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Los analistas económicos y el mercado se muestran de momento escépticos con el plan de austeridad comunicado hoy por Elena Salgado, vicepresidenta del Gobierno y ministar de Economía, por el que pretende recortar gastos por 50.000 millones de euros y reducir el déficit a menos del 3% del PIB en 2013.
La prima de riesgo de la deuda española sobre la alemana continúa en torno a 92-95 puntos básicos, exactamente el mismo nivel en el que se encontraba antes de que comenzase la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, donde se ha dado el visto bueno al plan. Cuando sube ese diferencial, quiere decir que los inversores perciben un mayor riesgo en una economía, y cuando se estrecha, quiere decir que ven menos riesgo.
Si el mercado se hubiera creído a pies juntillas las palabras de Salgado, el diferencial se habría reducido de forma significativa. Precisamente, la agencia de calificación de riesgo Fitch, que mantiena a España como triple A, aseguró la semana pasada a Expansión que para mantener esa máxima calificación el Gobierno debe presentar un plan más contundente para reducir el déficit.
Dos son las pegas que ponen los expertos frente al plan de Salgado: las previsiones de crecimiento del PIB del Gobierno son demasiado optimistas y hay que esperar a que las palabras del Ejecutivo se transformen en hechos. Según las previsiones del Gobierno -de las que dependen los ingresos previstos en el plan de austeridad-, el PIB va a crecer a ritmos del 3,1% en 2013; del 2,9% en 2012; del 1,8% en 2011 y que sólo va a caer un 0,3% en 2010.
Xavier Segura, director del Servicio de Estudios de Caixa Catalunya declaró a Reuters que "el recorte del déficit público para llegar al 3% del PIB en 2013 requiere medidas profundas, que serán difíciles de poner en marcha". Además, señaló que "la previsión de crecimiento presentada hoy sólo se podría cumplir con el mejor escenario imaginable, pero existen muchos riesgos que no se tienen en cuenta".
Nick Matthews, economista de Royal Bank of Scotland, afirma que "en cuanto a objetivos, [el plan] va en la dirección que los mercados y la Unión Europea han pedido, pero todo depende de cómo se implemente y de lo bien que se recupere la economía. Están hablando de consolidar el déficit, algo que está bien, pero los mercados seguirán escépticos hasta que los cambios empiecen a producirse".
Otros se muestran directamente pesimistas. Ben May, de la consultora Capital Economics, afirma que "[el plan] no será suficiente para reducir el déficit a los niveles que quieren. Asumiendo que se alcancen los recortes de gastos, ésto se verá contrarrestado por la disminución de los ingresos derivados de una economía debilitadas. Los datos de PIB me parecen muy optimistas [...] Es un comienzo, pero no es suficiente".
Estefanía Ponte, del banco BNP Paribas también se muestra escéptica con los pronósticos del Ejecutivo: "Pensamos que las previsiones del Gobierno son demasiado optimistas. Creemos que será muy difícil llegar al objetivo de un déficit del 3% del PIB en 2013".
Por su parte, Tullia Bucco, de Unicredit, señala que "las estimaciones del PIB son optimistas", y añade que "España tiene que convencer a las autoridades europeas de que está comprometido para encontrar una solución a la situación financiera. Creo que estas medidas confirman que el Ejecutivo quiere reestablecer la credibilidad de las cuentas públicas españolas".
Obviamente, también se puede ver el vaso medio lleno: el diferencial no se ha ampliado tras la presentación del plan de Salgado.