Eleconomista.- Este año se ha demostrado que cuando la Agencia Tributaria les dice a los contribuyentes que revisen el borrador de su declaración de la Renta no cumple con un mero trámite, sino que impone una obligación real. Dos errores graves, ya corregidos, y mucha información que desconoce Hacienda hacen que validarlo sin comprobaciones sea muy peligroso.
Cada contribuyente es el único responsable de la veracidad de los datos que confirma en el borrador del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF), ya que éste es, simplemente, un reflejo de los datos que Hacienda tiene sobre él, pero puede contener datos no actualizados porque la Agencia Tributaria carezca de información sobre los mismos. Algo que les parece imposible a muchos contribuyentes, puesto que este organismo no acepta errores del contribuyente.
En la gran mayoría de los casos, el borrador es correcto. Todos los datos coinciden. Sin embargo, cuando se han producido cambios importantes en la vida del contribuyente, que no se han comunicado a Hacienda, el borrador no los incluye. Puede perder así deducciones, o exponerse a sanciones por ocultar rentas o haberse aplicado deducciones indebidas.
Cuando el contribuyente detecta, una vez confirmado y remitido el borrador, que no aplicó bien alguna deducción, debe realizar una declaración complementaria. Si se pierde el borrador y no se tiene la referencia para consultar los datos en Internet, puede volver a solicitarlo, tras identificarse con el NIF y el importe de la casilla 689 de la declaración del año pasado. Un total de 12 millones de borradores y datos fiscales ya han sido enviados, pero faltan otros ocho millones, una labor que supone un esfuerzo límite.