KTM X-Bow-Radical

KTM es un prestigioso fabricante de motocicletas, con un brillante historial en la competición de dos ruedas. Inicialmente destacó en especialidades off-road,para después probar, también con éxito, en competiciones de circuitos de asfalto. Ahora, su ambición va más lejos, al introducirse en el mundo de las cuatro ruedas. Y no lo ha hecho por una vía tradicional, sino que ha escogido un camino atrevido e innovador, creando un vehículo matriculable y apto para el uso diario, pero con las mejores posibilidades para llegar a un circuito permanente y disfrutar al máximo de su apasionante conducción.
Con el fin de asegurar el éxito de esta atrevida operación, KTM se ha asociado con auténticos especialistas en cada faceta. Para la creación del chasis, han confiado en Dallara, líder mundial en creación de vehículos de competición, aligerándolos s mediante la utilización de fibra de carbono. La suspensión fue encargada a otro especialista, White Power, y para el motor, el socio escogido fue el grupo VAG.

Diferente
Tan sólo hay que contemplar el vehículo unos segundos para darse cuenta de que el KTM es una propuesta diferente al resto. Su tamaño es reducido, 3,73 metros de longitud, pero sus formas externas son tan espectaculares que no pasa en ningún momento desapercibido.
Tener un coche que carece de techo, e incluso de parabrisas es, desde luego, dudosamente práctico en el día a día. De hecho, es un modelo que no ofrece concesión alguna al capítulo del confort, algo que puede comprobarse desde el momento en que se inicia su conducción. El asiento del conductor es duro y no tiene regulaciones de posición, siendo los pedales los que disponen de movimiento longitudinal, mientras que el volante sí ofrece regulación de altura y profundidad. Los cinturones son de cuatro puntos de anclaje, un hecho que permite prescindir de los airbags delanteros.
El cuadro de instrumentos se reduce a una pequeña pantalla ubicada en el lugar donde normalmente se puede encontrar la consola central. Dispone de arranque por botón y el resto de los mandos e interruptores para gestionar la conducción del vehículo están centralizados en el volante de dirección, que incluye información práctica, como el momento de realizar un cambio de marcha. Por supuesto, el acompañante debe sufrir en su asiento las mismas limitaciones de espacio y confort que el conductor. Y el maletero, sencillamente, no existe.
La justificación de este vehículo, aunque pueda parecer complicado, sí existe. La necesaria seguridad en las carreteras viene marcada por unos límites de velocidad muy rigurosos y la alternativa para disfrutar de la conducción de un vehículo de altas prestaciones no es otra que acudir a un circuito permanente de velocidad y disfrutar de una tanda de pruebas con un grado de seguridad muy elevado.
Los apasionados de la velocidad suelen disponer de un vehículo para este tipo de actividades, pero a su vez deben poder contar con un remolque y un parking adicional. El KTM soluciona de una vez todos estos problemas, ya que el conductor puede acudir al circuito circulando por las carreteras con su X-Bow y una vez allí, sin necesidad de modificaciones, disfrutar de todo un pura sangre.
El motor de 240 CV, combinado con la ligereza del vehículo (por debajo de los 800 kilos), se traduce en unas aceleraciones espectaculares. Con un reparto de pesos excelente gracias a la ubicación central del motor, su conducción es muy divertida, pues muestra una gran agilidad y una increíble velocidad de paso por curva. Su condición de vehículo de tracción trasera aconseja prestar atención a los deslizamientos del tren posterior, aunque estos suelen producirse con cierta progresividad. Las ruedas traseras ofrecen una mayor anchura, para digerir mejor la entrega de potencia y transmitirla con mayor eficacia al asfalto.
Una vez el conductor se familiariza con el vehículo, este dispone de diversas regulaciones para modificar su comportamiento. Así, las suspensiones son regulables en diversos aspectos, como los alerones y difusores.
Prestaciones al margen, en ciudad se beneficia de sus limitadas dimensiones para estacionar con facilidad. En carreteras viradas confirma su tremenda agilidad y en vías rápidas invita a tomarse los trayectos con calma y disfrutar a cielo abierto de la conducción de un cabrio.