Michael Schumacher pasó una mañana entretenida en el circuito portugués de Portimao. El heptacampeón de Fórmula 1 rodó primero con la Yamaha de Noriyuki Haga y luego con la Ducati de Troy Bayliss, la moto campeona del Mundial de Superbikes. Los técnicos japoneses alucinaron con él. "Tiene mucha sensibilidad", comentaron.
No en vano, el alemán paraba cada ciertas vueltas a aconsejarles tocar algo la horquilla o las suspensiones. Con la Yamaha, menos agresiva, estuvo más a gusto y fue más rápido que con la Ducati. "Ha sido un placer. Son emociones diferentes a la Fórmula 1. Yo tengo mucho que mejorar, pero lo voy a seguir haciendo mientras sea joven. El circuito me ha gustado mucho", dijo.