Rocambolesca historia la oque nos llega desde Argentina. Ocurrió en el barrio bonaerense de Villa Devoto, donde juega el Lamadrid. El conjunto local se enfrentaba al Luján en un encuentro correspondiente a la Primera C (cuarta división argentina), pero lo más destacado del día no ocurrió sobre el campo, sino en los vestuarios.
Todo comenzó por el enfado de uno de los árbitros asistentes designados para el encuentro, según cuenta el diario 'Olé'. Gastón Fernández Landa no estaba demasiado satisfecho con que le hubieran elegido para arbitrar un partido de una categoría tan baja, y así se lo habría hecho saber a varios periodistas antes del choque.
La cosa empeoró cuando tras reunirse con el resto de sus compañeros salió del vestuario hablando por el teléfono móvil y seguía quejándose de su participación en el evento. Landa llegó incluso a retrasar el inicio del encuentro por su actitud. El partido llegó al descanso sin que aparentemente hubiera ocurrido ningún incidente, pero en el intermedio fue cuando se desató la pelea.
Según contaron luego varios futbolistas, Landa se dirigió a Rebuscini y Amato, el otro línea y el árbitro principal, para hacerles saber su descontento. "Vení, vení, a mí no me manda nadie", le oyeron decir mientras se dirigían al vestuario de árbitros. Una vez dentro la cosa pasó a mayores, tras una discusión verbal, Landa arremetió con una silla contra sus colegas, y Rebuscini respondió con un puñetazo. Landa terminó camino del hospital con un corte en el pómulo, y el partido continuó con un sólo linier.
Pero aún quedaba un capítulo más en esta sorprendente historia. Al final del choque la policía se llevaba a Rebuscini, que había sido denunciado por Landa, y al árbitro como testigo. Los tres protagonistas terminaron el día testificando en comisaría. El partido, por cierto, lo ganó Lamadrid