GIRO DE ITALIA Cima gana el pulso al pelotón antes de la traca final

                                                       


Pascal Ackermann se bajó de la bicicleta durante la ascensión a Anterselva. Al esprínter alemán le tuvieron que convencer en el coche del Bora para que no abandonara el día anterior a la última oportunidad para la volata. “¡¡Fuuuuck!!”, atronó en la meta de Santa María di Sala. Uno, dos, tres, cuatro… hasta cinco contundentes golpes al manillar. A Ackermann se le escapó su tercera victoria en el Giro de 2019 por apenas unas pedaladas. Pura frustración. Triunfó la fuga por unos pocos metros. Triunfó la obstinación y la perseverancia de Damiano Cima, más de 900 kilómetros lejos del grupo en busca de una recompensa que no llegaba. “¡¡Sììììì!!”. Pura felicidad.


Debutante en la ronda italiana, su primera diana en una grande la celebró todo el pelotón: un éxito para los jornaleros y cazafortunas. A los 25 años, Cima justificó la presencia del Nippo-Vini Fantini en el Giro y prácticamente una trayectoria deportiva de momento muy modesta. A Ackermann le quedó el consuelo nada menor de recuperar la maglia ciclamino de manos de Arnaud Demare. Si al Bora le salen bien las cuentas, conservará la prenda hasta Verona.


Damiano Cima y Mirco Maestri, quienes han coincidido en cuatro escapadas en este Giro, se marcharon junto a Nico Denz, el que puso más empeño, camino de Santa María di Sala. 222 kilómetros para descender desde los Alpes hasta casi Venecia. Los equipos de los velocistas se despistaron y Cima aprovechó la ocasión. En vísperas de las tres jornadas que van a decidir la carrera, dos de alta montaña y la contrarreloj de Verona, los favoritos y sus compañeros se dedicaron a no sufrir ningún percance y a silbar mientras se producía una infructuosa caza.