Se acabó la incógnita. La era de Diego Maradona al frente de la selección argentina ha quedado enterrada en el pasado y Sergio Batista será el entrenador de la albiceleste hasta el final del Mundial de Brasil-2014. Confirmado oficialmente el martes por Julio Grondona, presidente de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), y por Carlos Bilardo, coordinador general de selecciones, el 'Checho' afronta ahora el mayor desafío de su carrera.
Criado en la inigualable cantera de Argentinos Juniors, Batista mamó desde niño un estilo de fútbol vistoso y estético, con pases cortos, juego bajo, laterales con mucha participación en el ataque y libertad para que los cracks den rienda suelta a su impronta personal. Ese mismo sello, que ya se vio en su etapa al frente del Sub-23 que ganó el oro olímpico en Pekín-2008 con Messi, intentará aplicarle a esta selección que tiene a la Copa América de Argentina-2011 y al Mundial-2014 como objetivos.
El perfil ideal para este grupo
Su bajo perfil, diametralmente opuesto al de su antecesor, le cae perfecto a este grupo de futbolistas que, con Lionel Messi a la cabeza, fueron decisivos para que la dirigencia de AFA se definiera por él. Justamente el barcelonista será su bastión en este ciclo, mientras que Javier Pastore, futurible del Barça, se perfila como fijo a su lado en el equipo titular. Juan Román Riquelme, relegado por Maradona, es un jugador que lo desvela y que seguramente también tendrá su espacio.
Nacido el 9 de noviembre de 1962 en el seno una familia futbolera (su padre, José, fue descubridor de talentos y su hermano, Norberto, también fue jugador y hoy es ayudante de Claudio Borghi en Boca Juniors), el 'Checho' fue un mediocampista central ordenado y muy inteligente. Se consagró campeón en México-86, donde disputó los siete partidos, y también integró el plantel segundo en Italia-90.
A nivel de clubs, formó parte del gran Argentinos Juniors de los 80, que ganó la Liga argentina y la Libertadores y jugó aquella inolvidable Intercontinental frente a la Juventus de Platini. Después tuvo una estadía en River Plate, donde sumó otro título, y en los 90 pasó varios años en el fútbol de Japón, donde se sometió a un tratamiento para su adicción a la cocaína.
Ya recuperado y de regreso en Argentina, en 2000 lanzó su carrera como entrenador. Trabajó en varios equipos de su país y también en Uruguay, y en 2008 entró en el cuerpo técnico de la selección argentina para hacerse cargo del Sub-20. Ese mismo año, con motivo de los Juegos Olímpicos, se encontró con varios de los jugadores que ahora eligió para que lo lleven a la gloria máxima. El tiempo contará el resto de la historia