El último capítulo ha sido una película de terror". Habla Stefan Schumacher, el hasta ayer líder del Tour de Francia. Tuvo en su mano retenerlo hasta que, ya en el último kilómetro, un movimiento hacia la derecha en el grupo de cabeza provocó una colisión entre la rueda delantera de su bicicleta y la trasera de la de Kim Kirchen. "Él ha provocado mi caída. No es justo que tenga el maillot", dijo tras la llegada. Kirchen no admitió los cargos: "Yo no he provocado nada. No hice ningún movimiento extraño".
Al margen de la polémica, Kirchen (30 años), hijo y sobrino de ciclistas, ha logrado poner una muesca más en el historial de Luxemburgo en el Tour de Francia. Y no es cualquier cosa. Este pequeño país tuvo hace justo 50 años a un Ángel de la montaña que llegó a París de amarillo, amigo para siempre de Federico Martín Bahamontes.
Se llamaba Charly Gaul, ya fallecido en 2005 a los 72 años de edad por una embolia cerebral. En 1959, Gaul vistió de amarillo en la salida del Tour en Mulhose. Desde entonces ningún luxemburgués había vuelto a tener ese honor.
Sucesor de Gaul.
"Ya he hecho algo grande. No quiero dejar ya este maillot hasta que alguien me lo quite", dijo Kirchen, orgulloso, y retratado ya como otra esperanza del ciclismo de su país. Los hermanos Schleck, compañeros de Sastre en el CSC, tienen ya alguien con quien competir.
"Si logro pasar los Pirineos sin perder tiempo por qué no puedo pensar en ganar el Tour", insistió Kirchen. Sus piernas van a dictar esa sentencia, y será con la ayuda de un estupendo equipo, el Columbia de George Hincapié. Dicen en Luxemburgo que los Kirchen siempre fueron ciclistas "rudos y orgullosos": lo justo que se necesita para que el Tour no le arrolle.