Zapatero y España, en un momento crítico

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Nunca el Gobierno de Zapatero había estado tan cuestionado desde tantos frentes. La credibilidad de los mercados y las relaciones con los organismos internacionales preocupan en el resto del mundo, como comprobó ayer el presidente del Banco Central Europeo, Jean Claude Trichet, ante un aluvión inédito de preguntas sobre los problemas de España. En el entorno doméstico, la sangría laboral, los titubeos en la reforma de las pensiones, las primeras amenazas públicas de los sindicatos o el pánico en la bolsa asustan a economistas, analistas y empresas.

El Ejecutivo está, en definitiva, asediado. El mismo Zapatero que antaño se quedó solo negando una crisis que ya rasgaba el país se ha dado cuenta de pronto de la dura realidad. La Presidencia de turno de la Unión Europea ha colocado al presidente socialista en la picota. Y la recesión ha transformado a la España del milagro del empleo y el crecimiento en un vecino incómodo del sur que amenaza la salud del resto de la zona del euro.

- Debilidad
Fruto de toda esta crisis, e incluso antes de que Zapatero chocase con la realidad en Davos y de la polémica de las pensiones, el PSOE cosecha su peor resultado en una encuesta de intención de voto. Muchas voces aseguraban ayer que, si el barómetro del CIS se hubiera elaborado después de la cumbre económica mundial –cuando Trichet recordó a Zapatero que “España no es Alemania” y el economista Nouriel Roubini aseveró que “España es una amenaza para la cohesión del euro”–, la diferencia respecto al PP se habría más que ampliado. Ahora bien, las encuestas tampoco dan más crédito a la formación de Mariano Rajoy, que también pierde apoyos en el último sondeo.

 Damnificados
Los perjudicados de toda esta situación son, al fin y al cabo, los españoles. Mientras asisten a una subida de impuestos y a una cadena de globos sonda sobre las pensiones para conseguir el falso beneplácito de Bruselas, lo peor puede estar por llegar. Las agencias de ráting advierten de una posible rebaja de la calidad crediticia de las comunidades autónomas, que pone una vez más en evidencia los problemas de la Administración para tapar el agujero fiscal. Y, en definitiva, para sostener a medio plazo los servicios básicos del Estado del bienestar.

- Programa de equilibrio
El Gobierno se ha empeñado en la última semana, sin mucho acierto, en lanzar un mensaje de credibilidad sobre el futuro de las finanzas públicas. Pero su programa de estabilidad deja lagunas. El Ministerio de Economía pretende, como exige Bruselas, conducir el déficit de las Administraciones desde el 11,4% del PIB actual hasta el 3% en 2013. Para ello confía en una recuperación económica –y, por tanto de los ingresos públicos– a partir de mediados de este año que los organismos internacionales no prevén.

Y estima un recorte del gasto público del entorno de los 50.000 millones que deberá pasar varios filtros. El primero, el sindical, ya que exige desmantelar los planes de estímulo –tan queridos por los agentes sociales– y enfriar el abultado gasto público en personal. El segundo filtro es el autonómico. La vicepresidenta económica, Elena Salgado, se reunirá con las comunidades para redefinir los objetivos presupuestarios de los próximos años y sanear las cuentas.

- Ráting
Las agencias de calificación son bastante claras sobre la encrucijada autonómica. Fitch aseguraba hace dos semanas que las regiones han “infravalorado” la evolución de sus gastos –muy rígidos, ya que el 70% corresponde a educación y sanidad– y, por tanto, será difícil que cumplan el objetivo de déficit pactado en verano con Salgado (2,5%). Por eso, no descartaba rebajas en las valoraciones de su solvencia a corto plazo.

Standard&Poors (S&P) lanzó otro dardo ayer sobre este problema. “Los gobiernos locales y regionales de España están siendo los más golpeados de la UE y todavía esperamos ver más acciones de ráting negativas a lo largo de 2010”, argumenta Myriam Fernández de Heredia. La analista de crédito de S&P matiza que las comunidades parten de una situación buena (su calificación está en AA), pero sus ráting podrían perder “uno o dos escalones”.

Y, por tanto, tan sólo un “férreo control y una reducción de gastos sin precedentes” evitaría un deterioro extraordinario de las finanzas públicas. Durante este año, las comunidades emitirán en torno a 30.000 millones de euros más de deuda, hasta dejar su saldo vivo de deudas en 120.000 millones de euros, el 12% del PIB.

- Castigo en el mercado
La pérdida de credibilidad internacional tiene un alto precio. Mientras Zapatero rezaba en Washington con el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, el Ibex 35 se desplomó un 6%.Se trata de la mayor caída desde noviembre de 2008, cuando se impulsaron las rebajas coordinadas de tipos para atajar la crisis.

En este panorama de sobresaltos, los acreedores del Estado exigen un plus de rentabilidad. El Tesoro captó ayer 2.500 millones de euros a un tipo de 2,63%, frente al 2,14% que pagó en la última emisión de bonos a tres años. La razón reside en que el riesgo país o la diferencia de rentabilidad entre el bono alemán y el español a diez años se disparó hasta los 110 puntos básicos, el máximo histórico. El deterioro de credibilidad puede dejar una factura extra en intereses cercana a los 9.000 millones de euros.

- Parálisis de reformas
El Gobierno no encaja con cintura las críticas. Paul Krugman, economista de cabecera de Zapatero, sostiene que España es un problema para el euro. Salgado achacó ayer esta valoración al desconocimiento que el Nobel de Economía tiene de la zona del euro. No es el primero que recibe la furibunda reacción del Gobierno socialista, acorralado en la parálisis de reformas. Ahora, los sindicatos, sus más fieles seguidores en la gestión de la crisis, amenazan con movilizarse contra la reforma de las pensiones.

El enojo es general, porque en 36 horas el Gobierno ha presentado tres propuestas diferentes. Un vaivén que marea a los mercados.

Sobresaltos
1. El programa de estabilidad fiscal del Gobierno no suscita el optimismo esperado. La bolsa castigó ayer con fuertes pérdidas los vaivenes del Gobierno en este asunto.

2. La principal parte de las contradicciones giran en torno a la reforma de las pensiones. La Moncloa ha hecho circular hasta cuatro documentos distintos desde el viernes.

3. En concreto, la reforma fue filtrada a El País antes de darla a conocer al Pacto de Toledo y debatirse en el Consejo de Ministros. Los sindicatos no comparten los objetivos oficiales.

4. Parte del programa de estabilidad se asienta sobre el esfuerzo de las comunidades. Pero las agencias de calificación han puesto en perspectiva negativa sus finanzas.

5. Economistas como Paul Krugman o Nouriel Roubini han situado a España en los últimos días como el principal lastre para la recuperación de la zona del euro.

6. El Gobierno piensa que hay una campaña de los medios anglosajones, más reacios al euro, para atacar su imagen. Pero el mercado en su conjunto está restando credibilidad a España.