Marisa Villa: "Los estadios vacíos asustan"

Los cuartos de final del torneo de fútbol están a punto de comenzar, un deporte en el que España no tiene representante... ¿o sí? Marisa Villa, famosa por ser la única árbitro española en la elite, se prepara estos días para arbitrar, como auxiliar de la alemana Christine Beck, un partidazo de cuartos femenino: China-Japón.

Será su segundo partido en estos Juegos y "todo un orgullo, porque somos muchos y eligen a muy pocos para esta ronda".

Efectivamente, FIFA cuenta con un hotel en el centro de Pekín donde se aloja un verdadero ejército: 80 árbitros y 40 personas más entre instructores, médicos, preparadores físicos y psicológos.

Todo muy profesionalizado para que el arbitraje dé el nivel en una cita que así lo exige. "La verdad es que los estadios vacíos asustan. El vestuario es casi tan grande como el de los equipos y tiene de todo, hasta metros para medir porterías y balones. Pité el Argentina-Canadá, con 30.000 personas y seguí el consejo de no mirar más allá de la segunda fila. Pero el público no es agresivo, vienen a ver deporte", explica a MARCA.

Cuando se cruza en el hotel con Blatter o Havelange se da cuenta de la importancia del torneo. "También está Villar, que me ha dado ánimos como única deportista que representa al fútbol español".

No es una novata Marisa. Son sus segundos Juegos, "y los estoy disfrutando más que los de Atenas. Llevo ya siete años de internacional y estoy más relajada".

Eso sí, alucina con la experiencia: "Lo de la humedad es increíble, pierdes la cuenta de las veces que te duchas al día. Cuando acabas un partido o un entrenamiento, puedes escurrir la camiseta y chorrea agua. A los equipos se les permite beber en los partidos, claro está".

Porque aunque no se sepa, los árbitros en Pekín sudan a diario. Su preparación es muy profesional: Entrenamiento físico de hora y media, entrenamiento táctico, sesiones de vídeo analizando jugadas conflictivas y hasta sesión con el psicólogo.

Ahora Marisa se prepara para un partido de alta tensión. La rivalidad entre Japón y China no ha desaparecido a pesar de que en los últimos tiempos se trabaja para rebajarla. "Mi sueño es ese partido, no puedo controlar hasta dónde seguiré". Si Alemania avanza en el torneo sus opciones bajarán, porque va con una pareja teutona. Pero eso será en semifinales, ahora sólo piensa en disfrutar.