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Tate & Lyle Tasting House, un hotel comestible hecho de postres y golosinas
¿Se imaginan comerse la decoración del hotel en que se hospedan? ¿O los cojines de la cama de la habitación? ¿O una parte del buró? En Londres, esto es posible. En la ciudad fue inaugurado un hotel comestible, un establecimiento pop-up que brinda alojamiento y que está hecho de postres y golosinas: pasteles, merengues, macarrones, caramelos, chocolates y cupcakes al pormayor. Como la casa de Hansel y Gretel pero sin brujas comeniños de por medio... bueno, más o menos.
Tate & Lyle Tasting House, el hotel comestible de Londres, ubicado en el área de Soho, abrió sus puertas al público el miércoles 20 de marzo. Durante ese día, londinenses y turistas pudieron comerse las instalaciones del hotel, que disponía de 8 habitaciones dulces y temáticas.
Porque los huéspedes de este hotel comestible son invitados a comer todo lo que encuentren a su paso: cojines de vainilla, tapetes de merengue, tinas llenas de palomitas, amenities de leche malteada y demás. Por lo tanto, los arquitectos de Tate & Lale Tasting House tuvieron que hornear y cocinar en la misma proporción que trazar planos y proyectar distribuciones espaciales.
En la construcción participaron 14 especialistas que invirtieron dos mil horas en la preparación de las bases para el material de construcción y 900 horas en la decoración de las salas. Porque no se trataba sólo de que las habitaciones fueran de pastel, sino que fueran de pastel sabroso. Aunque parte del diseño estuvo a cargo de Miss Cake Head (cuyo aspecto es muy parecido al de una bruja comeniños), de Eat Your Heart Out, en el resultado final no se encontraron calaveras, víceras ni cupcakes en forma de corazones sangrantes.
La apertura del hotel formó parte de una campaña publicitaria de Taste & Lyle Sugars, empresa especializada en la producción de azúcar. Se trata de promocionar la línea Taste Experience a partir de un hotel decorado especialmente para "celebrar las diferentes propiedades de las distintas variedades del azúcar".
James Whiteley, de la compañía azucarera, define el hotel comestible: "Creemos que este hotel hecho de pastel capta perfectamente la emoción, la inspiración y la pericia que respaldan la creación de nuestra nueva línea azúcar".
La idea es curiosa y atractiva en tanto estrategia publicitaria, pero no funcionaría como una empresa de verdad. Por mucho que nos gusten las golosinas, a nadie le gustaría hospedarse en un hotel cuyos tapetes le dejen los pies embarrados de melcocha.