expansion.Los asesores de José Luis Rodríguez Zapatero lo tienen claro: ha llegado el momento de "sustituir" el modelo de economía "liberal" imperante por una política económica en la que se "dirija el proceso de desarrollo en una determinada dirección".
Desde la misma Oficina Económica de Presidencia del Gobierno, en el corazón de La Moncloa, quieren poner la puntilla al libre mercado y optar por un modelo dirigido. La frase la firma el ex secretario general de Empleo y ex ugetista, Antonio González, en calidad de asesor presidencial, en la revista oficial de UGT.Cuando aún resuenan las críticas sobre el intervencionismo que rezuma la Ley de la Economía Sostenible (LES), la publicación del sindicato que ha conseguido más ascendencia sobre las decisiones oficiales no deja lugar a dudas. Hay que cambiar "concepciones y valores", añade González. Y nada de retoques: se necesitan "cambio profundos", en los que se sustituya "una política de acompañamiento del mercado", por otra que "dirija" el desarrollo económico. Algo que vincula con "una política de corte socialdemócrata".
Hasta la fecha, según el asesor de Zapatero, la orientación "liberal" ha generado "expansiones incluso inflacionistas de los beneficios, infravaloración de capital humano, deficiente capacidad de gestión, obsesión por competir sólo en precios y presión a la baja sobre los costes laborales". Ante estos supuestos excesos fomentados por gobernantes anteriores (a pesar de que él estuviera la pasada legislatura en el Ministerio de Trabajo), postula la necesidad del cambio de estrategia.
Cambio de valores
No es suficiente con un nuevo modelo productivo; hace falta un "cambio de valores", que debe provenir de "la política, de los medios de comunicación, de todos los actores económicos y sociales, del trabajo y los ciudadanos".
El ex secretario general, de todos modos, no escatima un ápice en sus críticas a la situación actual de la economía española. Entre otras perlas, asegura que "nuestro modelo laboral es la antítesis de la productividad"; que los problemas "estructurales" permanecen "intactos o se han agravado"; y que "aunque la economía internacional se recupere, la economía española se va a beneficiar relativamente poco".
Como consecuencia, propugna una modificación tanto del sistema fiscal, como de las políticas de empleo, las industrias y la energía, con una nueva regulación, el desarrollo de la I+D y las políticas medioambientales. En definitiva, "un nuevo orden en todo el sistema económico".González no considera que en los últimos años se hayan arreglado muchas de los problemas de "fondo" de la economía. Así, alude a la falta de competitividad, las tendencias inflacionistas, el bajo nivel tecnológico, la anticuada organización del trabajo, la escasa productividad del sistema económica, la concentración del empleo en sectores maduros y de escaso valor añadido, así como el fracaso y la polarización del sistema educativo.
Reconoce que la reforma a la que aspira del sistema liberal se tendrá que hacer en el peor momento, en referencia la crisis, porque "desde luego sería peor no afrontarlo".
González señala que España padece, amén de una crisis de crecimiento, otra crisis de los recursos públicos y una tercera laboral. "El elevado desempleo y el crédito escaso van a lastrar la recuperación del consumo", añade. En definitiva, "está en entredicho la perspectiva de un nuevo ciclo largo de crecimiento", y con "el margen de actuación del sector público está fuertemente comprometido".
Es en este contexto donde se plantea la defunción de una economía de libre mercado y se opta por el dirigismo, un extremo que nadie de las principales economías se ha atrevido a defender.
Las perlas
1. "Los problemas de fondo permanecen intactos o se han agravado: falta de competitividad, tendencias inflacionistas, bajo nivel tecnológico, anticuada organización del trabajo, escasa productividad, concentración de actividad y empleo en sectores maduros, fracaso y polarización del sistema educativo...".
2. "Está en entredicho la perspectiva de un nuevo ciclo largo de crecimiento para la economía española si no cuenta con posibilidades de expansión de la demanda interna, si su exterior es limitado, y si el margen de actuación del sector público está fuertemente comprometido".
3. "Cambiar el modelo productivo no es solo cuestión de dinero. Transformar de verdad el modelo implica cambios muy profundos. Sustituir una política económica de acompañamiento del mercado (liberal, en definitiva) por otra que dirija el proceso de desarrollo económico en una dirección".
4. "No puede extrañar que de la orientación y las acciones de esa política económica se hayan derivado expansiones incluso inflacionistas de los beneficios, infravaloración del capital humano, deficiente capacidad de gestión, obsesión por competir solo sobre precios, y presión a la baja en costes laborales".