Se rompe el hilo que unía tu silencio con mi llanto,
y llueve de mí, ilusiones petrificadas.
Mi alma quiebra y se requiebra
Transformándose en saliva lista para tragarse.
Mis ojos se desnudan de visiones falsas
y se tatúan la esencia de la realidad
que estaba debajo de la simple apariencia
que penetra rápido en los ojos.
Me doy cuenta que las apariencias
desgarran con más placer,
por eso diariamente me arranco los ojos.
Ya no hay caminos que yo quiera encontrar.
Todos los días las sombras fantasmales
de las ganas perdidas, tiemblan sobre mi cuerpo.
Ya el silencio quebrado tiene voz propia,
son esas frases tuyas que no dejaste salir.
Ahora me encuentro sin pájaros en la garganta,
sin la verdad en las palabras,
sin vida en mi muerte.
Andate y dame más tiempo para analizar
si hay un sitio en mí para una herida nueva.
yo tenia un amigo ase mucho tiempo y me mando en una carta este poema,me ha gustado volverlo a leer.