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Chincheta Autor Tema: FOTOS Y HISTORIAS DE LOS MUNDIALES DE FUTBOL,CLUB Y JUGADORES  (Leído 244927 veces)

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Su paso por Colombia

En 1949 se inició una huelga de futbolistas, y Di Stéfano emigró al fútbol colombiano, cuya liga tenía los mejores jugadores sudamericanos de la época. Fue fichado e integró el plantel de Millonarios de Bogotá, donde junto a figuras como Pedernera, Rossi, Báez y Cozzi, conformó uno de los mejores equipos de la época, este mismo equipo bautizado por los periodistas colombianos como el "Ballet Azul".Fue uno de los mejores equipos del mundo durante la época de los 50's y 60's compartiendo este título honorífico con otros equipos europeos (según la prensa de esa época, jugar contra el Millonarios de Bogotá era todo un honor para cualquier equipo en el mundo).7 8 9 Destacado por su formidable juego, Di Stéfano se consagró campeón cuatro veces con Millonarios; además, la Saeta (como lo apodaban) fue dos veces el máximo goleador.
 
En 1952, Millonarios fue invitado a participar en el torneo internacional en celebración de los 50 años del Real Madrid, torneo en el que también participaba el Norrköping de Suecia. Allí el equipo colombiano consiguió el título, derrotó 4-2 a los españoles y logró ser visto por Santiago Bernabéu, presidente del Real Madrid en ese entonces, quien quiso contratar a Di Stéfano. Sin embargo, no fue hasta la consecución de la Pequeña Copa del Mundo de Clubes en Caracas por parte de Millonarios cuando se dio la negociación directamente entre el Real Madrid y el equipo colombiano, debido a la estrecha relación entre los presidentes de ambos clubes. El 19 de febrero de 1953 en el partido ante Rapid Viena fue la despedida de la “Saeta Rubia”, dejando para la historia 90 goles en 101 partidos oficiales en la Liga colombiana, 10 goles por Copa Colombia en 10 partidos y 51 goles en 61 partidos no oficiales nacionales e internacionales

Indumentarias y fichas federativas de Alfredo Di Stéfano en el museo del Real Madrid
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Sus años dorados en el Real Madrid

Su debut con el Real Madrid se produce el 23 de septiembre de 1953 contra el Nancy de Francia, un partido que terminó en derrota por 4-2. Pero esta derrota no significó nada en el resto de su carrera, ya que su etapa madridista estuvo llena de éxitos.
 
La mayoría de historiadores están de acuerdo en afirmar que su fichaje por el Real Madrid cambió el rumbo del fútbol español y europeo. En 1953 el FC Barcelona era el claro dominador del fútbol español. El Real Madrid, en cambio, hacía 20 años que no lograba ganar la Liga española.
 
Con la llegada de Di Stéfano, el Real Madrid consiguió ocho de las siguientes 10 ligas (1953-54, 1954-55 (en esta temporada se produciría el famoso marcaje de Mangriñán en Chamartin el 12 de septiembre en un partido Real Madrid - Valencia C.F., y que finalizaría con la victoria "che" por 1-2), 1956-57, 1957-58, 1960-61, 1961-62, 1962-63, y 1963-64) y una Copa del Generalísimo (1961-62). Además, Di Stéfano se erigió como el máximo goleador de la liga en cinco campeonatos.
 
Pero sus grandes logros fueron a nivel internacional, donde consiguió 5 Copas de Europa consecutivas (consiguiendo además dos subcampeonatos), y una Copa Intercontinental. Su último partido oficial con el Real Madrid fue el 27 de mayo de 1964 en una derrota por 3-1 contra el Inter de Milán por la final de la Copa de Europa.
 
El 20 de agosto de 1963, Alfredo Di Stefano además fue secuestrado en Caracas por miembros del Frente de Liberación Nacional de Venezuela. El Real Madrid participaba en la Pequeña Copa del Mundo de Clubes. Dos supuestos policías se presentaron en el hotel del Real Madrid e invitaron a Alfredo a acompañarlos a la comisaría acusándole de tráfico de drogas. En el coche le confirmaron: "Esto es un secuestro. No le va a pasar nada. Somos revolucionarios que no estamos de acuerdo con el régimen de nuestro país. Le soltaremos enseguida". A los dos días le dejaron en libertad

Di Stéfano en su etapa en España (1963
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Retiro
 
En 1965 jugó para el Real Club Deportivo Español de Barcelona, en el que disputó dos temporadas. Se retiró en 1966 en un partido homenaje jugado entre el Real Madrid y el Celtic FC. En el minuto 13 Di Stéfano se quitó la cinta de capitán y se la entregó a Ramón Moreno Grosso, en medio de los aplausos de todo el Bernabéu.
 
Felipe Gutiérrez, su incomparable amigo, jugó su último partido junto a Di Stéfano, el cual elogió a su amigo y lo apodó "Felipão", pues jugaba tal y como un brasileño.

Selección nacional
Por diversas circunstancias nunca pudo jugar un Mundial

Argentina decidió no acudir al Mundial de Brasil 1950 ni al Mundial de Suiza de 1954.
 Para el Mundial de Suecia de 1958, España no logró clasificarse.
 En el Mundial de Chile 1962, convocado por Helenio Herrera una lesión en el antepenúltimo partido de entrenamiento en España le impidió jugar, aunque cabe destacar que hizo el viaje con el seleccionado y formó parte del equipo tal y como consta en las actas de la FIFA.13
 El Mundial de Inglaterra 66 llega en el final de su carrera.
 
Con la selección argentina Alfredo Di Stéfano jugó 6 partidos, debutando en el estadio George Capwell de Ecuador, donde se disputó el Campeonato Sudamericano de 1947, en el que se coronó campeón.
 
Di Stéfano en 1956 se nacionalizó ciudadano español, y el 30 de enero de 1957 jugó su primer partido con la selección española, enfrentándose a Holanda, partido en el que España vence por 5-1, con tres goles de Di Stéfano. En España disputó 31 partidos, y se convirtió en el máximo goleador de la historia hasta que Emilio Butragueño rompió ese récord en 1990.
 
[editar] Sus pasos en la dirección técnica
 
Tras retirarse del fútbol profesional, Di Stéfano se dedicó a la conducción técnica, dirigiendo al Elche, Boca Juniors, Valencia, Real Madrid, Sporting de Lisboa, Rayo Vallecano, Castellón y River Plate.
 
En su carrera como técnico consiguió un Campeonato Nacional y una Copa Argentina con Boca Juniors, un Campeonato Nacional con River Plate, una Liga española y una Recopa de Europa con el Valencia y una Supercopa de España con el Real Madrid.

Di stefano con la selección argentina
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ADIOS A UN GRANDE
Falleció Antonio Roma, una gloria de Boca
El ex arquero fue cinco veces campeón con el "xeneize". Estaba internado debido a un virus intrahospitalario. Tenía 80 años.

BUENOS AIRES.- Antonio Roma, arquero de Boca en la década de los ´60 hasta su retiro en 1972 y cinco veces campeón con el club de la Ribera, falleció esta mañana a los 80 años de edad.

El recordado "Tano" Roma estaba internado en el hospital Santojanni, en el barrio porteño de Mataderos, a raiz de un virus intrahospitalario, que lo afectó desde enero pasado, señaló su amigo y ex compañero en Ferro y en Boca, Silvio Marzolini.

Roma, apodado "Tarzán", empezó su carrera en Ferro en 1955. Cuatro años después pasó a Boca donde se consolidó como arquero y donde jugó hasta 1972, cuando decidió retirarse del fútbol.

Para esa época, ya se había convertido en uno de los grandes ídolos del club. En el club de la Ribera ganó la Liga Argentina de 1962, 1964 y 1965, el Campeonato Nacional de 1969 y 1970, y la Copa Argentina de 1969.

En el "xeneize" siempre se lo recordó por el penal atajado a Delem que consagró campeón a Boca en una "final" contra River, aunque también fue reconocido por su trayectoria en el club y el cariño que despertó en la hinchada.

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Antonio Roma. Eterno ídolo de Boca



Nació el 13 de Julio de 1932 y falleció el 20 de Febrero de 2013.

 Defendió el arco xeneize desde 1960 hasta 1972.

 Ganó 5 Torneos Locales y 1 Copa Argentina.

 Durante décadas conservó el récord impresionante: 782 minutos de valla invicta. Fue superado muchos años después por Carlos Navarro Montoya cuando logró estirar los minutos a 824 sin recibir goles.

 Entre 1956 y 1967 representó a la Selección de fútbol de Argentina en 42 ocasiones. Participó en la Copa Mundial de Fútbol de 1962 y 1966.

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La historia del penal más famoso...



En 1962 Boca llegó a la anteúltima fecha de aquel campeonato con un claro rival: River, con quien estaba empatado en la cima del torneo. Y, casualidades del fixture, debía recibir al rival de toda la vida en La Bombonera, justo a una fecha del cierre. Finalísima. Una finalísima que Boca empezó ganando: a los '14, el brasileño Valentim, una especie de Palermo de época en eso de meterla contra los Millos, mandó adentro un penal para poner el 1-0. Pero la cosa no iba a ser tranquila...

A pesar de ponerse rápido en ventaja y de manejar el partido, el Xeneize terminó sufriendo: a diez minutos del cierre, el juez Nai Foino cobró un inexistente penal para el Millo. La historia se complicaba. Pero Boca tenía arquero. Más que un arquero; un superhéroe: Tarzán Roma. Allá fue Delem, a patear desde los doce pasos. Y hacia ahí voló Antonio: el arquero atajó el penal tirándola al córner. Invasión de hinchas, festejo total en La Bombonera. Boca aguantó los minutos finales y se quedó con la victoria.

En la fecha siguiente, Boca golearía 4-0 a Estudiantes y se quedaría con el torneo. Hubo varios cracks en ese plantel: Valentim, Marzolini, Silvero, Rattín, Simeone... Grandes jugadores. Pero gigante, pero Tarzán, había uno solo: Antonio Roma, señores.

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PELE

Edson6 Arantes do Nascimento (Três Corações, Minas Gerais, 23 de octubre de 1940), más conocido como Pelé, es un exfutbolistabrasileño. Es considerado por muchos exjugadores,7 8 9 10 11 12 13 , por diversos organismos deportivos14 15 16 , por periodistas y la prensa en general,17 18 19 20 21 y gran parte de los admiradores del fútbol22 23 24 25 26 como el mejor jugador en la historia de este deporte.27 28 29 30 31
 
Fue elegido el mejor jugador del siglo en una votación hecha por los ganadores del Balón de Oro.28 La IFFHS lo nombró el mejor jugador del mundo y el Comité Olímpico Internacional le otorgó el título del mejor deportista del siglo XX.32 Fue considerado el mejor jugador de la historia en una encuesta efectuada por los miembros de la Comisión del Fútbol de esa institución y los suscriptores de la FIFA Magazine.33
 
Con la selección brasileña consiguió la Copa Mundial de 1958, Copa Mundial de 1962 y Copa Mundial de 1970. Debutó como profesional con el Santos FC, club donde pasó la mayor parte de su carrera, que durante el tiempo que militó se volvió uno de los mejores equipos del mundo. Con este obtuvo nueve Campeonatos Paulistas, tres Torneos Río-São Paulo, seis Campeonato Brasileño de Serie A, dos Copas Libertadores, dos Copas Intercontinentales y la Supercopa de Campeones Intercontinentales. En la fase final de su carrera recaló en el New York Cosmos de la extinta NASL. Es el máximo anotador de la selección de Brasil y del Santos, con 77 y 474 anotaciones respectivamente.34 En su carrera marcó 760 goles oficiales, 541 en campeonatos de liga, convirtiéndolo en el máximo goleador de toda la historia.
 
Se convirtió en un mito deportivo y una de las máximas referencias del fútbol brasileño y mundial.35 Tras su retiro fue actor de televisión36 y se lanzó como cantante.37 Fue nombrado Caballero de Honor del Imperio Británico, Ciudadano del Mundo por la ONU, Embajador de Educación, Ciencia, Cultura y Buenos Deseos de la Unesco, Embajador para la Ecología y el Medio Ambiente por la ONU (1992), Ministro extraordinario de Deportes por el gobierno de Brasil (1994-1998)38 y Embajador del Deporte en el Foro Económico Mundial de Davos (2006).39 En 2004 le fue encargado por la FIFA la elaboración de la lista de los 125 mejores futbolistas vivos, en el marco de la celebración del centenario de esta institución.
 
Además, fue uno de los futbolistas que participaron en la película de culto de 1981, Evasión o Victoria, junto con su amigo Bobby Moore y otros grandes futbolistas de la época, como John Wark, Osvaldo Ardiles o Mike Summerbee, y en compañía de actores como Michael Caine, Max Von Sydow y Sylvester Stallone. En la película también fue el encargado de diseñar las coreografías de juego del partido.


Nombre
 
Edson Arantes do Nascimento
 


Apodo
 
Pelé, El Rey, O Rei, La Perla Negra,1 El Rey del Fútbol2
 


Nacimiento
 
23 de octubre de 1940 (72 años)
 Três Corações, Brasil
 


Nacionalidad
 




Posición
 
Delantero
 


Estatura
 
1.733 metros
 


Partidos internacionales
 
92
 


Goles totales
 
767 4 oficiales
 1.2845 (amistosos incluidos)
 


Año del debut
 
1956
 


Club del debut
 
Santos FC
 


Año del retiro
 
1977
 


Club del retiro
 
Millonarios Fc
la firma de pele
« Última modificación: 13/07/2013, 10:59 por patagonia arg »
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Sin embargo, ese año no sería todo victorias para Pelé. En noviembre de 1957 el Santos caía 6-2 con el São Paulo con una actuación magistral de la estrella del São Paulo: Zizinho, lo cual hizo que fueran estos los que se llevaran el Torneo Paulista de ese año. Para 1958 fue convocado a la selección de Brasil para enfrentar la Copa del Mundo que se celebraría en Suecia. Para Pelé esto no fue sencillo. Primero porque lo habían convocado a él en detrimento de Luizinho, la gran estrella del Corinthians por esos años. Debido a esto los fanáticos del Corinthians organizaron un partido contra los convocados para demostrarle a Feola el error de no llevar a Luizinho al mundial. No estaba en buena condición física y la selección ganó este partido por 3-1. Este partido llevó a un segundo problema para Pelé: Ari Clemente, defensa del Corinthians se barrió y lo golpeó en la rodilla derecha, lesionándolo. Decidieron llevarlo así a Suecia (aunque estuvieron a punto de sacarlo de la convocatoria). Debió someterse a una terapia que consistía en aplicar toallas hirvientes sobre la rodilla maltrecha.
Sin embargo no estuvo listo para el primer partido de Brasil en Udevalla ante Austria. Ganaron los brasileños por un contundente 3-0 con goles de Mazzola (2) y Vavá. El segundo partido fue en Gotemburgo ante Inglaterra. Pelé no jugó y el partido terminó 0-0 gracias a la sensacional actuación del portero inglés, Colin McDonald. Sería hasta el último partido en Gotemburgo ante la URSS de Lev Yashin y Simonian, en el cual debutaría Pelé. Ganó Brasil 2-0 con dupleta de Vavá y Pelé jugando magistralmente junto con Garrincha y Didí. Brasil pasaba a los cuartos de final y enfrentaría a la Gales de John Charles, que no estaría por lesión. Pelé recibió un pase de Didí a espaldas de la portería, bajándolo con el pecho a su pie derecho, para luego eludiendo al defensa anotar en la portería de Jack Kelsey. Fue el gol de la victoria y el pase a semifinales ante la Francia de Just Fontaine, Raymond Kopa y Roger Piantoni. El partido terminó 5-2 a favor de la Canarinha con una tripleta de Pelé.
 
La final fue ante la Suecia de Nils Liedholm, Agne Simonsson y Gunnar Gren. Después del gol inicial de Liedholm, Vavá anotó un gol a pase de Garrincha. Pelé estrelló un balón en el palo y de nuevo anotó Vavá a pase de Garrincha para terminar la primera parte 2-1. En el complemento Pelé hace su famoso globo a Gustavsson y golpea la pelota sin dejarla caer para convertir el 3-1. Zagallo anota el 4-1 y Simonsson descuenta para Suecia. Al final, luego de superar a dos defensas en el aire, Pelé cabecea el balón y este describe una parábola lenta que finalmente entra a la red. Victoria Canarinha por 5-2 y el primer título de Brasil. Un icono para la historia   :P   elé con 17 años llorando en el hombro del portero Gilmar ganando el primero de sus tres títulos mundialistas
Pelé luchando por el balón ante el portero sueco Kalle Svensson durante la final de la Copa Mundial de Fútbol de 1958
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Pisando los talones del Dié   :P   elé
Controvertido por demás, el turno de esta sección llega a Edson Arantes do Nascimento, Pelé. Para muchos, el mejor jugador de la historia, en una elección que tiene tanto de objetiva como cuando una persona escribe sus votos de casamiento (?).


La historia de O Rei arranca en Minas Gerais. Hijo de Dondinho, un futbolista frustrado que se probó en el Minas Gerais, sufrió el acoso del padre al recibir como una olla a presión un balón cuando tenía nomás 3 añitos. De ahí que a cada patada que le pegaban el padre vociferaba un “vocé no sea fifi” (?) que le templó el caracter y le adecuó el cuerpo a recibir todos los maltratos a los que fue sometido (y que, años mas tarde, devolvería a la humanidad, según el astro mayor de la historia del fútbol).

Comenzó militando en las divisiones inferiores del Baquinho, en donde jugaba su padre y era entrenado por un ex-jugador Mundialista, llamado Waldemar de Brito. Wally (?), le ayudó a perfeccionar algunas (pocas) falencias técnicas que tenía en su juego. Para el entrenador, Edson era un diamante en bruto al que había que pulir lentamente. También asumió el rol de manager y se puso la camiseta de la familia Do Nascimento, para hablar con la madre y convencerla de que el pibe la iba a descoser en el fútbol mundial. Doña Pelá (?), quien al principio miraba la idea con ciertas reservas, terminó dándole el OK para que consiga una prueba en el Santos, en donde se quedó hasta que decidió retirarse del fútbol practicado con seriedad.


Allí no todas fueron color de rosa. Para darle un matiz épico a la historia, el joven Pelé no la pasó nada bien en sus primeros tiempos en el Santos. No jugaba mucho por su físico esmirriado, debido a que pese a que tenía la fortaleza anímica para enfrentarse a muchachos muchos mayores en edad, lo terminaban tirando a la mierda de hacerle “¡Uh!” en la cara nomás (?). Tanto es así, que a los 15 años, tras errar el penal decisivo en la definición de un torneo Sub – 16, se quiso escapar de la pensión para volver a su casa. En un anticipo de lo que vendría años después, le salió mal y tuvo que quedarse en el Santos, rompiéndola para convertirse, lentamente, en uno de los más grandes jugadores que el mundo ha parido. Una macana (?).

Pero a raíz de ese incidente, empezó otra historia para Edson. El técnico lo hizo debutar -no pun intended (?)- en un amistoso enfrentando a Santo André y ahí mismo marcó un gol. Una semana después, tuvo su debut oficial, frente al Cubatao. En ese partido, sin cumplir todavía los 16 años, convirtió su primer gol en Primera. En el torneo Paulista de 1956 fue campeón y goleador. De nuevo: a los 16 años. Al año siguiente conquistó el trofeo Rio – San Pablo. Al año siguiente, Santos cayó por 6 a 2 en la final del torneo Paulista, partido en el que se destacó un señor de la gracia y el buen fútbol como Zizinho.

Más allá del resultado, la fama de Pelé ya recorría todo el estado, lo que impulsó a Vicente Feola a convocarlo a la Selección Nacional en 1958. El gran problema es que la convocatoria de Pelé conllevaba la no convocatoria de Luizinho, por aquel entonces el Tévez del Corinthians, pero como 50 años antes (?). Tal fue la bronca que esto causó en los fanáticos del Timao, que decidieron organizar un partido para demostrarle a Feola que “ese señor no sabe un caraixo do futebol”. Tarde píaste, torcida: Ganó la Selección de Brasil 3 a 1 y Pelé la dejó así chiquita -again, no pun intended (?)- hasta que se encontró con la suela del botín de Ari Clemente, defensor del Corinthians. Directo a la rodilla y al pobre Feola se le sumaba un problema más: tenía a un flaquito que la rompía, pero no sabía si llevarlo o no. Al final, decidió llevarlo roto.

Por esto último es que se perdió los dos primeros partidos del Mundial de 1958. Tras haber derrotado Brasil a Austria por 3 a 0 y haber empatado con Inglaterra 0 a 0, recién Pelé pisó el césped. En el último partido de la fase de grupos, la Verdeamarelha enfrentaba a la URSS de Yashin. Triunfaron los Sudamericanos 2 a 0, con goles de Vavá y, sí, Pelé. A partir de ese momento no salió más del equipo, ya que además de ser letal en el área, construía una magnífica sociedad con Garrincha y Didí. Casi nada (?). Con el pase a cuartos de final, el rival era Gales, que también termino sufriendo la habilidad del morenito: golazo tras recibir un pase de Didí.

En la semifinal, Brasil tenía que verse la cara con la Francia del artillero Just Fontaine. Igual, el aporte de Pelé no fue de lo más relevante en este partido: tres goles para el 5 – 2 final (?). La final los emparejó con la local Suecia, en donde terminó siendo la figura: sombrero y definición como venía para el 2 – 1 y cabezazo para ponerle las cifras definitivas al partido: 5 – 2 y Brasil campeón por primera vez en su historia. El mundo estaba rendido ante un adolescente de 17 años que, sin creerlo, lloraba en el hombro del experimentado arquero Gilmar.

Tras la coronación en 1958, se achanchó: logró el campeonato con el Santos y convirtió 58 goles en 39 partidos (?). El Santos empezaba a edificar su mística ganadora y estética con Pelé como piedra basal. Claro que los que lo acompañaban no eran unos nenes de pecho ni mucho menos: Countinho, Zito, Mauro, Gilmar, entre otros. Al año siguiente perdió el título con el Palmeiras, pero también se consagró como máximo goleador del Torneo Paulista. Como también lo haría en los tres siguientes años, con el aliciente de que esta vez el Santos se alzó con el tricampeonato. Cuando cumplió los 18 años, tuvo que hacer el servicio militar obligatorio. Allí, participó del Campeonato Militar Sudamericano, en donde perdió la final con los cobanis (?) argentinos. En esa final, se marcaría otro hito: la primera expulsión de O Rei en un partido, tras meterle un viaje (?) a un rival. Ese año fue casi maratónico para Pelé: jugó en el Santos, en la Selección Nacional, en la Selección del Servicio Militar, en el equipo del cuartel (!) y en un combinado de estrellas de Sao Paulo (!!). Tanto trajín se traduce en números: Jugó 9 veces 2 encuentros en menos de 24 horas y en una oportunidad jugó 3 partidos en menos de 48 horas. En ese mismo año (1959) se fue de gira con el Santos por todo el mundo, disputando un total de 22 partidos en 14 países.

Ya en 1961, sufrió una lesión en un partido frente al Necaxa en México. Un defensa rival lo golpeó en la cabeza y cuando se levantó tenía la vista nublada. Pensó que estaba re pila (?), pero cuando quiso dar un paso, se desmayó. Tras el vuelco, tuvo que guardar reposo: no porque tuviera lesión cerebral alguna, sino porque la contusión sumada a la impresionante cantidad de partidos que jugó, lo obligaron a eso. Tanta espera se terminó en un partido en Suiza, en donde el Santos goleó 8 a 2 al Basel y Pelé, en su vuelta a las canchas convirtió 5 goles. 4 minutos antes de que terminara el partido, la gente invadió el estadio y lo llevó en andas. En septiembre de ese mismo año, disputó 6 partidos, en donde convirtió la friolera de 23 goles.

Llegaba 1962 y con el año el Mundial en Chile. La expectativa de ver al nuevo genio del fútbol mundial hizo que los boletos de los partidos de Brasil para la primera ronda se agotaran en tan sólo 2 días. Jugó el primer partido y convirtió un gol, en la victoria por 2 a 0 frente a México. En el segundo partido, frente a Checoslovaquia, su juego evidenciaba que su aductor no daba más. Como en aquel entonces no existían los cambios, jugó prácticamente los 90 minutos rengueando. Aunque los checos fueron un canto al Fair Play, fue el último partido que jugó en esa Copa, que nuevamente conquistaría Brasil pero bajo los botines mágicos de Garrincha.

1962 fue el año en el que Santos se convirtió en el primer equipo brasileño en ganar la Copa Libertadores. Tras empatar 0 a 0 en los encuentros de ida y vuelta frente a Peñarol, Pelé convirtió 2 goles en la final jugada en Buenos Aires, la sede neutral elegida, y el Santos ganó 3 a 0. Eso le dio el derecho a disputar la Copa Intercontinental, frente al Benfica de la Pantera Eusebio. En la ida, jugada en el Maracaná, se impusieron los brasileños por 3 a 2. La vuelta, jugada en Portugal, marcó la consagración definitiva como el mejor jugador del mundo: 5 a 2. Pelé hizo 4 goles. Pese al trago amargo del Mundial, pudo reponerse sin mayores complicaciones.


Al año siguiente volvió a consagrarse campeón de la Libertadores, esta vez enfrentando a Boca en la final. En el partido jugado en La Bombonera fue cuando se comenzó a acentuar la tendencia del “péguele al 10 morochito” (?). No obstante, jugó un muy buen partido y le dio el pase gol a Coutinho para marcar el 1 a 1 transitorio, que más adelante se convertiría en 2 a 1. Otra vez a jugar la Copa Intercontinental, esta vez frente al Milan: 4 a 2 en Milán para los tanos, con Pelé marcando dos goles. Idéntico marcador, pero a la inversa en Brasil, aunque no pintaron ni Pelé ni Zito. En el bueno (?), ganó el Santos 1 – 0. Nuevamente campeón del mundo a nivel clubes. En 1966, con el Santos conquistó la Copa Rio – San Pablo. Ya habían pasado 4 años de Chile, así que nuevamente se celebraba un campeonato del mundo, esta vez en Inglaterra.

Hasta el primer partido, frente a Bulgaria, todo liso(?): ganó Brasil 2 a 0 y Pelé convirtió un gol de tiro libre. El gran problema es que un defensor llamado Zhechev le cagó los tobillos a souvenirs (?). Para el segundo partido, frente a Hungría, decidieron preservarlo: 1 – 3. En el tercer partido, los sudamericanos enfrentaron a Portugal: un nuevo 1 – 3 coronado con una cantidad de patadas considerables, frente a la pasividad del árbitro. Finalmente, lo terminó sacando de cancha una doble nelson (?) que ni siquiera fue sancionada.



« Última modificación: 20/07/2013, 17:03 por patagonia arg »
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En el regreso a casa, fue el resurgir del Santos. Con la llegada de nuevos valores como Clodoaldo y Ramos Delgado, Pelé renovó sus energías (?) y llevó de la mano a conquistar un triangular que contenía al Inter y al Benfica. Continuaron las giras: en 1967 Africa, Alemania e Italia. En 1969, nuevamente a Africa. En el transcurso de esos años se comenzó a especular con los 1000 goles de O Rei. Para octubre de 1969 llevaba 989 goles anotados. En un partido ante la Portuguesa anotó 4 goles con lo que ya llevaba 993. Hizo 2 goles mas ante el Coritiba y otro ante el Flamengo y marcó 2 goles más ante Santa Cruz en Recife. Luego en Joao Pessoa anotó un gol más, ya llevaba 999 goles y luego de no anotar en Bahia, el circo mediático se trasladó a Río de Janeiro, al Maracaná, ante el Vasco da Gama. El destino puso a un argentino, Edgardo Andrada, a tratar de atajar un penal que sería el gol número 1000. Antes de la ejecución, 100 mil almas callaron. Tras la conversión, fue llevado en andas (una vez más) tras ingresar al club de los mil (?). El Santos conquistó los campeonatos paulistas de 1967, 1968 y 1969, mientras que se alzó con la Copa de Plata disputada en 1968. Para aquel entonces ya era una celebridad mundial y desde Marilyn Monroe hasta los Kennedy hicieron un lugar en su agenda para conocer a este morocho de raíces más que humildes y que hacía maravillas con un balón.


Tras el Mundial de Inglaterra, Pelé había tomado la decisión de retirarse de la Selección, motivado por la cacería humana de los defensores hacia él en la que se habían convertido todos los partidos que disputaba. Eran tiempos difíciles para el Scratch, en tan sólo 1 año habían pasado 3 entrenadores hasta que en 1969 llegó Mario Zagallo. Ese año marcó el regreso de Pelé, con vistas al Mundial de 1970, en México. Y ahí fue donde integró uno de los mejores equipos de toda la historia de los mundiales. En México ´70 se pudo ver lo mejor de Pelé, rodeado por jugadores de clase mundial. Rivelino, Tostao, el propio Clodoaldo, Gerson, Carlos Alberto. Todos hicieron posible un título que tuvo tintes épicos, paradójicamente, con tres jugadas que no fueron gol y que son de las más recordadas en toda la historia de los Mundiales: el tiro de mitad de cancha frente a Checoslovaquia, que pasó a centímetros del palo, El cabezazo que Gordon Banks convirtió en la mejor atajada de la historia y la ya épica jugada en la que dejó mirando el noticiero a Mazurkiewicz (?) y la pelota paso al lado del palo. Ese torneo además tuvo partidos brillantes de Brasil: el de los cuartos de final, frente al Perú comandado por Didí: no menos de 30 situaciones de gol por equipo y un 4 a 2 que selló el pase a las semifinales. Luego de vencer a Uruguay, Italia fue quien debió resistir la embestida de un fútbol magistralmente jugado. Pelé puso el 1 a 0, tras ganarle en el salto a Roberto Rosato quien declaró: “Saltamos juntos, pero cuando yo caí al piso, Pelé estaba cabeceando”. El gol que puso el 4 a 1 final es un canto al fútbol: todo el equipo la toca y el que entra como una tromba es Carlos Alberto, desde atrás.

Tras el Mundial, inició su largo y sinuoso retiro: numerosas giras por más de 30 países con el Santos. Algunas, las últimas, ya a un nivel casi semiprofesional. Para 1972 se terminaba su contrato con el Santos y O Rei, ya extenuado, había tomado la decisión de retirarse, a los 33 años. Así que 1973 transcurrió como un año de transición, prácticamente. Cada 10 partidos de una gira, jugaba en 3 ó 4, sin arriesgar mucho. En 1974 Joao Havelange (presidente de la CBF por aquel entonces)  trató de convencerlo para que jugara el Mundial 1974, debido a que Zagallo tenía más problemas que los Pérez García (?) para armar el equipo. Como eso significaba volver a competir en la elite, declinó gentilmente la invitación y se dedicó a participar de partidos a beneficio y academias de fútbol alrededor de todo el planeta.

« Última modificación: 20/07/2013, 17:04 por patagonia arg »
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Al año siguiente, se oficializó su retiro, pero también coincidió con la llegada de ofertas con cifras zarpadas (?) para la época: 15 palos verdes del Real Madrid y la Juventus. Otros 10 del América de México y del Milan. Si bien su decisión de colgar los botines parecía inquebrantable, la patinada de guita a lo pelotudo parecía ser también otra de sus trademarks (?). Fue así que tras arduas negociaciones se oficializó la incorporación de Pelé al Cosmos de New York, en una cifra que no trascendió, pero que rondaría la cantidad aproximada de más de la que todos los que lean esto vayamos a ver en nuestra vida junta (?). El Cosmos quería impulsar comercialmente a la NASL, que vendría a ser la abuela pelotuda de la MLS (?). Si bien en convocatoria fue un éxito (incrementando en un 300% la asistencia a los estadios) en la parte deportiva fue más bien una cagada (?). El nivel -ni siquiera semi amateur, más tirando a semi-conocedores de las reglas del deporte- sumado a las pocas ganas de todos, hicieron que Pelé jugara tan sólo 2 temporadas, tiempo más que suficiente para amarrocar para que sus nietos coman sushi sin despeinarse y para no andar tirando la guita como un cabeza de termo (?).

Cuando se retiró es cuando se suscitó lo que en algún punto desmejora la imagen fabulosa que alimentó a base de talento y magia en las canchas. Tuvo reconocimientos mundiales, del tipo Embajador de las Naciones Unidas en 1977, Ciudadano del mundo para la ONU en 1980. Pero su posición pro-business se acentuó cuando acordó ser la cara de Master Card desde su retiro hasta estos días. Participó en varios encuentros de despedida, como la despedida de Franz Beckenbauer del Cosmos en 1984, la celebración de su cumpleaños 50 en San Siro en 1990 y un encuentro en 1984 entre la plantilla del Cosmos de ese año y un equipo de All-Stars del Cosmos. En 1994 fue nombrado Ministro de Deportes, aunque con muchas dificultades debido a la falta de apoyo de la clase política, se promulgó en Brasil la “Ley Pelé”, la cual promulga que en cuanto se acaba el contrato de un jugador con su club, debe renovar con este, o el club debe dejarlo en libertad. Además, esto obliga que los clubes actúen como empresas legitimas, debiendo mostrar balances anuales auditados.

También colaboró con UNICEF y promovió que el Mundial 2002 sea organizado conjuntamente con esta entidad para favorecer el desarrollo deportivo de los niños y jóvenes de las naciones carenciadas del mundo. Hasta aquí todo muy bonito (?), el gran problema es que nunca pudo mantener un perfil bajo y la irrupción de Maradona en el ámbito futbolístico lo cegó de celos y de declaraciones “picantes”. Su constante coqueteo con el poder y sus buenas relaciones con la gente que, palabras más palabras menos, corta el bacalao, lo situó en un grado de exposición mayor al que le pudiera ser aconsejabe. Es difícil mantener un veredicto copado (?) si de 20 años a esta parte proclama su condición como mejor jugador del mundo en cuanto micrófono se le ponga adelante. El papelón mayor fue cuando la FIFA, muy en desmedro de sus valores, decidió democratizar la elección del mejor jugador del siglo: Maradona arrasó. Inclusive en Brasil, uno de los países en donde más se votó al Pelusa, llamativamente. Es innegable lo que fue Pelé como jugador, pero su perfil de Business man lo hizo cuanto menos antipático a los ojos de los futboleros de ley, que destacan el origen popular del juego.


El veredicto? Difícil. No por su enorme talento, sino por evitar caer en comparaciones odiosas con Maradona. Para llegar al trono de mejor jugador de la historia no sólo las aptitudes cuentan. Y una de las cosas a ponderar allende el rendimiento deportivo es el carisma, terreno en donde pierde por goleada con Maradona, Cruyff y Distéfano, con quienes accedió a la corte de los mejores 4 jugadores de la historia.

Sabido es que las notables performances en tiempos pasados suelen ser magnificadas, aunque poner en un contexto actual el rendimiento de Pelé sería una pelotudez supina. Si bien se enfrentó muchas veces a combinados de despenseros, tolderos, campesinos, dentistas y troncos entusiastas (?), les sacaba más de 10 cuerpos de ventaja. También se enfrentó a los grandes del fútbol mundial de aquel entonces y en todos esos encuentros dio el piné, en muchos casos superando a la media. Establecer la época como un atenuante es digno de pedir al objetor que agarre el DeLorean del Doc Brown y les lleve una caja de Cricket a los pibes de hace 500 mil años. Criticar con el facilismo y con la venia de la historia no hace más que desnudar las mediocridades propias para ponerlas en una coyuntura en la que sus ideas o acciones cambiarían el mundo.

Sea cuando haya sido, Pelé ha sido un jugadorazo, no sólo capaz de pisarle los talones a Maradona, sino también capaz de probarse los mismos zapatos sin el miedo ridículo y con la probada capacidad de dar la talla. Quien esto escribe considera muy difícil la elección, ya que se trata de dos tipos que le ganaron al deporte (en su época), con diferentes características. La primera fuerza que mueve a la revolución de lo que sea es el asombro, y durante 13 años verlo a Pelé en elite era enfrentarse a un sinfín de posibilidades de redescubrir la relación anatomía – fútbol. Que el árbol no tape el bosque, se ha tratado de un jugador de la reputísima madre. Quizás mejor de los que muchos veremos en plenitud en nuestras vidas.

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Omar Sívori

Enrique Omar Sívori (n. San Nicolás de los Arroyos, Provincia de Buenos Aires, Argentina; 2 de octubre de 1935 - † ibid.; 17 de febrero de 2005) fue un futbolista y entrenador argentino, naturalizado italiano. Jugó de mediocampista ofensivo y es considerado uno de los mejores futbolistas argentinos de todos los tiempos, siendo incluido en la lista FIFA 100. Ocupa el 16º lugar en el ranking del Mejor jugador sudamericano del siglo publicada por IFFHS en el 2004. Integra además, la lista de los 50 Mejores Jugadores del Siglo XX elaborado por expertos e historiadores de FIFA y publicados también por IFFHS en el 2004

Nació el 2 de octubre de 1935 en San Nicolás de los Arroyos, Provincia de Buenos Aires, (Argentina), allí fue donde este exponente genuino del mejor potrero se le conoció con el sobrenombre de Chiquín, un niño que se pasaba las horas de sol a sol rompiendo sus pobres y gastadas zapatillas, dándole al balón.
 
Comenzó su carrera en River Plate a partir de la cuarta división y, desde el momento en que pisó Buenos Aires, comenzó a deslumbrar. Debutó en Primera División a los 17 años de edad, ante Lanús, el 4 de abril de 1954, entrando en reemplazo de Ángel Labruna, ídolo histórico del club, y anotó el quinto gol de su equipo a los 41 minutos del segundo tiempo. Jugó en total 63 partidos, convirtió 28 goles y participó en la obtención del tricampeonato de 1955, 1956 y 1957.
 
Ocho fechas más tarde de su debut, el genial Omar Sívori se consagró e hizo su puesta de largo en La Bombonera, campo de su clásico rival, el Club Atlético Boca Juniors. En aquel encuentro enloqueció a la defensa boquense junto con su amigo Norberto "Beto" Menéndez. River venció 1-0 con gol de Eliseo Prado, pero lo que más trascendió sin duda fue la actuación de aquellos dos chiquilines.
 
El 5 de mayo de 1957, contra Rosario Central, jugó su último partido en River, donde fue todo un ídolo, algo que continuó siendo en Italia, en la Juventus de Turín, a la que fue transferido por la cantidad de diez millones de pesos argentinos, récord de la época.1 Con el dinero recibido por su ficha, el River terminó la construcción del Estadio Monumental de Buenos Aires. Allí ganó tres títulos de Liga (1958, 1960 y 1961), dos Copas de Italia (1959 y 1960) y fue el máximo goleador de la Liga italiana en 1960. Marcó 134 goles en la Serie A, 24 goles en la Copa italia y 12 goles en competencias europeas, totalizando 170 goles en la Juventus.
 
Al obtener la doble nacionalidad, el nuevo ítalo-argentino pudo recibir el Balón de Oro como mejor jugador europeo en 1961. En 1965 pasó al SSC Nápoli, en el que permaneció cuatro temporadas. Es considerado uno de los diez más grandes clásicos, anteriores a los años 70. Al igual que otro grande como Alfredo Di Stéfano, su paso brillante sobre todo se dio a nivel de clubes. El popular "cabezón" era un líder dentro y fuera del campo, poseedor de una increíble personalidad y una capacidad individual muy similar según los críticos, a Diego Armando Maradona.
 
Mucho sería lo que Argentina perdería con la ausencia de estos dos genios del fútbol, según suelen coincidir los críticos. En 1961 y al haber tramitado la doble nacionalidad recibió el Balón de Oro. En 1962 vivió el duelo histórico en la Copa de Europa, del Juventus FC contra el Real Madrid de Alfredo Di Stéfano.
 
Su paso por el equipo de la Vecchia Signora fue exitoso, se ganó la consideración de mito del "Juve", consiguiendo numerosos títulos (tres Ligas: 1957-58, 1959-60 y 1960-61; dos Copas de Italia: 1959 y 1960), hasta cuando fue transferido al Nápoles en 1965, conjunto en el que permaneció durante cuatro temporadas convirtiéndose en todo un ídolo para la afición celeste.
 
Al igual que hiciera posteriormente Diego Armando Maradona en la década de los ochenta, Omar Sívori se convirtió en una especie de rey de la ciudad de Nápoles y llevó al club de ese puerto del sur de Italia a un subcampeonato. Dicho equipo nunca había llegado tan alto.
 
Durante su estancia en Italia rivalizó con Antonio Valentín Angelillo del Football Club Internazionale Milano o Inter de Milán, compañero suyo en la selección argentina. En el mismo equipo nacional formó parte de la famosa delantera llamada de "Los carasucias", que se proclamó campeona de la Copa América 1957.
 
También fue internacional con la selección italiana con la que llegó a disputar la Copa Mundial de Fútbol de 1962 en Chile. Finalmente, tuvo que retirarse en el Nápoles el 1 de diciembre de 1968 tras una lesión de rodilla.
 
Tras su retiro dirigió como técnico entre otros clubes a Rosario Central, River Plate, Estudiantes de La Plata, Racing, Vélez Sarsfield y a la selección Argentina en las eliminatorias para la Copa Mundial de Fútbol de 1974 en Alemania. Entre 1993 y 1994, colaboró como columnista del diario Clarín de Buenos Aires.
 
Falleció el 17 de febrero de 2005 en San Nicolás de los Arroyos, a la edad de 69 años.
Selección nacional
Fue internacional con las Selecciones argentina e italiana. Por el equipo argentino jugó 18 partidos y marcó 9 goles, además ganó la Copa América 1957. Por el Seleccionado italiano jugó 9 partidos, marcando 8 goles.
 
Con la Selección argentina tuvo una vinculación corta pero muy intensa, y es que Omar formó parte integrante de los increíbles "Carasucias de Lima". Un combinado nacional que se proclamó Campeón del Sudamericano del 57. Aquella línea de ataque pasó a la historia, estuvo compuesta por: Corbatta, Maschio, Angelillo, Sívori y Cruz; una línea atacante que regaló a los peruanos un aluvión de fútbol y goles. Ocho goles a Colombia, tres a Ecuador, cuatro a Uruguay, seis a Chile, tres a Brasil... tan solo perdieron con Perú, pero para entonces ya eran campeones, Sívori hizo ocho tantos. En 1973 fue convocado como Director Técnico de la Selección Argentina, con el objetivo de clasficarla para el Mundial de Alemania Occidental. El objetivo fue conseguido,invictos contra las selecciones de Paraguay y Bolivia, ganándosele a esta última en La Paz, con un equipo que incluyó jugadores especialmente entrenados en la altura, que pasó a la historia como "La Selección fantasma".
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ENRIQUE OMAR SÍVORI



El mejor jugador argentino de todos los tiempos, con permiso por supuesto de D. Alfredo Di Stéfano, al que considero español a todos los efectos, Diego Armando Maradona, nació un año antes de que su compatriota Enrique Omar Sívori, al tiempo que adquiría la doble nacionalidad, convirtiéndose en italiano de hecho y de derecho, ganaba el "Balón de Oro". Sívori, uno de tantos grandes futbolistas que se forjaron a orillas del Río de la Plata, y que terminó poniendo al servicio de su país de adopción,

Italia, todo su talento futbolístico. Fue un jugador pícaro, con una clase excepcional. Intuitivo, inteligente y goleador. No desentonó en ninguna materia. Tanto es así, que sumó a sus sobresalientes cualidades, una permanente entrega. Sus formidables características lo llevaron a convertirse en un futbolista de elite internacional, un guerrero de esos que todos querían alistar antes de librar las batallas decisivas. De fuerte personalidad, su carácter luchador le originó algunos problemas con las expulsiones, y cumplió treinta y tres partidos de sanción durante sus catorce años como futbolista. Su estatura, 170 centímetros, nada tenía que ver con su inconmensurable talla de jugador. "El Cabezón", como fue conocido en Argentina en su mejor época fue, aunque treinta años antes, lo más parecido al mejor Maradona que se haya conocido.
Omar Sívori nació el segundo día de Octubre de 1935, en San Nicolás de los Arroyos, en la provincia de Buenos Aires. De orígenes humildes, desde muy joven soñó con llegar a ser lo que un día fue. Enrolado en las filas de River Plate, el 4 de Abril de 1954 comenzó una no demasiado larga, aunque sí intensísima carrera que terminó por ser la de uno de los 100 mejores jugadores de la Historia del fútbol, como reconoció en 2004 la FIFA en la gala de su Centenario. Ese día de la primavera de 1954, River se enfrentaba a Lanús, en campo de éste último. El equipo platense era por entonces el campeón vigente de la liga argentina, que había ganado los dos últimos años. Omar Sívori entró en juego aquella tarde con el partido ya avanzado, sustituyendo a un ídolo local, Angel Labruna, legendario delantero de River, que años antes había compuesto la mítica “Máquina”, nombre con el que se conocía a la línea atacante del equipo de la franja roja, junto a Muñoz, Moreno, Pedernera y Lostau. El partido concluyó con una cómoda victoria de River, por 5-2, con cuatro goles de Walter Gómez y uno de Omar Sívori. En River Plate, Sívori jugó durante tres temporadas, coincidiendo su estancia con tres títulos de liga consecutivos, en 1955, 1956 y 1957. Durante esos tres años, jugó sesenta y tres partidoy marcó veintiocho goles. Sus actuaciones le sirvieron para ser convocado por el seleccionador argentino, Guillermo Stábile, en 1955. Dos años después, en la Copa América disputada en Lima, Perú, Sívori tuvo una actuación sobresaliente, contribuyendo con su juego y sus goles a la consecución del título para el combinado albiceleste. Argentina fue campeón, y él, figura descollante. Integró una delantera conocida como los "Carasucias", junto a Corbatta, Maschio, Angelillo y Cruz. Su desempeño en aquel torneo aceleró su pase al fútbol europeo. Al término de esa temporada, la Juventus de Turín, que había observado a la joven estrella en los últimos meses, hizo a River una oferta económica por el jugador, irresistible para la época.
160 millones de liras (unos 80.000 euros) pagó el club de la saga Agnelli por Omar Sívori. La totalidad de aquel traspaso fue empeñada por River Plate en la construcción de la tribuna norte del Estadio Monumental, alcanzando el graderío del coliseo capacidad para 100.000 espectadores. El jugador cruzó el Atlántico en aquel verano de 1957, y la Juve adquirió uno de los valores más en alza del siempre fructífero fútbol argentino. Con veintiún años, Sívori tenía por delante una prodigiosa carrera en el Calcio, al servicio de uno de los clubes más potentes del continente.
Su primera campaña en el fútbol italiano se saldó con la consecución de su primer Scudetto. La Juve había fichado esa temporada también al galés John Charles, procedente del Leeds United, que junto a Sívori y el veterano Boniperti formó el llamado Trío Mágico. Contribuyó de forma definitiva a la conquista de un título que se resistía a los “bianconeri” desde 1952. La tripleta atacante de la “Vecchia Signora” pasaría a la Historia de la Serie A, al conseguir 282 goles en tres años.
Al año siguiente, el Milan se impondría en la “Lega Calcio”, pero la Juve conseguiría el campeonato de Copa, que no ganaba desde 1942. En el partido final derrotó al Inter de Milán por un contundente 4-1. 1960 sería un año histórico para el club turinés. Nunca antes había logrado ganar los dos torneos más importantes de Italia, Liga y Copa, en una misma temporada. En la liga, con 55 puntos, se impuso a sus perseguidores milaneses, y en la Copa derrotó en la final a la Florentina, uno de los grandes de la época, por 3-2. Para Sívori la temporada concluyó con la consecución de su primer y único galardón de “Capo Cannonieri”, es decir, máximo goleador de la liga de ese país, con 28 tantos anotados.
Después de tres temporadas en Italia, Omar Sívori había conseguido un trofeo de máximo goleador, dos ligas, dos copas, y el reconocimiento del público transalpino, que idolatraba ya sin tapujos a la estrella argentina. Esa temporada, la 1961-1962, iba a ser relevante en la trayectoria deportiva y personal de Sívori. Con la Juve de nuevo repitió título de Liga. El viejo compañero de batallas Giamperto Boniperti, que años después ocuparía la presidencia del club desde 1971 hasta 1990, se retiraba definitivamente del fútbol después de dieciséis años al servicio de la Juventus, el único club en el que jugó. En aquel 1961, el partido cumbre del Calcio, Juve – Inter, se saldó con un insólito 9-1 a favor de los turineses. Omar Sívori hizo seis goles aquella tarde, un hecho jamás repetido por ningún jugador en el país italiano. Poco después, Sívori obtuvo la doble nacionalidad, convirtiéndose en ciudadano italiano, algo que, en contra de lo que pueda pensarse, estaba muy al día en aquellos principios de la década de los sesenta. En España, por ejemplo, Kubala, Di Stéfano o Puskas ya habían adquirido por entonces la doble nacionalidad, en este caso la española. Ese hecho permitió que Omar Sívori pudiese ser nombrado, a finales de 1961, “Balón de Oro”. En aquella época, sólo los jugadores europeos podían acceder al galardón. Sívori ya era italiano, y sucedió al español Luis Suárez en el palmarés del trofeo.
1962 era año de Mundial, el que se iba a disputar en Chile. Para cuando llegó la cita, Sívori había debutado ya con la Nazionale. Con su país natal, Argentina, había jugado 18 partidos, marcando nueve goles. Con la “azzurra” jugaría nueve partidos, en los que anotó ocho goles. Viajó al país andino con la expedición italiana, pero la selección que por entonces entrenaba Edmondo Fabbri completó un mal campeonato, quedando apeada en la primera fase, por detrás, en su grupo, de Alemania y la anfitriona, Chile, superando sólo a la débil Suiza. Sívori no consiguió marcar en aquel torneo, y la espina le quedó clavada para siempre, ya que nunca volvería a jugar un campeonato mundial. Esa temporada, Omar Sívori fue protagonista de la primera victoria de un equipo italiano en el Santiago Bernabéu, ante el penta campeón de Europa, el Real Madrid más laureado de todos los tiempos, consiguiendo el único gol del partido.Con casi treinta años, después de dos temporadas no demasiado afortunadas, Sívori creyó que había llegado la hora del cambio. En el último año en la Juve, el Ferencvaros húngaro privó a los “bianconeri” de conseguir su primer título internacional. En la final de la Copa de Ferias, jugada en el Comunale a partido único, los magyares se impusieron contra todo pronóstico por 0-1. Ocho años después de su llegada a Turín, una oferta del Nápoles hizo que Sívori cambiase el norte de Italia por el sur más tradicional. Con la Juventus jugó 257 partidos, en los que marcó 171 goles.
El club napolitano aún era un modesto del fútbol italiano. Acababa de ascender de la Serie B, en la que había permanecido tres temporadas de las cinco últimas. En 1962 conquistó la Copa de Italia estando en la división de plata italiana, algo que nunca más ningún equipo ha conseguido, al tiempo que conseguía el ascenso a Serie A. La temporada siguiente volvería a descender, para volver a subir la 1964-1965. Cuando Sívori estuvo presente con la Juve en la inauguración del estadio San Paolo de Nápoles el 6 de Diciembre de 1959, no imaginaba que seis años después aquel campo sería el suyo. Nápoles disfrutó del juego de Sívori y llegó a idolatrarle casi tanto como tres décadas después lo haría con otro argentino universal, Diego Armando Maradona. De hecho, suele decirse, sobre todo en Italia, que Sívori fue “el Maradona de antes de Maradona”. Contribuyó con sus goles y su técnica al asentamiento del club en la Serie A, por fin, aunque como era de esperar, no tuvo demasiadas opciones de conseguir títulos oficiales. Con el club napolitano jugó 65 partidos, en los que anotó 12 goles. El 1 de Diciembre de 1968, después de una compleja lesión en su rodilla izquierda, Omar Sívori decidió colgar las botas. Tenía treinta y tres años, quizás hubiese podido jugar un par de ellos más al máximo nivel, pero su maltrecha rodilla, crónicamente lesionada, obligó al astro italo – argentino a despedirse del fútbol. Italia despedía a su ídolo adoptado, después de once años perforando las porterías del Calcio.
Pese a haber administrado de forma excepcional los jugosos salarios que percibió durante su estancia en Italia, lo que le permitió iniciarse en diversos negocios, nunca se apartó del fútbol profesional. Volvió a Argentina para entrenar a Rosario Central, continuando su carrera en Estudiantes de la Plata, River Plate y Vélez Sarsfield. Incluso fue seleccionador de la albiceleste durante la fase de clasificación para el Mundial de Alemania 1974, consiguiendo el pase para aquella cita. En cualquier caso, no obtuvo el mismo éxito como entrenador que como jugador. Él mismo declaró: “No es lo mío”. Tras desvincularse de los banquillos, ya en los años 90, la Juventus de Turín volvió a aparecer en su vida para ofrecerle el puesto de ojeador en Latinoamérica de la “Vecchia Signora”. Durante unos años ejerció el cargo, descubriendo nuevos valores al otro lado del charco. El 17 de Febrero de 2005, en San Nicolás, el mismo municipio que le vio nacer, Enrique Omar Sívori moría víctima de un cáncer de páncreas. Todo el mundo del balompié, en especial Italia y Argentina, lloró la muerte de uno de los más grandes futbolistas de la Historia. River Plate, el club que le vio nacer como estrella, quiso homenajearle, dando su nombre a la tribuna que, gracias a su traspaso a la Juventus en 1957, pudo construir en el estadio Monumental de Buenos Aires.
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José Luis Aragonés Suárez Martínez (Hortaleza,3 28 de julio de 1938 - Madrid, 1 de febrero de 2014) fue un jugador y entrenador de fútbol español. Como jugador, su posición natural en el campo fue la de centrocampista y su principal equipo fue el Club Atlético de Madrid, donde destacó como jugador durante los años 60 y 70. Disputó un total de 360 partidos en la Primera División de España marcando 160 goles.4

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