BMW ya ha conseguido la meta que se les resiste desde hace ya demasiado tiempo a otros gigantes de la industria de la automoción mundial, como Honda y Toyota: ganar su primer gran premio de Fórmula 1. Y el éxito de la marca alemana es el fruto del trabajo bien hecho, de la inversión y del esfuerzo constante y metódico para mejorar cada día un poco más la base de la que partían.
BMW se hizo con el control total de la escudería suiza Sauber hace ya tres temporadas. Partiendo de la estructura de un equipo de mitad de la parrilla, la gestión y el saber hacer de los alemanes han elevado exponencialmente su rendimiento. En su fábrica de motores de Múnich trabajan 270 personas en el desarrollo de los motores; en Hinwill, no muy lejos de Zúrich, otros 470 especialistas se encargan del resto del monoplaza. Y allí también está uno de los elementos claves de la evolución de BMW: el superordenador Albert 2, que se encarga de las simulaciones aerodinámicas y es capaz de realizar hasta 12 billones de operaciones por segundo.
[archivo adjunto borrado por el administrador]