El Gobierno fue el primero en marcar líneas rojas

El presidente de Cepyme cree que el Gobierno dio demasiado poder a los agentes sociales en el pacto social. Aunque rechaza los programas de máximos, acusa a Moncloa de marcar las "líneas rojas" que impidieron el acuerdo.
El representante de los pequeños y medianos empresarios, Jesús Bárcenas (Valdepeñas, 1953), lamenta que Gobierno, patronal y sindicatos no hayan logrado firmar la concertación social, pero asume que el Ejecutivo debe actuar contra la crisis, aún en solitario y, "aunque dé miedo", abrir el camino a una reforma laboral que ataje el paro.

¿De quién es responsabilidad el fracaso del diálogo social?

Hay que repartir las culpas. No voy a señalar, ni a echar balones fuera, pero el caso es que cuando más falta hace, no hemos sido capaces. Presentarnos ante la sociedad con las manos vacías después de un año es realmente grave. Los agentes sociales tenemos una responsabilidad.

¿Cuál fue el problema?

El diálogo social no se ha enfocado bien desde un principio. Ha sobrado ambición o ha faltado método. Había que haberse marcado plazos, metas y temas. Se ha querido llevar todo junto -lo que es urgente con el cambio del modelo económico- y el desencuentro ha acabado como ha acabado. Ahora, el Ejecutivo tiene que reaccionar con medidas concretas, porque mientras tanto se van cerrando empresas.

¿Ha estado la postura de Moncloa influida por los sindicatos?

El Gobierno ha sido el primero que ha hablado de líneas rojas y de perímetros. Líneas que no iba a sobrepasar sin el acuerdo de los sindicatos, por lo que los empresarios estábamos en desventaja a la hora de hacer propuestas.

Pero esa frontera se había marcado antes. ¿Por qué se esperó hasta el último momento para decir no?

Había que haber encendido las alarmas mucho antes diciendo que el acuerdo no iba a funcionar. El Gobierno pensó hasta última hora que podía sacar adelante el pacto. Pero el presidente Zapatero nos dio a los agentes sociales una potestad que no era nuestra. Dijo que no haría nada que no firmáramos en el diálogo social. Patronal y sindicatos hubiéramos tenido cierta precaución sabiendo que si no había acuerdo, podía actuar el Gobierno. Él es quien tiene que gobernar.

Y se radicalizaron las posturas...

Sí. En los últimos días los posicionamientos no eran asumibles. Quizás había que haber imitado otros tiempos en los que el diálogo no se retransmitía como un partido de fútbol. Con tanta participación mediática es más complejo rebobinar o cambiar de posición.

¿Se tensó demasiado la cuerda?

Acudir al diálogo con un programa de máximos es imposible de cumplir. El acuerdo no consiste en ver qué se lleva cada uno. Pero no hay que ir a lo fácil sólo para llegar a acuerdo. Hay que afrontar una reforma laboral, aunque requiera su tiempo, y no hablo del despido libre. El miedo era que tras firmar sólo una parte y hacer la foto, se dejara el resto sine díe... Si se hubieran fijado plazos, habría sido más fácil firmar el pacto.

¿Es posible un acuerdo en otoño?

El tiempo se nos ha agotado, la sociedad no nos va a dar mucho más margen. Todos debemos aprender de lo que ha pasado y espero que tras la reflexión de agosto, volvamos al curso con otra disposición para lograr el pacto lo antes posible. José María Cuevas anterior líder de la CEOE nos decía: "Cuando se rompa el diálogo, seguid negociando".
"La unidad con la CEOE ha funcionado bien"

El ministro de Trabajo, Celestino Corbacho, que tras el fracaso del diálogo social llevaba días manifestando que hay otros interlocutores empresariales aparte de la CEOE, hizo ayer una referencia explícita sobre la asociación que preside Jesús Bárcenas. La patronal, dijo, "no da a Cepyme el protagonismo que le correspondería", declaró a Europa Press. Bárcenas, por su parte, asegura que Corbacho no ha contactado con él "en ese sentido". "El ministro lanzó ese quiebro porque está enfadado y defraudado por el fracaso del diálogo", apunta. "La reacción del Gobierno no ha estado bien medida", dice en referencia a los ataques que ha recibido la patronal. El presidente de Cepyme niega la posibilidad de tomar el rol de nuevo interlocutor o de salir de la casa madre. "La unidad con la CEOE nos ha funcionado bien. En el diálogo social tenemos el mismo discurso".

"Me presento a la reelección"

En cuanto a sus discrepancias con el presidente de la CEOE, Gerardo Díaz Ferrán, Bárcenas muestra su disconformidad en algunos aspectos. Como con el régimen excesivamente asambleario que ha tomado la negociación del pacto social en el nuevo modelo patronal. "Es bueno informar, y hay que pedirle permiso a la junta directiva para sentarse a negociar", asume. "Pero luego, hay que tomar decisiones", opina, "hasta que se acerca el momento de firmar". Sobre los rumores de que dejará su cargo, asegura que volverá a presentarse en las elecciones de la próxima primavera. "Algo bien habremos hecho cuando hay gente con ganas de coger esto", dice, reconociendo que tendrá rivales.
"Lo peor de la crisis llegará en otoño"

La crisis crediticia sigue asfixiando a las pequeñas empresas, asegura el presidente de Cepyme, Jesús Bárcenas, que cree que el fin del verano puede mostrar la peor cara de la recesión.

¿Han logrado ya las pymes recuperarse de la falta de crédito?

De momento, no. Algo está fallando en las líneas del Instituto de Crédito Oficial (ICO) porque en teoría tendría que estar ya agotadas. Su estructura no da más de sí, el Gobierno toma todas la soluciones a partir del ICO. Además, está el atranque de las entidades financieras.

¿Sigue siendo la banca privada el árbitro del riesgo?

Sí. El Estado tiene que correr algo más de riesgo actualmente se reparte al 50% para ayudar a esas empresas que no consiguen créditos. Esperamos que con el cambio en la presidencia del ICO la cosa cambie después de verano.

¿Se está trabajando para atajar la morosidad de las administraciones públicas?

Los ayuntamientos tienen un problema. La inmensa mayoría se han dedicado a ser morosos y a financiarse a costa de proveedores. Además, deberían pagar intereses de oficio a partir del mes de demora, porque si el proveedor los reclama, se arriesga a perder a su cliente.

¿Y los periodos de pago entre compañías privadas?

Antes, las grandes empresas tardaban en pagar a las pymes en torno a 120 días. Ahora de 200 días en adelante. Cuando había crédito suficiente y barato era un problema coyuntural, pero ahora mismo es un problema vital.

¿Y qué depara el futuro próximo? ¿Será peor el otoño que lo que se ha vivido?

Creo que sí. Parece que aumentará la morosidad, acabará el trabajo estacional y el Plan-E con sus 450.000 empleos. Si los veranos normales cierran empresas, habrá muchas más que no sobrevivan a éste.
cincodias.com