El Estado Islámico hace ostentación de su programa de adiestramiento de menores para poder utilizarlos en la guerra Los llamados cachorros del califato son la amenaza que la organización yihadista prepara para el futuro: niños captados desde corta edad para ser aleccionados y entrenados en diversas funciones de combate. O bien huérfanos, o bien arrancados de las manos de sus padres mediante distintos métodos, son atraídos a una especie de campamentos de verano, con sus correspondientes meriendas. Los que parezcan resultar útiles serán concienzudamente aleccionados.
El Estado Islámico no ha ocultado estas prácticas, sino todo lo contrario: han sido parte fundamental de su propaganda de terror, al menos hasta el pasado mes de marzo, en que difundió un vídeo que mostraba a un niño de unos cuatro años, vestido con un uniforme de camuflaje a su medida, que accionaba un detonador para hacer explotar un coche en cuyo interior había tres prisioneros vestidos con el preceptivo mono de color naranja.
En los seis meses precedentes, el EI exhibió imágenes de niños participando en el asesinato de prisioneros, como el caso de un chaval de unos diez o doce años que disparaba a la nuca de dos supuestos espías rusos
Precisamente el niño que supuestamente hizo estallar el coche con los tres prisioneros era británico. Se llamaba Isa Dare y era hijo de una londinense de 25 años, Grace Dare, que hizo el viaje de la yihad en el 2012. En Siria se casó con un miliciano sueco y tuvieron, muy pronto, este niño
Cuanto menor el niño, mayor es el partido que los yihadistas obtienen porque les resulta más fácil inculcarle su programa de desensibilización a la violencia, que luego se sustancia en imágenes exhibiendo cabezas cortadas o jugando al fútbol con ellas.
El caso de Iraq es especialmente significativo, ya que en el país existen testimonios del uso de niños discapacitados antes de la aparición del Estado Islámico tal como es hoy, es decir, cuando los yihadistas se identificaban como Al Qaeda en Iraq o como Estado Islámico de Iraq (ISI).
No todo vale, no envíes un niño a hecer el "trabajo" de un " hombre", si se puede llamar trabajo y si se puede llamar hombre, naturalmente se prodría decir
asesinato y cobardía. Saludos
La Vanguardia.