La otra cara de Pekín

EN EL BARRIO DE CHAOYANG SE VEN LAS DOS CARAS DE LA CAPITAL CHINALa otra cara de Pekín
Pekín ha cambiado mucho en las últimas tres décadas. El aperturismo se hace patente en el día a día de unos habitantes a los que aún se les hace raro ver a alguien foráneo. Los Juegos Olímpicos provocarán más cambios, para bien o para mal, pero no podrán modificar la cara más tradicional de una ciudad cuya cultura milenaria y forma de vida es muy diferente a la del panorama internacional.

Los 17 millones de habitantes de Pekín se dividen en ocho distritos urbanos (Dongcheng, Xicheng, Chogwen, Xuanwu, Chaoyang, Haidan, Fegtai y Shijingshan), ocho más que se localizan en las afueras de la ciudad (Mentougou, Fangshan, Tongzhou, Shunvi, Changping, Daxing, Pinggu y Huarou) y dos condados (Miyun y Yanging).

Chaoyang, un ejemplo de la fusión entre pasado y futuro
Uno de los barrios que más está cambiando en Pekín es el distrito de Chaoyang, denominado como ?barrio de los artistas?. Allí, más de 200 artistas y 2.000 galerías donde se exponen los trabajos de aquellos que contribuyen al arte oriental, ya sea local, extranjero, tradicional o moderno. Chaoyang es una buena muestra de la fusión de lo tradicional con lo moderno, pues toca parte del cuarto anillo de la ciudad y se expande hacia la periferia.

La cara más fashion de Pekín se encuentra en el distrito de Chaoyang, el 'barrio de los artistas'

La cara que se muestra en las últimas fechas de Pekín es la moderna. La que se ha ido modificando o construyendo de cara a la imagen que se quiere proyectar de la ciudad a través de los Juegos Olímpicos. Una fotografía en la que la grandiosidad es la nota predominante, donde los transportes recorren el asfalto de la gran urbe, donde la gente de bien se pelea por copar los edificios más modernos, donde el ciudadano es una persona de bien que se mueve con billetes de 100 RMB/yuanes (10 euros), el billete más alto que circula en la ciudad (existen de más valor, pero no se suelen utilizar para prevenir las falsificaciones). Más allá de esa vida existe otra complementaria, que no opuesta, en la que la modernidad y la evolución no ha interferido hasta la fecha con tanta velocidad.

La pobreza convive junto a la riqueza
Se trata de la acera de enfrente (literal, al otro lado de la calle), donde es normal ver que los edificios dejan paso a las plantaciones, los rascacielos y hoteles son sustituidos por casas bajas donde vive apilada la familia o el hombre trajeado de corbata, la mujer que trabaja como funcionaria o el niño que pasea junto a su novia con zapatillas de último modelo, son suplantados por el barbero que se gana la vida haciendo sus quehaceres en el arcén de la carretera o en medio del bosque, la mujer que contribuye llevando a la gente en bici-taxi o vendiendo fruta en un mercado a la vieja usanza o el niño que juega descalzo con las piezas que dejaron de ser útiles en el viejo taller mecánico que regenta una de las familias más poderosas de la zona.

Del niño que pasea junto a su novia con zapatillas de último modelo al chaval que juega descalzo con las piezas viejas de un taller mecánico

Dos maneras diferentes de convivir en una misma zona. Dos ?restaurantes? frente a frente que no se hacen competencia. Uno con su ?menú del día? a 40 RMB/yuanes (4 euros), el otro a 300 RMB/yuanes (30 euros). Dos públicos diferentes, pero ambos llenos. Sin miradas, sin comparaciones, simplemente conviven.

El ejemplo de Chaoyang podría hacerse extensible a otras zonas de la ciudad, donde también han llegado los Juegos Olímpicos (no hay lugar de Pekín en la que se encuentren voluntarios) pero en las que unos los han recibido de distinta forma a sus semejantes.