Nunca digo adiós a nadie. Nunca dejo que las personas más cercanas a mí se vayan. Me las llevo conmigo a donde vaya
Solo en la agonía de despedirnos somos capaces de comprender la profundidad de nuestro amor (George Eliot
Cada vez que me despido de ti me muero por dentro. Y cada vez que me reencuentro contigo, siento que estoy en el cielo
Si fuésemos capaces de saber cuándo y dónde volveremos a encontrarnos de nuevo, nuestra despedida sería más tierna
Un millón de palabras no pueden hacer que vuelvas. Lo sé, porque lo he intentado. Tampoco un millón de lagrimas. Lo sé porque he llorado hasta no poder más
Tal vez lo único que duele más que decirte adiós es no haber tenido la ocasión de haberme despedido de ti.
Nuestros recuerdos de ayer durarán toda una vida. Guardar los mejores, olvidar los demás.
Los recuerdos construyen un camino que llega hasta el corazón y logra que los amigos siempre los sienta uno muy cerca, aunque en realidad estén muy lejos el uno del otro.
¿Por qué solo se tarda un minuto en decir hola, y toda una vida en decir adiós