Alemania se cuelga el bronce

Jueves, 21 de agosto de 2008-14:13 (GMT+1) Comentarios (0)
 
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El fútbol fue cruel con Japón, la sorpresa del torneo olímpico y que mereció, tanto por juego como por ocasiones, colgarse una medalla de bronce que terminó en manos de Alemania, que sólo fue superior a las niponas en un aspecto, aunque a la postre determinante: el físico.


Alemania 2-0 Japón. Las estadísticas del partido.
Los primeros treinta minutos de la primera parte fueron de Japón, que debió marcharse con un par de goles de ventaja al descanso tras disponer de cinco buenas ocasiones, especialmente tres de ellas, muy claras, que no besaron las redes germanas debido a la agilidad y reflejos de la guardameta Angerer y a la falta de destreza rematadora de las niponas.

Pasada la media hora, Alemania comenzó a imponer su superioridad física sobre el pesado césped del Estadio de los Trabajadores de Pekín y su aparición cortó de raíz las oportunidades japonesas, si bien tampoco fue suficiente para generar peligro ante el marco de Fukumoto.

La segunda parte siguió el mismo guión que la primera. Los quince minutos en la caseta sentaron bien a las niponas, que regresaron con bríos al terreno de juego y Angerer tuvo que volver a mostrar sus cualidades para impedir de nuevo que Japón se adelantara en el marcador.

Sin embargo, el físico sólo le duró a las asiáticas veinte minutos tras la reanudación y Alemania comenzó a adueñarse del partido paulatinamente.

Así, en el minuto 68, en la primera llegada seria de las germanas ante Fukumuto en todo el encuentro, Bajramaj aprovechó un mal despeje de la guardameta nipona tras un cabezazo de Pohlers para colocar un a todas luces injusto 1-0 en el luminoso.

La remontada, siquiera la igualada, resultó una quimera para unas japonesas sin fuerzas y las teutonas, en su segunda aproximación con cierto criterio ante Fukumoto, colocaron el 2-0 tras a cuatro minutos del final al aprovechar de nuevo Bajramaj una indecisión de la zaga y guardameta asiáticas.

El bronce obtenido hoy por Alemania es el tercero consecutivo obtenido por las teutonas tras los conseguidos en Sydney 2000 y Atenas 2004