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Chincheta Autor Tema: iPad mini, análisis a fondo  (Leído 1159 veces)

15/11/2012, 19:41 -

iPad mini, análisis a fondo

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iPad mini, análisis a fondo



La lista de cosas que Apple cambió con el primer iPad es prácticamente interminable. Consiguió, para empezar, que un tablet fuese lo que hasta hoy entendemos como tal, y no algo lento y pesado al que nadie le encontraba, realmente, utiidad alguna. En menos de un año, el iPad pasó de ser un producto completamente nuevo a un producto que todos, tanto fabricantes como usuarios, deseaban.
Luego llégo el iPad 2, el primer iPad Retina y por fin…el iPad mini. Casi tres años más tarde y frente a muchos que creíamos que Apple jamás sacaría una versión reducida del iPad, Tim Cook se sube al escenario y todo vuelve a cambiar una vez más.
Puede sonar exagerado, pero es que el movimiento de Apple con el iPad mini no es, como nada de lo que hace Apple, aleatorio. Y es que el Nexus 7, el Kindle Fire HD, la BlackBerry PlayBook y todo el mercado de tablets de 7 pulgadas está consiguiendo lo que en su día Honeycomb y todas las Androids con tamaños similares a los del iPad no consiguieron: amenazar su reinado.
Achacar sin embargo la razón de ser del iPad mini a la competencia no es sólo imprudente sino que también es erróneo. El iPad mini como dispositivo tiene mucho más sentido del que en su día la mayoría pudieron (o pudimos) imaginar: es más pequeño, más ligero, más transportable, más fácil de llevar en una mano y al igual que con el primer iPad donde toda una serie de acciones se veían beneficiadas al usar el dispositivo, como navegar o ver vídeos, en el iPad mini también tiene hay unos usos para los que es mucho mejor que su hermano mayor.
Nuevo pero con sabor a viejo conocido, el iPad mini es uno de los productos más interesantes que hemos probado este año. Aquí su reseña.

Características técnicas

Hablar de las características técnicas de un producto como el iPad mini no tiene mucho sentido, porque es un producto en el que te acabas fijando únicamente en el rendimiento y la fluidez antes que pararte a pensar qué es exactamente lo que lleva detrás. Para no restarle rigor a la reseña, y para los amantes de las especificaciones técnicas, el iPad mini monta el procesador A5 fabricado por Apple y corriendo a 1Ghz. Se acompaña de 512MB de RAM y capacidades de almacenamiento en tres opciones: 16, 32 y 64 GB.
En cuanto a la pantalla, esta es no Retina a 768x1024 píxeles enmarcados en una pantalla de 7,9 pulgadas a una densidad de 162 píxeles por pulgada con tecnología LED IPS (hablamos de ella al detalle en un apartado posterior). LA cámara es de 5 Mpx con una calidad de grabación de 1080p a 30 frames por segundo, y se acompaña de una cámara frontal para FaceTime de 1,2 Megapíxeles que no es una maravilla pero sí supone una mejora con respecto a lo que teníamos en el iPad 2 y el iPad de tercera generación.
Las opciones de conectividad pasan por Bluetooth 4.0, WiFi, DC-HSDPA y LTE más GPS en el modelo con conectividad móvil. Mide 20 centímetros de alto, 13,4 de ancho y 0,7 de grosor, en un peso de 308 gramos (un par más para el modelo con conectividad móvil, el peso de la tarjeta, básicamente). La batería se mantiene con respecto al iPad, con 10 horas de duración y que en la práctica nos ha dejado muy, muy buen sabor de boca. Está disponible en dos colores, blanco y negro.

Diseño

Comenzar a hablar de un iPad, sea mini o no, es comenzar a hablar del diseño. La mano de Jony Ive y la obsesión por el diseño de Apple se notan en cada esquina del cuerpo de aluminio del iPad mini. Delgado como un lápiz si nos atenemos al eslógan promocional que utiliza la compañía, esta versión reducida es para mí y sin duda alguna el iPad más bonito que hemos visto nunca.
La estética es muy similar a la que apareció hace apenas dos meses con el iPhone 5. El borde tiene un biselado prácticamente idéntico y el color de la parte trasera en aluminio es muy agrable, sea en blanco o en negro. Atrás quedan esas dos franjas que lleva el iPhone en la parte superior e inferior para la conectividad, la unidad con la que se ha hecho esta reseña era sólo WiFi (de momento no se vende la opción con conectividad móvil) y la parte trasera es completamente de aluminio uniforme.
Los bordes son mucho más redondeados que los del iPad, esto hace que sea mucho más cómodo sujetarlo con una mano, algo que también se justifica con el tamaño más reducido. El diseño del iPad mini hace que sostener un iPad en la mano sea una delicia. No es que el otro resultase incómodo, pero digamos que se movía en esa delgada línea que separa del confort al “mejor lo sujeto con las dos manos o lo apoyo en algo”. El biselado de los bordes de la parte frontal es muy parecido de nuevo al del iPhone 5 y si cabe todavía más depurado.


Y es que en el iPad mini la pantalla está todavía más cerca del bisel, no como en el iPhone que sobresale un poquitín. La sensación de uniformidad, calidad y depurado general que Apple ha conseguido con el iPad mini es simplemente maravillosa y alcanza unos niveles de perfección que no sólo me gustaría ver replicado en más productos de la compañía sino que además sirviese como una llamada de atención para la competencia.
Gracias a los materiales utilizados y al diseño, también han conseguido que el iPad mini sea muy ligero. Con poco más de 300 gramos se sostiene cómodamente en una mano, no pesa, cabe en un bolso o mochila sin que se note que está ahí y moverte en general con el dispositivo es una sensación que hay que probar para entender del todo. Ojalá algún día unos niveles así de ligereza lleguen a su hermano mayor, el iPad, porque ese peso acaba por convertirse en uno de los principales puntos fuertes del iPad mini.
En la parte inferior encontramos los altavoces, estéreo, de nuevo con un diseño muy similar al del iPhone 5. iPhone 5 y iPad mini comparten muchas características, ya sea en blanco o en negro, en una unificación de ambas líneas de producto que personalmente me convence mucho. Los botones están en el mismo lugar que siempre, con el botón Home, el botón de bloqueo arriba “sobre” el borde y no ligeramente atrás como en el iPad, los botones de volumen en la parte superior derecha y el botón de bloqueo. Al estar hechos del mismo material que en el aluminio de la carcasa ahora resaltan menos que los de plástico negro que habíamos visto hasta ahora.
La pantalla se trata en profundidad en el siguiente apartado, pero desde el punto de vista de diseño los bordes del dispositivo quedan realmente cerca del borde de la pantalla, dejando una fina línea entre medias que es imposible no tapar completamente con el pulgar cuando lo sostenemos. En este sentido, Apple ha ooptimizado iOS para que el propio iPad mini detecte cuando estamos sujetándolo y cuando realmente queremos hacer un toque voluntario en la pantalla.
Delgado, ligero y con un diseño hace que el iPad Mini deje a la competencia atrás como si sus tablets fuesen de jugete. No es una afirmación arrebatada, no tiene nada que ver que esto sea un blog de Apple o con ningún campo de distorsión de la realidad, al lado del iPad mini ahora mismo están una Nexus 7, una Kindle Fire HD y una BlackBerry PlayBook y puestos en perspectiva hace que parezcan la Super Paquito.


Pantalla
Sacar el iPad mini de su caja es un proceso curioso. No sólo porque la caja es mucho más pequeña que la del iPad, apenas mayor que un libro, sino porque una vez descubrimos la calidad de los materiales y acabados, la suavidad del aluminio y presionamos el botón de encendido llega el inevitable “Oh…”.

El “inevitable Oh” no es otro que el que emite el cerebro en una secuencia semiautomática al darse cuenta de que el iPad mini efectivamente no es un iPad Retina. Y puede ser que no sea un detalle apreciable para los que poseen un iPad 2 (de hecho, y según he podido consultar con varios lectores, no, no lo es) pero la pantalla del iPad Retina de tercera generación es tan, pero tan buena que una vez te acostumbras simplemente no hay vuelta atrás.
¿Cómo de grave es no contar con resolución Retina en el iPad mini? Poco, o casi nada. Hay una diferencia importante entre “no es una pantalla Retina” y “es una mala pantalla”, simplemente es una pantalla inferior, diferencia que se aprecia poniéndolos simplemente lado a lado. El contraste de color, la saturación y la claridad del texto sin embargo siguen siendo igual de buenos y jugar, ver vídeos o simplemente leer, una función que por su tamaño acompaña muy bien al iPad mini es una delicia.


La pantalla del iPad mini no es todo lo buena que a mí me gustaría que fuera, pero sí es todo lo que por el momento le pido a un pantalla en un iPad de 8 pulgadas. Los dos primeros iPads no llevaban pantalla Retina tampoco y eso no impidió que fuesen, dentro de su contexto, magníficos productos. Con el iPad mini pasa algo parecido, me habría gustado ver las cosas con calidad Retina, pero se lo perdono, al menos personalmente, por ser el primero.
Toca hablar ahora de las otros dos detalles relevantes cuando tocamos el tema de la pantalla del iPad mini. El primero de ellos hace referencia al tamaño de la misma, a las pulgadas, el segundo al ratio que Apple ha decidido mantener con respecto al iPad de 9,7 pulgadas, una decisión que como vamos a explicar es fundamental en la usabilidad final del dispositivo.
Con respecto al tamaño de la pantalla, sí, el iPad mini compite contra los tablets de 7 pulgadas y de hecho así lo quiere la propia compañía. Compite tanto que de hecho se los comerá con patatas en la campaña navideña, pero no, no es un tablet de 7 pulgadas, es un tablet de 8. Y eso, unido al hecho de que la proporción de aspecto es la misma, es una de las características que hacen esencialmente al iPad mini el producto que es.


La sutil diferencia entre “un iPad pequeño” y un “iPad más pequeño” es la responsable de ello. Dicen que Dios está en los detalles, y oh, a Apple le encantan los detalles. Si Apple hubiese hecho un iPad más pequeño, ocho, siete o seis pulgadas habrían estado bien, pero es que el iPad mini no sólo es más pequeño, es que es un iPad en pequeño. Tal y como si hubiese quedado el iPad 2 como si lo hubiésemos pasado por una máquina mágica de encoger. El iPad mini conserva el mismo ratio y con él toda una serie de características.
Para empezar, conserva la misma cantidad de aplicaciones, desde cero, que ya encontramos en el iPad, todas ellas, es el equivalente en tiempo a más de dos años de aplicaciones en la App Store. Y eso es algo que cuando comparamos con la competencia, especialmente el Kindle Fire que tiene su propio market de Android modificado directamente no tiene punto de comparación. Para continuar, la proporción 4:3 hace que ver películas, leer o navegar por internet siga siendo igual de agradable que con otros aspectos más alargados o peor orientados. Y para terminar, los que ya usábamos iPad no sentimos que estamos usando un dispositivo completamente nuevo, simplemente el mismo iPad de siempre, sólo que más pequeño.

Rendimiento y duración de la batería
Del mismo modo que con la pantalla Retina, el procesador A5, dos generaciones por detrás del actual A6X del iPad de cuarta generación es otra de las decisiones de Apple, motivadas por el precio según imagino, que menos me convencen del iPad mini. No es un dispositivo que en ningún momento se sienta lento, pesado o que no puede con las cargas que le impone iOS, pero al ser tan pequeño, tan manejable y ligero uno no puede menos que sentir qué podría ser del producto con un acelerón extra en la velocidad.
El rendimiento es, con todo, uno muy elevado. Básicamente el iPad mini no va a atraganrse con ninguna tarea que le pidamos y lo va a mover como si tal cosa. El iPad 2 contaba un procesador A4, el iPad mini es más pequeño, tiene más RAM y tiene que encargarse de la misma resolución de pantalla con un procesador A5, lo que provoca que en cuanto a rendimiento las quejas sean pocas y las observaciones caigan más en el terreno del ¿Y si en lugar de eso se hubiese subido el listón un poquito más?.


En cuanto a la duración de la batería, poco ha parecido importarle a Apple que el iPad mini sea un 30% más pequeño y más delgado con la consiguiente pérdida de espacio para las celdas de la batería, la duración de las mismas se mantiene: 10 horas teóricas. En la práctica, al momento de escribir estas líneas mi iPad mini cuenta con un uso de 20 horas y 42 minutos, sin haber pasado por la corriente en 6 días y 2 horas, con un porcentaje de batería restante del 18%.
Vamos a hablar de ello con más calma ahora en la Usabilidad, pero esa conjunción de extrema ligereza, tamaño y versatilidad unido a que prácticamente nos olvidamos de la batería son justo las características que definen la calidad y la razón de ser del iPad mini.

Manejo
El iPad mini es un producto nuevo. Es algo que se olvida con inevitable facilidad en el momento en el que leemos la palabra iPad. Pero es un producto nuevo, un filón nuevo y una línea nueva que, al igual que el resto de productos de la familia iOS es mejor en algunas cosas y peor en otras.

La usabilidad siempre ha sido una de las banderas que Apple ha enarbolado con respecto a la competencia, la usabilidad y la fluidez. En el caso del iPad mini esas dos variables se mantienen, como hemos especificado el iPad mini se mueve rápido y bien, es ágil, es fluido y la experiencia de usuario es muy grata.
Pero dentro del campo de la usabilidad entra también el hecho de que cuenta con todas las aplicaciones disponibles en iOS hasta la fecha, incluso las de iPhone si llegamos a ese punto aunque las veamos mal. Uno de los grandes atractivos del iPad mini consiste en el inmenso catálogo que encontramos en la App Store. Con una app para casi cualquier cosa, la usabilidad y la utilidad del iPad mini crece exponencialmente cuando tenemos en cuenta detalles como este.


Luego, y aunque ya lo he mencionado varias veces, el form factor del iPad mini es otro de sus puntos a favor. Al ser tan pequeño y tan ligero, en el fondo lo que consigue es ofrecer la posibilidad de disfrutar de una experiencia iPad al completo en un dispositivo más pequeño, dentro de ocho pulgadas (ocho, no siete) y con la misma proporción de aspecto que con el iPad grande. Esto provoca que ahora cuando viajo no sea el iPad grande el que va en la mochila sino el mini, que sea mucho mejor compañero en el avión o en el Metro por las mañanas mientras leo mi lista de Pocket de lo que lo es el iPad.
Con el iPad mini también es más agradable leer, básicamente porque se parece más a un libro de bolsillo, una tarea que nunca fue incómoda en el iPad pero que gracias al tamaño más cercano al de un libro de bolsillo y a que sujetarlo con una mano es es más sencillo gana muchos puntos en este caso.


Los vídeos no se ven mal, y Safari cumple sobradamente, aunque en este caso prefiero la experiencia que proporciona un iPad. Jugar varía bastante según la aplicación, pero si por ejemplo Rayman Jungle Run lo encontraba demasiado grande en el iPad y adecuado en el iPhone, en el iPad mini me parece simplemente perfecto. Otros juegos como Flight Control por ejemplo se juegan mejor en la pantalla del iPad grande.
Para los que nos gusta esquematizar y tomar notas con el iPad y un stylus, en mi caso o bien el Bamboo Stylus de Wacom o el Cosmonaut, el iPad mini también es mucho más manejable porque permite sujetarlo con una mano mientras con la otra dibujamos aunque perdamos, evidentemente, espacio de lienzo.

Cámara
Si merece la pena tener una cámara trasera en un iPad es una de esas preguntas que seguirá apareciendo en las reseñas durante un tiempo más. Al menos hasta que absolutamente todos los tablets la tengan y se nos haga lo más normal del mundo. Mi opinión es que no, y teniendo cámara en un tablet desde el iPad 2 jamás me he visto en una situación de emergencia como para que me compense tomar la foto con este dispositivo.

Pero sea como fuere, el iPad mini tiene cámara, y una bastante decente además. ¿Decente en qué términos? Por si a alguien le sirve, decente en los términos del iPhone 4, con los mismos megapíxeles aunque sensor y lentes están mejoradas. La calidad final de las fotos es muy parecida y la grabación de vídeo sube hasta los 1080p y 30 frames por segundo. En condiciones de baja luminosidad podemos olvidarnos de sacar una foto sin mucho ruido o movida, aunque con un poco de maña podemos exprimirla y llegar hasta lugares que otros móviles, ni siquiera tablets, no llegan ni a alcanzar.

La cámara frontal, eso sí, ha sido mejorada al igual que en el iPhone 5 y el iPad de cuarta generación y es algo que se nota y agradece mucho a la hora de hacer Facetime o videollamadas por Skype. Funciones que, por otro lado, son prácticamente las únicas que le podemos dar a dicha cámara.
¿iPad o iPad mini?
El iPad mini ha sido más que bienvenido al ecosistema Apple pero ha abierto una pregunta que a más de un posible comprador e incluso actual usuario, ¿iPad o iPad mini? La respuesta es tan simple como estúpida   :D   epende ¿De qué? Del uso, básicamente. Aunque ya lo hemos indicado en algún momento de la reseña, el iPad mini, por su tamaño y peso hace que ciertas actividades se desarollen en el mismo de manera idónea.
Estas tareas son por ejemplo leer en iBooks, dibujar, utilizarlo en viajes, leer en el transporte público, consultar algo rápidamente y llevarlo a cualquier parte. El iPad sin embargo yo lo concibo ahora algo como un poco más estático dentro de que evidentemente es un dispositivo destinado a la movilidad y a que cumple también con creces con las mismas funciones que hemos detallado para el iPad mini. Sin embargo lo veo más adecuado si el uso primario va a ser el consumo de PDFs, presentaciones de trabajo/estudio/, ver películas o jugar.En mi caso concreto, con los dos dispositivos el iPad se ha quedado como dispositivo para la mesita de noche que cojo para leer en la cama tranquilamente, ver una serie, leer mis feeds o mi lista de Pockets y realizar todo tipo de tareas con calma gracias a la pantalla Retina. El iPad mini, en cambio, se ha colocado como un iPad más batallero, que llevo a todas partes, que utilizo en todo momento en viajes, en avión, bus o metro y que llevo en la mano casi con la misma comodidad que el iPhone 5.
Al final acaba siendo una decisión muy personal donde entra mucho el contexto personal y el factor precio. El iPad mini empieza en los $329 | 329€, muchísimo más asequible y alejado de los casi 500 a los que se sube el iPad más básico. Gracias de nuevo a que es un iPad pequeño y no un iPad más pequeño, a que conserva la misma proporción y una buena pantalla, en ambos podemos realizar las mismas tareas, simplemente variará la comodidad y la idoneidad, valga el término, con la que las realizamos.

El iPad mini contra la competencia
Es importante también repasar como queda, o en qué posición, el iPad mini con respecto a la competencia. Antes hemos mencionado de pasada que el iPad, al menos en cuanto a apariencia externa y diseño los hace parecer de juguete. En cuanto a nivel interno, su principal baza está en la cantidad de aplicaciones disponibles en la App Store y a iOS que, en general, me sigue convenciendo más para un tablet que la mayoría de opciones disponibles.

Android 4.0 y sucesivos se ha unificado mucho (que no del todo), todo el tema de la interfaz algo que se agradece bastante, pero la integración entre iPhone, iPad y el ecosistema de OS X sigue siendo muy superior. Las ventajas del Nexus 7 y el Kindle Fire HD en ese sentido pasan sobre todo por el precio, que son 130 dólares más baratas en la opción más básicas. La resolución de ambos dispositivos y los píxeles por pulgadas también es sensiblemente mejor, sobre todo en el caso del Kindle Fire HD.
En general, y volviendo a recordar de que el hecho de que una cosa se superior a otra no desmerece ni menoscaba la otra ni implica que sea necesariamente mala, el iPad mini es con bastante diferencia un producto más redondo que las otras tablets en ese rango. No conviene olvidar que parte de las intenciones de Apple con el iPad mini pasan por competir contra ese segmento de mercado así que la competencia, la polémica y la discusión están servidas y prometen depararnos episodios muy interesantes en los próximos meses.

Conclusión
El iPad mini es el comienzo de una nueva era de producto dentro de Apple, toda una nueva línea de dispositivos que creo que, ateniéndonos a lo arriba descrito, va a vender como rosquillas. Nueva no es la comparación entre lo que ha ocurrido con el iPad mini y lo que ocurrió en su día con el iPod, el iPod mini y el iPod nano en su día. Probablemente y como ocurrió con ellos en un tiempo el iPad mini se convierta como el iPad de facto, el que veamos extendido en educación, en hospitales y en mil campos distintos, el iPad que se puede llevar cómodamente a cualquier lado y en cualquier parte y que gracias a esa pantalla puede realizar las mismas funciones.
El iPad mini no es un 10 por un único motivo, por su pantalla. Es el único borde rugoso en un producto que por otro lado está pulido a niveles que resultan extraordinariamente altos incluso para los estándares de Apple. Pequeño, ligero, confortable y sorprendente. Es un inicio y un indicio, bastante prometedor además, de hasta donde el iPad mini puede llevanos en los próximos tiempos. Destino que, competencia mediante, ni siquiera Apple conoce.

Fuente: AppleWeblog
« Última modificación: 15/11/2012, 19:44 por otroatletico »

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