"Simplemente vi cómo se sentían y pensé que era una buena idea". Así justificó Phil Jackson su decisión de que sus jugadores no entrenasen la mañana siguiente a la durísima derrota en el cuarto partido de las Finales de la NBA. Los jugadores llegaron a las instalaciones de El Segundo y vieron algunos vídeos sobre la terrible derrota del Staples Center, pero Jackson los vio tan mal que los mandó a casa para que se olvidaran del partido.
Y es que los 24 puntos que remontaron los Celtics son la mayor diferencia recuperada en unas Finales en toda la historia. Razón más que de sobra para agarrarse semejante depresión.