Massa lo borda y Nakajima acaba con las ilusiones de Alonso

Quizá porque su madre, Ana Laura, rezaba en el box con dos rosarios en la mano, uno de Santiago de Compostela y otro del Vaticano, esta vez fue distinto que en Budapest. Pero más que la ayuda divina, Felipe Massa ha aprendido a ayudarse a sí mismo. Es un trabajador incansable, con un ofrecimiento que aprendió observando a Michael Schumacher en 2006, y se ha llevado al equipo por la mano.
 
Felipe se ha negado a ejercer el papel de cenicienta que se le asignaba. Fue renovado el lunes de la semana en la que Raikkonen se jugaba el título Mundial en Brasil el año pasado. El domingo debía dejarse adelantar por el finlandés si lo necesitaba y al final lo requirió para proclamarse campeón. El sacrificio fue el máximo que se le podía pedir. Su mejor recuerdo de la Fórmula 1 era la arrolladora victoria en Interlagos del año anterior (2006) y su único afán era repetirla. Pero las órdenes de equipo mandaron.

Trayectoria ascendente
La petición era aún más envenenada pues con Kimi Raikkonen, aplaudido como talento genial desde su debut, con un título en el bolsillo, la parrilla de salida de Ferrari para 2009 estaba también decidida. Pero Felipe aceptó el reto, comenzó con dificultades en Australia y Malasia y luego remontó hasta superar a Kimi en Canadá. Entre medias hubo una pole en Mónaco, circuito maldito para él, y algunos datos que hacían pensar que algo cambiaba, aunque la mayoría, empezando por los brasileños, no lo creyeron.

En Budapest, hace tres semanas, acabó de derribar todos los prejuicios en torno a sus carencias. Adelantó a dos coches en la salida, cobró ventaja palmo a palmo e hizo desesperar a sus rivales. Sólo la rotura del motor impidió su cuarto triunfo del año. Con esos 10 puntos hoy sería líder con cuatro de ventaja sobre Hamilton.

Completó el 'hat-trick'
En Valencia fue diferente. Dominó la calificación de forma espectacular en sus dos intentos de la Q3, salió impecable, logró la vuelta rápida y ganó a un Hamilton que se vio impotente para intimidarle. Un hat-trick que le reivindica como el mejor de su equipo de largo y que acaba con los escépticos. Hoy es el principal rival de Hamilton para el título.

La lucha por la victoria no tuvo mucha más historia, salvo otra ruinosa actuación –y van cuatro consecutivas– de Kimi Raikkonen, que a estas alturas parece en otro campeonato. Al contrario que Massa, obtuvo premio inmerecido en Hungaroring, pero en Valencia le llegaron las rebajas. Kovalainen le adelantó en la salida y luego perdió un puesto por salir del segundo repostaje con la manguera enganchada. Fue culpa suya, pues el pequeño semáforo que Ferrari utiliza en las paradas en lugar de la clásica piruleta estaba en rojo. Arrastró con su atolondramiento a los dos operarios de la gasolina, uno de los cuales debió ser evacuado en camilla. Kimi era un piloto de enjundia, pero dilapida su crédito y ha entrado en la peor dinámica.

Un tostón de carrera
En cuanto al Gran Premio, fue uno de los más aburridos de la década, se saldó con un único adelantamiento (el de Coulthard a Piquet) y demostró que este trazado podría haberse mejorado con alguna recta verdadera. El problema de tanta curva enlazada es que la trazada se convierte en un hilo que debe enhebrarse en el metro y medio de anchura que tiene la zona negra. Da igual que la pista tenga 12 metros de ancho o 24. Fuera de esa zona es imposible mantener la trayectoria y no irse a la pared.

Una vez acabada la primera carrera se demuestra que el espectáculo es nulo en este trazado de Tilke (el diseñador). La Fórmula 1 que le gusta a Briatore, la de circuitos con puerto en lugar de clásicos como Spa o Suzuka, no va a necesitar enemigos, se hundirá por sí misma. Con 18 carreras como ésta, el curling se convierte en toda una descarga de adrenalina para el espectador.

Nakajima embistió a Alonso
La carrera de Alonso se fue al garete en apenas unos cientos de metros, apenas un kilómetro. Fue la distancia que tardó Nakajima, al que el español había adelantado en la salida, en endiñarle un terrible testarazo a la entrada de la cuarta curva y desmontarle la trasera del R28. El alerón por los suelos, la caja de cambios inutilizada y la suspensión sin amortiguar. Un cuadro.
 
Dice una máxima de las compañías aseguradoras que el que da por detrás siempre tiene la culpa. En otros sectores significa algo distinto, pero no es pertinente en este particular. Nakajima, agresivo en la GP2, cree que todavía está en esa categoría.

Lamentos aparte, Fernando quiso animar a los 112.000 aficionados que pagaron la entrada en Valencia y que vieron su segundo abandono en España este año. "Seguro que voy a ganar en España. Ya gané en Barcelona, y lo volveré a hacer, y en Valencia también voy a ganar", comentó.