Se cumplen 100 años desde que se construyera el primer coche volador, y seguimos esperando que llegue un producto viable. Parece, pese a ello, que la espera toca a su fin, porque hay planes de que se entreguen ejemplares de la primera serie de producción de un coche volador en el plazo de un año.
Glenn Curtiss desveló su Autoplane en 1917 y, al estallar la Segunda Guerra Mundial, se idearon una serie de coches voladores, entre ellos el Airphibian, el Aerocar y el Arrowmobile.
Apenas un siglo después de que el Curtiss Autoplane hiciera su debut, PAL-V (
www.pal-v.com) planea entregar sus primeros coches voladores, pero hay montones de rivales siguiéndole los talones. Entre ellos se incluyen Neva Aerospace (
www.neva-aero.com), Kitty Hawk (
www.kittyhawk.aero) y Urban Aeronautics
www.urbanaero.com). También están en la carrera Aeromobil (
www.aeromobil.com) y Terrafugia (
www.terrafugia.com).
Hasta la fecha no han aparecido los coches voladores fundamentalmente por dos razones: había que hacer que la tecnología funcionara y era necesario que cumplieran con las normativas. Le llegada de nuevas técnicas de fabricación, materiales de la era espacial y tecnologías de vanguardia han acelerado el proceso de desarrollo, aunque salvar los diferentes escollos legales ha ralentizado el proceso.
Stefan Vadocz, de Aeromobil, lo explica así: “No se pretende sugerir que los conductores podrían comprar un coche volador y despegar donde ellos quieran. Tendrían que tener licencia de piloto y solamente podrían despegar en zonas designadas. La navegación aérea está estrictamente regulada y controlada para minimizar las probabilidades de que haya un accidente, y eso no va a cambiar”.