«Las Perseidas 2008»
por Miguel Gilarte
Director del Observatorio Astronómico de Almadén de la Plata (Sevilla)
Presidente de la Asociación Astronómica de España
Un Sistema Solar aún activo
Nuestro Sistema Solar, es un lugar aún activo. Un pequeño rincón dentro de nuestra Galaxia, la Vía Láctea, que contiene unos 100.000 millones de estrellas. Sabemos que no es el único Sistema Solar que existe en el Universo, tras el descubrimiento de más 300 planetas en otras estrellas, cuyo número debe aumentar con el paso de los meses y alcanzar cifras inimaginables que nos hubieran sorprendido hace unos años; tal vez encontremos miles de planetas, decenas de miles o millones de ellos. Claro que algunos serán similares a la Tierra, pero otros muchos, lugares inóspitos, sin atmósferas como Mercurio o la Luna o con temperaturas extremas como Venus, gigantes gaseosos como Júpiter, sin agua o sin las mínimas posibilidades de habitabilidad. No obstante, existen más estrellas en el Universo que todos los granos de arenas de todas las playas de la Tierra.
Pero en el Sistema Solar ocurren ciertos acontecimientos, que nos llaman poderosamente la atención. Algunos de una magnitud y potencia que difícilmente se podría precisar, como el caso del impacto del cometa shoemaker-Levy 9 contra Júpiter en 1994, una roca rodeada de hielo de más de 5 km de diámetro, que giraba entorno a Júpiter, se acercó demasiado al gigante planeta y terminó fragmentándose en al menos 20 trozos de entre 2,5 km y algunos cientos de metros, poco tiempo después, se precipitaron contra Júpiter y la potencia de las explosiones de los impactos, pudieron ser vistas desde la Tierra con pequeños telescopios de aficionados.
Debido a la gran fuerza de gravedad de Júpiter (un planeta cuyo volumen es más de mil veces la Tierra, podríamos echar más de 1.000 planetas como la Tierra dentro de Júpiter para llenar su volumen), el planeta absorbe una gran cantidad de cometas y asteroides (rocas de pocos cm a cientos de km de diámetro), esto hace que el peligro de impacto de estos cuerpos celestes con la Tierra, sea menor gracias al efecto “aspiradora” del gran planeta.
Imagen de Júpiter hecha por el Telescopio Espacial Hubble, en la que se muestra el resultado de uno de los impactos de los fragmentos del cometa.
El acontecimiento de las Perseidas
Todos los años, la noche del 12 de agosto, ocurre un acontecimiento astronómico que todos los ciudadanos podemos contemplar a simple vista sin necesidad de emplear ningún medio óptico como prismáticos o telescopios. Es de las pocas cosas de las que podemos disfrutar de forma gratuita.
¿Por qué se produce una lluvia de estrellas fugaces?
Las Perseidas o también llamadas las Lágrimas de San Lorenzo, no es la única lluvia de estrellas fugaces que se produce al cabo del año. Hay contabilizadas más de 140 de estas lluvias, muchas de ellas apenas perceptibles por el bajo número de meteoros (o estrella fugaces) que pueden ser observados, así como el bajo brillo individual de cada una de esas estrellas fugaces.
Las lluvias más importantes son las siguientes:
1.- Las Cuadrántidas, con máximo de actividad el 3 de enero, se pueden ver más de 120 meteoros cada hora.
2.- Las Eta Acuáridas, con máximo de actividad el 5 de mayo, llegándose a ver hasta 60 meteoros cada hora.
3.- Las Perseidas, con máximo de actividad el 12 de agosto, observándose más de 100 meteoros cada hora.
4.- Las Leónidas, con máximo el 17 de noviembre. La lluvia de las Leónidas es un fenómeno curioso y ha habido años en los que se ha observado una lluvia tan intensa y brillante, que algunos observadores hablaban de un espectáculo parecido a fuegos artificiales.
5.- Las Gemínidas, con máximo de actividad el 7 de diciembre, pudiéndose contemplar más de 120 meteoros cada hora.
El número de meteoros que se puede contemplar en cada una de las lluvias, puede variar mucho cada año, ello depende en gran medida de si el cometa ha pasado recientemente por las proximidades de la Tierra, dejando en el espacio parte del material del que está constituido, ello hace que el número de meteoros sea mayor al paso de la Tierra por estos restos de reciente depósito en el espacio. A medida que pasa el tiempo, estos restos se irán diseminando por el espacio y cayendo hacia la Tierra, cada vez en menor número, hasta que el cometa vuelva a pasar cerca de la Tierra y vuelva a dejar nuevos restos.
Los cometas provocan las lluvias de meteoros
¿Qué es un cometa?
Un cometa es una roca rodeada de hielo o bien una mezcla de hielo mezclado con polvo y pequeñas rocas, de ahí que en ocasiones se les denomine como bolas de hielo sucio. El tamaño de un cometa puede variar sustancialmente y ser un objeto de menos de 1 km hasta más de 50 km.
Los cometas son famosos por sus extensas colas, que pueden llegar a medir millones de km. No es fácil vislumbrar a simple vista una de esas maravillosas colas, aunque en los últimos años hemos tenido oportunidad de contemplar algunas de ellas, como la del cometa McNaught visible en 2007 y el más brillante de los últimos 40 años incluso pudo verse durante el día, desplegando una larguísima cola que abarcaba una enorme extensión en el cielo. El núcleo del cometa se estimó en 10 km de diámetro (aunque algunos mediciones llegaron hasta los 40 km), recordemos que un objeto similar destruyó hace 65 millones de años a la mayor parte de los dinosaurios y a casi toda la vida de la Tierra tras impactar con nuestro planeta.
El Gran Cometa de 1843 batió todos los récords; tenía una cola de más de 300 millones de km, o lo que es lo mismo, si pusiéramos el núcleo del cometa en el Sol, la cola hubiera cruzado la órbita de Mercurio, Venus, la Tierra y Marte. Llegó a brillar 60 veces más que la Luna llena
Un cometa no es más que una gran roca irregular cubierta de hielo y sin cola cuando está lejos del Sol, así que no tiene actividad alguna. Pero cuando comienza a aproximarse al Sol, y se acerca a la órbita de Júpiter, ocurre una interesante reacción sobre su superficie.
El calor que ahora le llega del Sol, hace que el hielo se sublime, es decir, pase del estado sólido al gaseoso directamente, sin pasar por el líquido. Ello es debido a la falta de atmósfera y por lo tanto de presión atmosférica en la superficie de un cometa. Algo similar le ocurre a Marte. Su atmósfera es tan sutil, que la presión atmosférica es insuficiente para que en la superficie del planeta corra el agua, por ello buscamos ahora agua bajo la misma.
Una vez que el hielo del cometa comienza a sublimarse, conlleva ciertas reacciones sobre la superficie del mismo haciendo que se desprenda parte del material del cometa, como por ejemplo pequeñas rocas y trozos de hielo, pero sobre todo polvo y gas. Tenemos que imaginar como géiseres que parten de la superficie del cometa, estos pequeños géiseres en forma de gas arrastran consigo hacia el espacio pequeños restos de material sólido.
Pero hay algo más. El hecho de que las colas de los cometas midan en ocasiones cientos de millones de km, se debe a otro tipo de actividad, y a un responsable; el Sol. Material del Sol esencialmente hidrógeno y helio que escapa de nuestra estrella entre 200 y 889 km/s, denominado viento solar es lo suficientemente potente como para barrer el polvo y el gas que ahora sale del núcleo del cometa, para extenderlo millones de km en el espacio en dirección contraria al Sol, ello hace que cuando un cometa se acerca al Sol, el núcleo vaya por delante de su cola, pero cuando comienza a alejarse del astro rey, sea al contrario.
La cola del cometa irá siempre en dirección contraria al Sol, debido a la fuerza con la que “sopla” el viento solar.
El cometa entonces, va dejando su huella por el especio. Millones de pequeños fragmentos quedan diseminados por el firmamentro tras el paso del cometa. De esta forma un cometa se va desgastando tras pasar por las proximidades del Sol. Se desgastarán mucho antes aquellos que tengan períodos de traslación alrededor del Sol, muy cortos, como el cometa Encke que emplea algo más de tres años, pero hay otros que emplean miles o millones de años en cada una de sus órbitas entorno al Sol. Con el tiempo los cometas al perder material se hacen cada vez más pequeños hasta desaparecer, algunos explotan y se convierten en un enjambre de pequeños restos. El cometa West se rompió en 4 trozos, en 1994 el cometa Shoemaker-Levy se rompió en 17 pedazos.
Pero para que ocurra una lluvia de meteoros o estrellas fugaces, se tiene que dar una casualidad y para ello debe estar implicada la Tierra. Los restos que van dejando los cometas por el espacio son como la estela de un avión. Si la Tierra en su órbita alrededor del Sol, se topa con estos restos, se producirá una lluvia de estrellas fugaces.
¿Qué son las estrellas fugaces?
Realmente esta denominación, aunque es la más utilizada, no es muy correcta pues no se trata de estrellas que caigan a la Tierra, sería el fin y se debe emplear mejor “lluvia de meteoros”. Llamamos meteoroides a los cuerpos de pequeños tamaños que viajan por el espacio, meteoro (o estrella fugaz) a la aparición repentina como un destello brillante cuando el meteoroide entra en la atmósfera y si llega a tocar el suelo y podemos recoger una muestra, entonces lo llamaremos meteorito.
En realidad, los restos del cometa que caen a la Tierra son de unas dimensiones extremadamente pequeñas. La mayoría son como un grano de arena, algunas podrían ser como lentejas o garbanzos y sólo un puñado, mayores.
¿Pero por qué se hacen tan brillantes si son tan pequeñas? La respuesta está en la velocidad. Los pequeños fragmentos del cometa, se internan en la atmósfera terrestre a unos 60 km/h, es una velocidad extraordinaria que hace que cualquier partícula esté sometida a una altísima temperatura por la fricción con la atmósfera (más de 2.000 grados), liberando tal cantidad de energía que se hacen extremadamente brillantes a 100 km de altura donde comienzan a fundirse.
Algunas de estos trozos cometarios, son tan brillantes que pueden dejar una estela en el cielo, denominada “estela persistente” que puede durar algunos segundos o incluso minutos flotando entre las estrellas de fondo. En otros casos podremos distinguir claramente el color del destello; amarillo, azul, rojo verde, etc. Aquellos meteoros que pueden llegar más próximos al suelo, emiten incluso un silbido y son denominados “bólidos”, además son los más brillantes, otros incluso pueden llegar a romperse y los más osados podrían chocar contra la Tierra. Las denominadas corrientemente bolas de fuego, (meteoros mayores) pueden iluminar el suelo durante la noche y realizar recorridos por el cielo extraordinarios, incluso algunas de estas bolas de fuego han entrado por un extremo de nuestra atmósfera y han salido por el otro, mientras, hemos gozado de su brillante recorrido por el mismo.
Hay que tener en cuenta que todos los años entran en la atmósfera terrestre miles de toneladas de material extraterrestre, casi todo procedente de cometas, asteroides y de las lluvias de meteoros que conocemos. Este material es muy variado en cuanto a tamaño, forma y composición. Aquellos que suelen tocar tierra, están compuesto de hierro, o de hierro y roca y tener unas dimensiones muy superiores a las de las estrellas fugaces típicas.
El cometa que da origen a las Perseidas
Este cometa se denomina 109P/Swift-Tuttle fue descubierto de forma independiente por Lewis Swift el 16 de julio de 1862 y por Horace Parnell Tuttle el 19 de julio de 1862.
El cometa es periódico, es decir, que tiene una órbita cerrada alrededor del Sol, mientras que otros cometas no periódicos solo pasan una vez alrededor del Sol para no volver más en una órbita hiperbólica. El cometa 109P/Swift-Tuttle volvió a pasar tras su descubrimiento en 1992, aunque se esperaba que lo hubiera hecho 10 años antes. Así que dicho cometa tiene una órbita que tarda en recorrerla 130 años, aunque los cometas están sometidos, por ser cuerpos pequeños (este tiene 10 km de diámetro) a la acción gravitatoria de planetas y el Sol, que la modifican y hacen que el tiempo de paso en las proximidades del Sol se acorte o se alargue, por ello en ocasiones es difícil establecer con exactitud los parámetros de las órbitas de cometas y asteroides.
Una de las lluvias más abundantes en meteoros que se ha podido contemplar dentro de las Perseidas, es la de 1992 cuando el cometa había pasado recientemente y había dejado gran cantidad de restos por el espacio. Se habían contabilizado hasta 400 meteoros visibles por hora. A partir de este año, aunque ha habido un número importante de meteoros de las Perseidas cada año, el índice general ha ido decreciendo.
A pesar de que su descubrimiento data de 1882, la lluvia de las Perseidas se conoce según textos chinos, desde el siglo II.
Pronóstico para el día 12 de agosto de 2008
La Tierra no emplea una sola noche en recorrer los restos del cometa 109P/Swift-Tuttle, sino que normalmente lo suele hacer desde el día 17 de julio al 24 de agosto, aunque alcanza su máxima actividad el día 12 de agosto.
Los mejores momentos para ver esta lluvia, es antes del amanecer del día 12, la noche del 12 al 13 o el anochecer del día 13.
El único inconveniente con el que nos encontraremos este año, será la presencia de la Luna, que se encontrará entre el cuarto creciente y la Luna llena, de modo que deslumbrará en cierta medida la noche. Para evitar la Luna, es mejor esperar hasta altas horas de la madrugada.
Para ver estrellas fugaces es conveniente tener un cielo muy oscuro, sin la presencia de la Luna y lejos de las luces de las grandes ciudades. Mientras más oscuro encontremos el cielo, más meteoros podremos ver y aquellos débiles se harán visibles.
Las Perseidas se denominan así porque la mayor parte de los meteoros que vemos parecen preceder de la constelación de Perseo, y a este lugar se le llama radiante.
Perseo es una constelación que se localiza cerca de la estrella Polar, es decir cerca del norte celeste, por ello desde el hemisferio sur no se puede contemplar con todo en todo su esplendor esta lluvia. Es hacia el norte principalmente donde hay que mirar y esperar a la aparición de estos meteoros, aunque pueden aparecer en cualquier lugar del cielo. La mayor parte de los meteoros parecerán partir de la constelación de Perseo.
Consejos para la observación:
- Hay aún mucha gente que cree que las observaciones de las estrellas fugaces deben hacerse con telescopios y prismáticos. En realidad, hay que realizarla a simple vista, ya que los instrumentos ópticos cierran mucho el campo de visión y sólo abarcaremos una pequeña región del cielo. Nuestros ojos abarcan mucho más.
- La mejor forma y más cómoda es tumbado sobre el suelo, mejor que sentado.
- Debemos escoger un lugar apartado de las luces de la ciudad, ello nos hará ver un cielo más oscuro y por lo tanto podremos ver estrellas fugaces más débiles.
- Muy importante es tener el horizonte lo más despejado posible, sin montañas ni árboles próximos.
- Aquellas personas que dispongan de mapas del cielo y algún conocimiento de las constelaciones, podrán dibujar la trayectoria sobre dicho mapa del meteoro, así como su color, tiempo en el que se ha visto, si deja estela o no, magnitud o brillo, etc.
- Comida y ropa de abrigo.
- Si somos varios los observadores, lo mejor es tumbarnos y cada uno de ellos mirando a una zona del cielo.
- Podemos realizar fotografías, dejando la cámara en posición B, es decir, empleando una exposición de varios minutos sobre una determinada zona del cielo, mejor, hacia la constelación de Perseo. Debemos emplear en las cámaras analógicas carretes de alta sensibilidad; de 400 ASA en adelante. Necesitaremos también un trípode.
fuente:ikerjimenez.com