Presa de sus Palizas
En honor a las mujeres maltratadas)
Agarrada al pomo de la puerta,
con el oído pegado a ella,
escuchando a ver si oigo tus pasos,
esperando a oír tus llantos,
salir al pasillo y abrazarte,
decirte no continúes, no te amargues.
Dejar que tus lágrimas mojen mi jersey,
que tus penas vuelen como cada día,
y que olvides todo lo que ha pasado,
ayudarte a seguir luchando,
y decirte que dejes de sufrir tanto.
Entrando en mi casa,
poniéndote hielo en la cara,
en esas marcas que te ha dejado,
hablándote como cada mañana,
y dándote el cariño que tanto te ha faltado.
No sé cómo te levantas,
cómo abres los ojos para recibir otra paliza,
aguantas sus insultos, sus golpes,
y crees sus falsas mentiras.
Lo perdonas, lo rozas, lo besas,
y luego esos mismos labios que lo han besado,
acaban rotos a pedazos.
El es un cobarde,
y te pega porque no sabe amarte.
Le diste tu vida, tu felicidad,
y el a cambio te dió trozos de hielo.
Le das tu amor, tus besos,
y él te da sus golpes y lamentos.
Te dije que no cambiaría,
que un hombre que toca una vez,
lo hace durante toda su vida.
Te intenté convencer de sus mentiras,
pero tú, enamorada, no me creías,
y ahora, mírate, has perdido tu sonrisa,
el brillo de tus ojos, las ganas de la vida.