La noche y la visera transparente traicionaron a Felipe Massa, reflejaron su mirada perdida, aterrada, fija en ese enorme hierro clavado en la boca del depósito de su Ferrari, en la enorme coleta de hierro de 50 kilos que arrastró durante todo el pit lane como la bola de un fantasma. La cazzatta (cagada) del equipo italiano le costó la carrera y quizás tres cuartos de título mundial. Si no es por esto y la explosión del motor de Hungría, Felipe estaría 15 puntos por encima de Hamilton, pero a Massa se la volvió a jugar el destino.
No fue su culpa. Ferrari utiliza un sistema en los repostajes que es automático. El semáforo que le colocan delante en los repostajes contiene las luces roja, amarilla y verde, y están conectadas automáticamente con el depósito de tal manera que sólo se enciende la luz verde cuando ha salido la manga de la boca. Pero Ferrari se guarda un comodín, y es que puede hacerlo manual, para casos, como el de Singapur, en que los dos coches repostaban seguidos por las prisas del safety car, y se puede arañar unas décimas.
Sin embargo de humanos es errar y el hombre de la piruleta lo hizo, veía a Raikkonen detrás esperando como un toro, y una maldita décima antes de lo que debía le dio al verde, Massa salió zumbando y arrancó todo el sistema, tiró al mecánico, retrasó el repostaje de Raikkonen, se tuvo que parar al final del pit hasta que fueron a por él, esperó a que le quitaran la manguera atascada y recibió una sanción por maniobra peligrosa. Un completo desastre. "Es difícil aceptar perder de esta manera una carrera que teníamos en la mano, con un coche que volaba, con el doblete al alcance", decía Felipe, que terminó decimotercero y a siete puntos de Lewis Hamilton, tercero final.
Felipe es tan buen tio que fue a consolar al mecánico culpable, sobre el que Ferrari ha corrido un telón de acero, el mismo que Renault utilizó con el famoso tuercas en Hungría 2006. "Somos todos seres humanos y puede suceder", rumiaba el brasileño, "pero se pueden recuperar siete puntos en las tres carreras que faltan, sé que lo vamos a intentar". El caso es que quedan tres carreras y aunque el Mundial finaliza en Brasil, territorio Massa desde hace tres años, a Hamilton le basta con seguir a su espalda todas las carreras, finalizar tras él y se coronará como el campeón del mundo más joven de la historia.