escenario de la navegación fenicia, marinos de este origen también tomaron contacto con el Atlántico, a juzgar por la narración del historiador griego Heródoto, quien da noticia del hito que debió suponer a fines del siglo VII a.C. la circunnavegación de África.

Patrocinada por el faraón Necao, la travesía, que se había iniciado en el Mar Rojo, en Egipto, discurrió desde Oriente por aguas del índico hasta Occidente, donde los fenicios habrían surcado las aguas del Océano Atlántico, antes de iniciar por el Mediterráneo el regreso al Delta del Nilo, tras aproximadamente unos 3 años.

Sin embargo, no fueron los únicos que experimentaron la aventura atlántica, ya que el Oceáno fue escenario también y de modo protagonista de otros periplos emprendidos por los cartagineses. A finales del siglo V a.C., un geógrafo griego nos transmite el viaje de Hannón, quien desplegando las velas desde Cartago en el Mediterráneo habría traspasado las célebres Columnas de Heracles para navegar por el Atlántico hasta el Golfo de Guinea.

En la misma época, otro cartaginés llamado Himilcón se dirigiría desde su patria en la misma dirección, con rumbo al Océano, si bien el destino de aquella travesía tenía como finalidad la costa atlántica de Europa. Bordeando Bretaña y arribando a las islas Cassitérides (actualmente Gran Bretaña e Irlanda), la finalidad de aquel viaje era la búsqueda de estaño y, en relación con este metal, la apertura de una nueva ruta comercial marítima que sustituyera la tradicional vía continental a través de Francia.

La navegación atlántica no fue, por tanto, un secreto para fenicios y cartagineses y, en cierto modo, podría explicar la colonización de la costa peninsular ibérica hasta la desembocadura del Tajo y su presencia temporal en las islas Azores, según reflejan algunos testimonios arqueológicos.