Un tribunal en Cataluña tendrá que decidir si otorga la invalidez total a una mujer que afirma padecer intolerancia a las ondas electromagnéticas
Insomnio, mareos, dolores de cabeza, vómitos, latidos irregulares, falta de concentración o pérdida de memoria a corto plazo. Estos son algunos de los síntomas que aseguran padecer aquellos que padecen la denominada 'alergia al wifi', una expresión coloquial que hace referencia a la electrohipersensibilidad (EHS); es decir, la intolerancia a las ondas electromagnéticas de las conexiones inalámbricas y otros aparatos electrónicos.
Este es el caso de Rosa C.T., una funcionaria de la Generalitat de Cataluña que ha solicitado ante los tribunales una pensión por incapacidad permanente. La administrativa, que lleva tres años de baja laboral, afirma que sufre fatiga, dolor de cabeza y dificultad para concentrarse cuando está cerca de este tipo de ondas. ´
¿Qué opinan los científicos?
La reclamación de Rosa ha llegado a los tribunales porque la electrohipersensibilidad no está catalogada como una enfermedad por ningún organismo oficial. Así, por ejemplo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) afirma que las personas que sufren esta dolencia presentan "una variedad de síntomas inespecíficos", pero añade que "no tiene un diagnóstico claro" y que "no hay base científica para vincular los síntomas de la electrohipersensibilidad con la exposición a campos electromagnéticos".
También el Comité Científico europeo de los Riesgos Sanitarios Emergentes se postula en el mismo sentido: "No se han encontrado pruebas concluyentes que demuestren que los campos electromagnéticos son peligrosos, lo que resulta alentador. Sin embargo, se debe seguir investigando, especialmente en lo que se refiere a la exposición a muy largo plazo y los posibles riesgos de la exposición a múltiples fuentes", concluyen en un informe reciente.
¿Qué dicen los tribunales?
Sin embargo, el primer reconocimiento europeo de la 'alergia al wifi' se produjo en agosto de 2015, cuando un tribunal de Toulouse dio la razón a Marine Richard, de 39 años, y le concedió una pensión de invalidez de 800 euros al mes durante tres años prorrogables por padecer hipersensibilidad electromagnética.
Un año después, en agosto de 2016, se produjo el primer caso favorable en España: el Tribunal Superior de Justicia de Madrid recogió una incapacidad total por electrosensibilidad a un empleado de una empresa de telecomunicaciones tras aportar un informe hospitalario que afirmaba que el trabajador padecía cefaleas, nerviosismo e irritabilidad, entre otros síntomas, cuando se exponía a campos electromagnéticos.
Así, la supuesta enfermedad está generando controversia entre la comunidad científica, que rechaza su existencia y atribuye los síntomas a causas psicológicas, y quienes afirman encontrarse mal en presencia de ondas electromagnéticas. Ahora, el juicio de Rosa está visto para sentencia. Si el Juzgado de lo Social número 1 de Lleida le da la razón, se reforzarían las razones de los afectados.
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