La cantidad de luz que nos rodea determina cuan bien vemos, trabajamos, estudiamos y jugamos. La luz tiene relación directa con nuestra salud, seguridad, comodidad y con el disfrute de la vida.
Muchas veces el ahorro pasa por cosas muy simples, tanto en tu casa como en la escuela y lugares de trabajo, desde lámparas encendidas en lugares bien iluminados, hasta el aprovechamiento de las ventanas para favorecer la luz y el calor.
-Aprovecha al máximo la luz natural.
-Las lámparas deben estar bien limpias para que aumenten su rendimiento
-Elige la potencia correcta, para no consumir más de lo que es necesario.
-Elija el tipo de lámpara más adecuado para cada uso (por ejemplo, las fluorescentes se suelen reservar para las cocinas)
-Mejore los controles de iluminación, usando, por ejemplo, dimmers, timers, sensores de movimiento o fotocélulas.
-Debes apagar las luces de las habitaciones que no estés usando y adecua los niveles de luz de acuerdo a la parea que este realizando. Por ejemplo: coser requiere más luz que cocinar.
-Puedes usar menos lámparas: una lámpara grande es más económica que un conjunto de lámparas más pequeñas.
Por ejemplo: Una lámpara de 100w consume la misma energía que cuatro lámparas de 25W cada una, pero produce aproximadamente el doble de luz.
-La suciedad y el envejecimiento de las paredes reduce la cantidad de luz que pueden reflejar .
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