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Chincheta Autor Tema: Aventura: Los catorce Ochomiles.  (Leído 7262 veces)

05/08/2009, 16:41 -

Aventura: Los catorce Ochomiles.

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Capítulo I.

Con este relato sobre las catorce montañas más altas del planeta, Sebastián Álvaro (creador de Al Filo de lo Imposible) inicia una serie de reportajes sobre superación humana, historia, exploración y aventura. En próximas entregas, la conquista de los Polos Norte y Sur.


Sebastián Álvaro | 05/08/2009

El Himalaya siempre ha ejercido una poderosa e irresistible capacidad de fascinación sobre los hombres. El haberse mantenido fuera del alcance de los occidentales hasta finales del siglo XIX, unido al halo de misterio que lo envolvía, contribuyó a crear su leyenda. El nombre de Himalaya proviene del sánscrito y significa "morada de las nieves perpetuas". Es un nombre perfecto para describir la cadena que reúne las montañas más altas del mundo. Es una impresionante creación de la naturaleza, el producto de las fuerzas orogénicas, de la brutal colisión de dos continentes que ha levantado las montañas más altas del mundo lanzándolas al cielo.

Entre ellas destacan poderosamente las catorce grandes cimas de más de ocho mil metros. No es de extrañar que desde el comienzo los alpinistas se fijaran en estas catorce, aunque los británicos argumenten, con ciertas dosis de cinismo e ironía, que ellos como no utilizan el sistema métrico decimal y miden la altitud en pies, no han contribuido a la popularidad de la que gozan hoy los ochomiles. Sin embargo, fueron alpinistas ingleses los que comenzaron avivando esta pasión por las montañas más altas de la tierra.
Montaña asesina.

En 1895 Alfred Mummery, un alpinista británico considerado como el inspirador del alpinismo moderno, se encontraba en las laderas de una de estas montañas, el Nanga Parbat, que con sus 8.125 metros cierra la colosal cadena del Himalaya por su extremo occidental. Era la primera vez que se iba a intentar una escalada de este tipo pero Mummery llegaba al Himalaya precedido por sus grandes escaladas en los Alpes. Mummery resumió en una frase tanto su filosofía del alpinismo moderno como de una forma de vivir: "Cuando todo indica que por un lugar no se puede pasar, es necesario pasar. Se trata de eso".

Con ese espíritu inquieto se dirigió al Himalaya, por entonces sin explorar o muy mal conocido. El Nanga no tiene comparación posible con ninguna de las montañas alpinas. Su descomunal presencia debió impresionar a Mummery, pues desde el río Indo se levanta 7.000 metros hacia el cielo, convirtiendo ese espacio en el mayor desnivel de la Tierra.

Aunque el británico lo intentó con un estilo limpio y una tenacidad sin límites, sería la primera víctima del Nanga. Unos años más tarde la escalada del Nanga Parbat se convertiría en la obsesión de los mejores alpinistas germanos que se estrellaron en sus laderas y que le valieron el negro apodo de "montaña asesina" o "la montaña del destino". Hasta bien entrada la década de los cincuenta el Nanga Parbat seria el ochomil que más víctimas se cobraría. Y sigue haciendo honor a su fama. Hace pocos días el Nanga se ha llevado la vida de la coreana Go Mi-Sun quien acababa de apuntarse su undécimo ochomil y estaba en el sprint final de la carrera por ser la primera mujer en ascender los catorce.

En los años veinte y treinta del siglo XX se llevaron a cabo un buen número de expediciones a estas montañas, por ejemplo siete al Everest siempre a cargo de británicos, donde desaparecieron dos alpinistas, Irvine y Mallory, sin saber si llegaron a pisar la cima. Lo cierto es que al comenzar la segunda guerra mundial ningún ochomil había sido conquistado.
Avances.

A comienzos de los años cincuenta se reinician los intentos. Pero para entonces las expediciones son organizadas con precisión militar y los adelantos tecnológicos derivados de la gran contienda ponen a disposición de los alpinistas unos medios tecnológicos más eficientes, sobre todo, en los sistemas de oxígeno. Son grandes empresas en las que se pone en juego el orgullo nacional. Nunca como entonces se sustituye la imaginación en la escalada por la voluntad de vencer.

Y así en el breve plazo de catorce años, (desde 1950 en que se ascendió el primero de ellos, el Annapurna, hasta 1964 en que cayó el último, el Shisha Pangma) los catorce ochomiles fueron conquistados. Fueron los tiempos gloriosos de las grandes expediciones al Himalaya, cuando la tirada de libros como Annapurna, primer ochomil. Rivalizaba en éxito de ventas con un clásico como La Biblia. Sin embargo, tras esta época de conquista surgió, como ya había ocurrido en los Alpes, otro alpinismo, bajo un punto de vista deportivo, más libre y limpio, y más puro éticamente. Desde entonces se instaura la limpieza de medios y el alpinismo se convierte en "el arte de hacer más con menos".

Fueron alpinistas como Hermann Bull, Kurt Diemberger o Bonatti los que comenzaron a trazar esta línea, pero sería el italiano Reinhold Messner quien en 1986 se convertiría en el mejor alpinista de todos los tiempos, siendo el primer ser humano en escalar las catorce montañas de ocho mil metros y además en hacerlo sin botellas de oxígeno. Era el inicio de una nueva era. Inauguraba también un reducido club al que luego se han incorporado algo más de una docena de alpinistas, entre los que se encuentran dos españoles: Juanito Oiarzabal y Alberto Iñurrategui. Sin embargo, muchas de estas ascensiones no han tenido el valor de las realizadas por el italiano: las montañas se han masificado, hay cuerdas en las rutas, se dispone de teléfonos satélite, se emplean helicópteros, se abusa de sherpas y campamentos y en muchas de ellas, es casi imposible estar solo. Todo un contraste con aquella época dorada.
Reto femenino.

Sin embargo la atracción por las catorce montañas más altas del planeta no ha disminuido, más bien todo lo contrario. A la "absurda colección", como ha llegado a ser calificada, de los varones, ahora se han sumado las mujeres. En el tramo final hay cuatro muy fuertes y motivadas. Ayer mismo, la surcoreana Oh Eun Sun se colocó en cabeza de esta carrera tras hacer cumbre en el Gasherbrum. Tras ella se encuentran la austríaca Gerlinde Kaltenbrunner y la española Edurne Pasaban con doce ochomiles conquistados, aunque sólo Kaltenbrunner los ha ascendido sin botellas de oxígeno (la española ha utilizado oxígeno en dos). Otra italiana, Nives Meroi, tiene once lo que, vista la situación actual, parece que la descarta como posible vencedora. Sin embargo en montaña también cabe, como en el fútbol, resultados sorpresa. Como ejemplo, la hazaña de ayer de la coreana y el fracaso de la austríaca en el K-2.

Mientras tanto, todavía hoy, los nativos que habitan a su sombra consideran a muchas de estas montañas como sagradas. Un gran poeta hindú, escribió: "Con razón le dan el nombre de Señor de las Montañas porque la Divinidad anida en su alma..." Para ellos ese espacio, casi un universo en sí mismo, lleno de misterios e intrigantes retos, se encuentra más cerca de la imaginación que del deporte.

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Capitulo II

 El Ártico ha sido ha sido y es un lugar inhóspito y salvaje, pero desde finales del siglo XIX varios exploradores arriesgaron sus vidas por alcanzar el Polo Norte Geográfico. Sebastián Álvaro (creador de Al Filo de lo Imposible) nos descubre sus vidas. Mañana, la Antártida.

Sebas Álvaro | 06/08/2009

En Espejo del rey, un tratado de 1200 para el rey de Noruega, el autor examina los móviles que impulsan a los hombres a la exploración y cita: el afán de lucro, el de gloria y el de la aventura pura y simple. En el caso de los polos, sólo los dos últimos existen aunque, como señala Paul-Emile Victor, la realidad es que fue el afán de aventura lo que de verdad movió desde sus inicios a los exploradores polares. Sólo así puede explicarse que Peary, tras sobrevivir a una durísima expedición al Polo Norte Geográfico en 1893 en la que tuvo que amputarse a sí mismo siete dedos de los pies para salvar la pierna, escribiese: "Ahora es cuando me ha atacado de verdad la fiebre ártica". Y, en efecto, regresó en varias ocasiones hasta que, en 1909, afirmó haber llegado por fin al Polo Norte Geográfico, un logro que hoy casi nadie admite pero que no le quita un ápice de dureza al discutido explorador estadounidense. Esa fiebre que despiertan las masas heladas más grandes del planeta es común a un puñado de hombres singulares, aventureros extremos como Franklin, Nansen, Scott, Wilson, Cherry Garrard, Shackleton o Amundsen, quienes escribieron sobre esas blancas llanuras algunas de las páginas más asombrosas de la historia de la exploración humana de la Tierra.

En los 66º33? Norte se encuentra la línea que delimita el Círculo Polar Ártico, dentro del cual se sitúa el Océano Glaciar Ártico, un mar congelado rodeado por tierras continentales. En su interior más alejado están los 90º de latitud Norte que marcan el Polo Norte Geográfico, un desierto de hielo. Siempre que se habla del Polo Norte surge la comparación con la Antártida. Las diferencias son muchas. La sequedad del continente antártico contrasta con las brumas oceánicas del Norte; el hielo del Norte es marino, el del Sur continental; hay osos polares en el Ártico y pingüinos en la Antártida. La principal distinción entre ambos es que la Antártida es un continente aplastado por el peso del hielo que lo cubre (y que en algunos lugares supera los 4.000 metros de espesor) mientras el Polo Norte no es más que una inmensa balsa de agua helada que flota en un océano profundo. Es desolador: hielo flotante, con apenas 3 metros de media de espesor, comprimido, empujado y desgarrado por el movimiento del océano.

El Ártico siempre ha sido un lugar inhóspito y desconocido, y por ello siempre ha suscitado el interés de los hombres estimulados por conocer sus barreras naturales. Hombres como Peary, que tras siete expediciones al Polo, dijo haber alcanzado los 90º de latitud Norte el 6 de abril de 1909.

En un telegrama enviado al presidente Theodore Roosevelt, proclamó que "la bandera estrellada se ha plantado en la cima del globo". Había conseguido lo que ansiaba. Sus compañeros esquimales de aventura creían que el "aiguishu", el Gran Clavo, debía tener un gran valor puesto que aquel hombre mostraba pasión por encontrarlo.

Polémica.

Cómo explicarles que ni siquiera existía tal clavo. Sin embargo, las dudas surgieron y Peary no consiguió aportar pruebas irrefutables del logro, enzarzándose en una ruidosa polémica con el también norteamericano Frederick Cook quien reclamaba para sí el honor de ser un "nuevo Colón", pues afirmaba haber llegado un año antes, el 21 de abril de 1908.

En 1983 un congreso internacional sobre el Polo Norte, después de examinar los documentos presentados, llegó a la conclusión de que tanto Peary como su competidor Cook no habían ofrecido pruebas que apoyaran sus afirmaciones. Según Wally Herbert, "...ésta es la hipótesis más generosa. La otra es que los dos mintieron." Resulta indiscutible que Peary figura entre los más grandes exploradores polares de todos los tiempos. Pero también lo es que fue uno de los más cínicos, ambiciosos y aprovechados. A través de su Club Ártico, Robert Peary se dedicaba al lucrativo comercio de pieles y colmillos de morsa y de narval, que adquiría de forma muy ventajosa a los esquimales. Y aún fue más lejos, vendió los esqueletos de esquimales muertos por epidemias, que su equipo había traido, al Museo Americano de Historia Natural.

Otro apasionado por el Ártico representa la antítesis moral y de comportamiento de Peary. Fridtjof Nansen es, por derecho propio, uno de los grandes exploradores de todos los tiempos; de esa clase de hombres que han luchado por arrancar terrenos a las tinieblas y a la ignorancia arrebatándoselos con ingenio y valor.

Grandes hombres.

Era aquel un tiempo de hombres resueltos. No hacía mucho había ocurrido la tragedia del Erebus y el Terror donde murieron las tripulaciones de ambos barcos al mando del británico Franklin que trataban de buscar el Paso del Noroeste o, por ejemplo, al año siguiente de la expedición de Nansen, tres hombres tratarían de llegar volando en globo al Polo Norte, aunque perecieron en el intento. Poco después, surgirían hombres de la talla de Amundsen, Scott o Shackleton, cuyas hazañas cambiaron la percepción del mundo y de la exploración.

Nansen construyó un barco único para adentrarse en los mares helados: el Fram, que significa Adelante, y dejándolo derivar aprisionado por los hielos alcanzaría los 86º 14' Norte entre los años 1893 y 1896. Sería el punto más al norte alcanzado hasta entonces por el ser humano.

Nobel.

El noruego siempre luchó por hacer el bien y lo llevó a la práctica durante los estragos producidos por la Primera Guerra Mundial y, al frente de la Cruz Roja, colaborando en la ayuda a los necesitados de la zona del Volga y el sur de Ucrania. Por esta labor recibió el premio Nobel de la Paz en 1922. Nansen concluía su magnífico libro En la noche y entre los hielos escribiendo: "El hielo y las largas noches de luna, con su tormento, me parecían un sueño remoto de otro mundo, un sueño que había surgido y se había desvanecido. Pero ¿qué valor tendría la vida sin sus sueños?".

07/08/2009, 16:26 -

Re: Aventura: Los catorce Ochomiles.

#2
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Polo Sur: conquistadores a casi 90 grados bajo cero



CAPÍTULO III Y FINAL

Sebastián Álvaro (creador de 'Al Filo de lo Imposible') finaliza hoy su serial sobre la conquista de los catorce ochomiles y los polos con el capítulo dedicado a la exploración de la Antártida. El continente helado sigue siendo desconocido y ejerciendo una gran fascinación.


Sebas Álvaro | 07/08/2009

El sueño de la Terra Australis Incognita, la Antártida, alimentó las vidas de unos aventureros excepcionales que compartieron un mismo tiempo histórico y una misma pasión: conquistar el último lugar de la Tierra, el más remoto, el más extremo, el último continente. "¡Dios mío, éste es un lugar horrible!" Esta frase, escrita en su diario por el capitán Robert Falcon Scott poco antes de perecer en su dramático regreso del Polo Sur geográfico, es la única y negativa impresión que la gran mayoría de personas tenían de la Antártida. Aun siendo innegable la severidad del continente austral, no es menos cierto que la Antártida posee una belleza cautivadora a la que nadie de los que la hemos conocido ha podido resistirse.

La mejor palabra para describir el último continente descubierto es "extremo". Temperaturas increíblemente bajas, de hasta casi 90 grados bajo cero; vientos huracanados de casi 300 km/h; su posición en el globo, que hace que el ángulo de incidencia de los rayos solares sea mínimo; sus mares, sus témpanos a la deriva, como islas. Todo en ella es riguroso y cruelmente salvaje.

Desconocida.

Ello ha determinado su aislamiento geográfico y su tardío conocimiento. De hecho, aún hoy muchas de sus regiones están menos fotografiadas que la Luna. Sobre sus 14 millones de km2 se extiende este manto helado, que con un espesor medio de 2.000 metros -en algunos lugares supera los 4.500- conforma el 90% del hielo existente y, lo que es más importante, casi el 70% de las reservas de agua dulce del planeta. Su peso, calculado en 27 trillones de toneladas, ha hundido el continente unos mil metros. Esta enorme capa de hielo tiende a moverse de una forma centrífuga, del interior a la costa, en un largo viaje hacia el mar que puede durar millones de años. Al llegar a él se expande en una de las más sorprendentes formaciones del continente antártico: las Barreras de Hielo. Su espesor puede ser de más de mil metros. La más grande de todas estas barreras heladas, el Hielo de Ross, puede llegar a tener hasta 500.000 km2, la misma superficie que España. La Antártida forma un ecosistema único. A largo plazo, determina los climas de la Tierra a través de la circulación oceánica y atmosférica, influyendo en un buen número de ecosistemas terrestres y marinos. Sobre la meseta polar, a 2.835 metros sobre el nivel del mar, se encuentra el Polo Sur geográfico, el punto en el cual se sitúa el eje de rotación de la Tierra, el punto de Latitud 90º Sur en el cual se unen los meridianos.

Este lugar atrajo los intereses de científicos, exploradores y aventureros. De esta forma exploradores británicos y noruegos fueron protagonistas de una competición por ser los primeros en alcanzar ese punto geográfico. "Nunca he conocido a nadie que se haya visto tan diametralmente enfrentado a sus deseos. Desde niño he soñado con llegar al Polo Norte y heme aquí en el Polo Sur". El noruego Roald Amundsen pronunció esta frase justo en los 90º Sur, un lugar que nunca antes había sido pisado por el ser humano.

Planificación.

Y, sin embargo, la victoria del equipo liderado por Amundsen, el 11 de diciembre de 1911, apenas tuvo que ver con la fortuna. Se basó en una correcta evaluación de los problemas y a una planificación rigurosa. Además el líder poseía una gran experiencia, era valiente y sus decisiones se demostraron acertadas en casi todas las expediciones que acometió.

La suerte corrida por su competidor el británico Scott y sus compañeros fue, desgraciadamente, muy diferente. Los británicos pagarían caro una sucesión de decisiones erróneas. Pero no pueden compararse sin más las dos expediciones que competían por hacerse un lugar de honor en la leyenda. En primer lugar, Scott y Amundsen son dos líderes distintos: Amundsen, frío y metódico; Scott, inseguro y extremadamente sensible. Mientras que a Amundsen y sus compañeros les arrastraban los perros, los británicos arrastraron ellos mismos los trineos. Además Wilson, el lugarteniente de Scott, perseguía finalidades científicas.

Fotografía.

El Polo Sur, a salvo de la curiosidad de los hombres desde el origen de los tiempos, va a ser visitado dos veces en el transcurso de unos días. La visión de la tienda dejada por los noruegos 34 días antes fue la última de las decepciones de la expedición británica. La fotografía de los cinco expedicionarios con la bandera británica es un documento histórico, pero, antes que nada, un estudio psicológico, que refleja la patética imagen de la derrota y la infinita tristeza de esos hombres cansados, sin nada por lo que luchar ya. Las últimas palabras escritas por Scott son más una súplica que una queja: "Viernes 29 de marzo. Afuera, delante de la tienda, todo el paisaje es una terrible ventisca. Resistiremos hasta el final; la muerte ya no puede estar demasiado lejos: es una lástima, pero no creo poder seguir escribiendo. R. Scott. Por el amor de Dios, cuidad de nuestras familias". Y luego, donde había escrito, "envíen este diario a mi esposa", con espantosa claridad, lo sustituye por "mi viuda". Así entran en la leyenda, narrada mil veces. Y es entonces cuando Scott logrará vencer a Amundsen. Es la historia de unos hombres que en busca de la gloria dejaron todo, hasta la vida. Una de esas historias que, como escribió Stefan Zweig, "...es la más grandiosa tragedia de todos los tiempos, la que, de cuando en cuando, logra crear algún poeta, y la vida miles de veces".

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