Las empresas tienen un efecto considerable sobre el medio ambiente, por lo que deben cumplir la normativa que la Unión Europea tiene en toda una serie de áreas tales como la calidad del aire, los productos químicos o la gestión de residuos. El cambio climático, el mantenimiento de la biodiversidad y el uso adecuado de los recursos naturales son aspectos que se engloban en la responsabilidad ambiental de las empresas y que están muy presentes en la agenda política de la Unión Europea. En el caso de los productos envasados, el diseño, los materiales, y la fabricación del embalaje se convierte en un elemento a tener en cuenta a la hora de desarrollar producto responsable con el medio ambiente.
En agosto de 2010 se realizó un estudio del ciclo de vida de los envases para vino, llevado a cabo por la empresa Bio Intelligence y con la colaboración de Systembolaget y Viomonopolet, monopolios suecos y noruegos de venta minorista de vino, así como a varios fabricantes de embalaje entre los que se encuentra Smurfit Kappa.
El objetivo principal del estudio era identificar el impacto medioambiental de varios sistemas de embalaje para vino. El informe parte del análisis de cinco envases para vino distintos: botellas PET, botellas de vidrio, envases de cartón (tetra), bag in box y stand-up pouch.
El estudio demostró que el envase bag in box de 3 litros de capacidad tiene una huella de carbono 5 veces menos que la misma cantidad de vino envasado en botellas de vidrio de 75cl.
El bajo impacto medioambiental de este envase se debe principalmente a su composición de cartón y plástico. Un bag in box de 3 litros pesa 179 g., de los que 144g (80% del envase) es cartón, un material reciclado y reciclable; y 35 g. (20% del envase) es plástico: la bolsa y el tapón.
A esto se une la óptima gestión de residuos, ya que el reciclado de materiales es el principal factor para la disminución de la huella de carbono, y la incineración con recuperación de energía es igualmente una buena alternativa.
El cartón se puede reciclar y volver a la vida como una nueva caja bag in box, mientras que el plástico puede valorizarse incinerándose y recuperando parte de la energía empleada en el proceso.
Así, el sistema Bag-in-Box es medioambientalmente sostenible, de uso único, concebido para conservar durante varios meses y sin abrir el envase, productos líquidos o concentrados; facilita su almacenamiento, son seguros, cómodos y versátiles (se pueden fabricar en diversos tamaños y formatos). La combinación cartón y bolsa de plástico permite conservar el producto con todas sus propiedades, pues la bolsa se contrae a medida que se vacía, lo que impide que el producto se vea alterado por la luz o por el aire. Otro de los componentes de Bag-in-Box es su grifo, totalmente hermético, que ofrece una total higiene alimentaria, óptima ergonomía de utilización y una fácil conexión con las máquinas dispensadoras. La bolsa y el grifo van dentro de una caja de cartón ondulado que sirve de soporte para toda la información del producto con impresión de alta calidad, para así personalizar el envase según requerimiento del cliente y añadir la comunicación al consumidor.
Por todo esto, contribuir al desarrollo sostenible puede considerarse una inversión que a largo plazo rendirá beneficios en la empresa. Cumplir las normas medioambientales ayuda a crear nuevos mercados de productos respetuosos del medio ambiente, y estimula la investigación y la innovación.
ambientum.com
Por José Fariñas
Innovation & Markéting Director