El paro en el ‘ladrillo’ toca techo pero se dispara entre quienes buscan su prim

cotizalia.Algo está cambiando en el mercado de trabajo. La noticia buena es que el paro en el sector de la construcción está cerca de tocar techo; la mala es que el desempleo entre quienes buscan su primer puesto de trabajo no sólo continúa apretando, sino que crece cada vez a mayor velocidad.  Los datos publicados ayer por los Servicios Públicos de Empleo indican, en concreto, que el desempleo entre ese colectivo está creciendo a un ritmo del 46% respecto de noviembre del año pasado. Casi veinte puntos más de lo que está creciendo  en términos generales (un 29%).

Ya son 293.903 ciudadanos los que buscan su primer puesto de trabajo, aunque si se incluyen los demandantes de empleo integrados dentro del colectivo de Trabajadores Eventuales Agrícolas Subsidiados (TEASS) ya se estaría hablando de 348.615 desempleados. Es decir, casi uno de cada diez parados no ha trabajado con anterioridad, por lo que no cuenta con cobertura de desempleo. Y sin experiencia laboral sus probabilidades de encontrar un puesto de trabajo son más reducidas. La cifra sería, incluso, superior si se incluyeran los jóvenes que cursan algún estudio reglado. La metodología del paro registrado excluye a este colectivo siempre que sean menores de 25 años o que habiendo superando esta edad fueran demandantes de primer empleo.

Las mujeres sin formación, junto a los jóvenes, son quienes pertenecen mayoritariamente a ese colectivo. Suele tratarse de mujeres con más de 45 años que deciden acudir a los servicios públicos de empleo después de que algún miembro de la unidad familiar haya perdido el trabajo, fundamentalmente el cónyuge. Se trata, por lo tanto, de situaciones ‘desesperadas’ en un contexto con enormes dificultades para encontrar un empleo,

Algo distinto está sucediendo en la construcción. El paro en el ‘ladrillo’ crece a un ritmo del 24,5%, el nivel más bajo de todos los sectores productivos. La tasa de aumento bajaría hasta un escueto 4,4% si la comparación se hace con el mes de enero, lo que parece reflejar que el impacto más intenso del pinchazo de la ‘burbuja’ inmobiliaria ya se ha producido.

Como señala el análisis de Agett, la patronal de las agencias de trabajo temporal, esto significa que en menos de seis meses la construcción ha pasado de liderar las tasas de incremento del paro a ser el sector que menos crece, lo que da idea de que algo está cambiando. El Fondo de Inversión Local explica en parte este fenómeno, pero sólo en parte debido a que su impacto sobre el empleo está ya prácticamente agotado. También influye el hecho de que al tratarse del sector con mayor número de inmigrantes, muchos de estos trabajadores han vuelto a sus países, por lo que han dejado de engrosar las listas de paro. Ningún indicador macro muestra una recuperación del ‘ladrillo’.

Paisaje después de la batalla

El paisaje después de la batalla en el sector de la construcción, en cualquier caso, es desolador. Excluyendo al sector inmobiliario –y sólo en el último año- el ‘ladrillo’, y en términos de afiliación a la Seguridad Social ha perdido prácticamente la cuarta parte de su fuerza laboral. En concreto, la construcción ha destruido sólo en doce meses 392.287 puestos de trabajo incluyendo los 85.425 autónomos que se han visto obligados a cesar la actividad.

En términos agregados, es decir teniendo en cuenta todos los colectivos, sobresale el hecho de que la Seguridad Social continúa perdiendo afiliados a un ritmo todavía extraordinariamente elevado teniendo en cuenta que la economía acumula ya cinco trimestres en recesión. En el último año se ha perdido nada menos que el 4,67% de la afiliación, por debajo del máximo que se alcanzó en abril (el 6,83%), pero todavía en línea con el -4,34% que se registraba en diciembre de 2008. La consecuencia no puede ser otra que una pérdida de cotizantes sin precedentes, hasta el punto de el número de afiliados ha caído hasta los 17,86 millones de trabajadores en alta laboral, la cifra más baja desde junio de 2005.

Dicho en otros términos, mientras que el número de afiliados-ocupados cae cerca de un 5% en términos anuales, la nómina de pensiones contributivas crece un 1,7%, lo que explica el deterioro de la solvencia de la Seguridad Social a consecuencia de la recesión.