Comienza la prueba del Aston Martin DB11 V8
Arranco y el V8 inunda el habitáculo, pero no: aquí el ronco borboteo de los Mercedes-AMG no está presente y el sonido es más agudo y más sofisticado. Sin duda este ha sido el trabajo técnico más importante para la marca británica: conseguir que el motor V8 de AMG suene como un auténtico Aston Martin y eso se ha conseguido gracias a un sistema de escape completamente renovado y que aumenta la frecuencia del sonido para hacerlo más agudo.
El puesto de conducción me gusta: el volante se puede ajustar de manera eléctrica hasta conseguir su posición ideal. También me gusta la visibilidad que se consigue desde el interior. Frente a mí, en el volante me encuentro con dos botones que serán muy importantes durante la prueba del Aston Martin DB11 V8: el de la izquierda modifica la dureza de la suspensión, mientras que el de la derecha, gestiona los diferentes modos del motor/cambio/escape. Es fantástico poder gestionar estos elementos de manera separada, ya que en muchas ocasiones nos encontramos que van unidos en un mismo gestor que modifica el comportamiento de todo a la vez.
Empiezo a rodar con la suspensión en modo confort y el motor en configuración ‘tranquila’. La verdad es que desde el primer segundo es un propulsor que se siente pleno de fuerza, gracias a sus 510 CV y sus 675 Nm de par desde solamente las 2.000 revoluciones. Es un motor absolutamente fantástico, una obra maestra y, sin duda, uno de los mejores propulsores de los últimos tiempos: es compacto, con los turbos integrados dentro de la bancada de los cilindros y con un tacto delicioso.
PRUEBA: Ferrari GTC4Lusso
En los primeros kilómetros descubro que este coche es un auténtico rodador capaz de tragar kilómetros como si no hubiese un mañana. Te hace sentir bien en el interior, mientras que el confort que consigue es muy bueno. En autopista es un auténtico matagigantes, con muchas de las cosas buenas de un Mercedes potente, pero con ese estilo Aston Martin tan atractivo: poca gente no gira la cabeza cuando la adelantas.
Decido salir de su previsible área de confort y me voy a ir a un tramo de curvas para ponerle las cosas difíciles. He aquí cuando entra la magia de la electrónica y la tecnología. Coloco la suspensión en su modo más duro y radical, el motor en su modo más salvaje, el escape en su modo más sonoro y la transmisión en modo secuencial, para manejar el cotarro desde las levas (de una calidad brutal) tras el volante. Hundo el pedal derecho y salgo disparado, envuelto de un sonido ahora mucho más estimulante. ¡Qué pasada!
La suspensión es ejemplar. La diferencia es brutal y ahora es mucho más dura; se filtra en el interior hasta la más pequeña imperfección del asfalto. Lo que antes era confort, ahora es precisión. La dirección quizás sea lo más flojo, junto con el tacto de los frenos: aquí es inevitable que salga a relucir su aspecto GT, pero ojo, es más flojo comparándola con la de auténticos deportivos, en su liga está entre los mejores. Esos cien kilos menos en el eje delantero hacen que el frontal sea ahora mucho más ligero y directo, el coche entra en las curvas con nobleza y el apoyo es eficaz gracias a la suspensión en su modo más duro: es casi una tabla y los balanceos se reducen a la mínima expresión.
Tengo una bomba bajo el pedal derecho y una alfombra voladora bajo mi trasero
Termino con una sonrisa en la cara y es momento de volver a casa. Coloco de nuevo la suspensión en modo confort, pero con el motor, cambio y transmisión en su modo más emocionante. Es fantástico combinar estos elementos de manera separada: ahora tengo una bomba bajo el pedal derecho y una alfombra voladora bajo mi trasero.
Generalmente no soy muy fan de los ‘coches para todo’. Me gusta un todoterreno que solamente sea bueno en off-road; me gusta un deportivo radical que solamente sea bueno en una carretera de curvas y me gusta una berlina que solamente sea buena en ofrecer confort en una autopista. Ahora bien, con coches como este, quizás me esté quedando en el pasado y haya que evolucionar: el deportivo de la prueba, el Aston Martin DB11 con motor V8, combina dos mundos de manera magistral y ante eso, solamente se puede aplaudir. ¡Buen trabajo!
A destacar A mejorar
Motor Precio
Estilo y pasión por los pequeños detalles Sistema de entretenimiento algo anticuado
Suspensión Plazas traseras testimoniales
Ficha técnica Aston Martin DB11 V8
Motor Cilindrada 3.982 cc
Cilindros 8 en V
Potencia máxima 510 CV / 6.000 rpm
Par Máximo 675 Nm / 2.000-5.000 rpm
Transmisión Caja de Cambios Automática, 8 velocidades, convertidor de par
Tracción Trasera
Suspensión Delantera Paralelogramo deformable / Resorte helicoidal / Barra estabilizadora
Trasera Paralelogramo deformable /Resorte helicoidal / Barra estabilizadora
Dimensiones Longitud 4.750 mm
Anchura 1.950 mm
Altura 1.290 mm
Distancia entre Ejes 2.805 mm
Alimentación Tipo de Alimentación Inyección directa. Turbo
Peso Peso 1.835 kg
Prestaciones Velocidad Máxima 300 km/h
Aceleración 0-100 km/h 3,9 seg
Consumos Urbano n.d
Extraurbano n.d
Combinado 9,9 l/100 km
Emisiones Emisión CO2 230 g/km (Euro 6)
Precio Precio Oficial 209.899 euros