El público tendrá un papel decisivo, La encerrona que nos espera en Argentina

Sport.- Hay que saber dónde se jugará: la AAT y empresas colaboradoras abogan por la capital; jugadores y capitán, por Córdoba. La ITF tendrá la llave

Antes de medirse a Rusia ya se hablaba de la superficie y el escenario que se prefería para medirse a España. En el US Open coincidíamos con nuestros colegas argentinos y nos advertían: “Buenos Aires, no; será en Córdoba”, nos dijo Guillermo Salatino, comentarista de Radio La Red, ESPN y Fox Sports, entre otros, antes de añadir “y en pista sintética y cubierta”.

Empieza ahora un pulso que enfrenta, por un lado, a la Asociación Argentina de Tenis (AAT), L’Egalite –empresa dueña de los derechos– y la Corporación Sur –que propulsó la construcción del Parque Roca–, firmes defensores de que la final se juegue en Buenos Aires donde apuntan que una pista sintética también puede montarse en el estadio ‘Mary Terán de Weiss’ (con lo que el equipo seguiría compitiendo en el mismo escenario que en las últimas cinco eliminatorias que ha disputado en casa) y, por el otro, a jugadores –principalmente David Nalbandian– y capitán, Alberto Mancini, quienes abogan por el Estadio Orfeo de Córdoba.

Todo apunta a que la decisión quedará en manos de la Federación Internacional (ITF). Y es que las tensas relaciones entre AAT y tenistas (deterioradas por cuestión de dinero) parecen haber mejorado gracias al diálogo y la Asociación no quiere dar pasos en falso por lo que no dirá nada públicamente hasta conocer las preferencias de la ITF. Ayer hubo una reunión en la AAT en la que se estudiaron las posibilidades del estadio de Córdoba, con capacidad para 9.500 espectadores. Y es que no existe en el país un estadio cubierto que reúna las condiciones que exige la ITF para acoger una final de Copa Davis: ni en cuanto a capacidad (12.000 espectadores), ni en cuanto a vestuarios, accesos, facilidades para los patrocinadores...

Sin embargo, hay un precedente: la final de 2005, entre Eslovaquia y Croacia, se disputó en el Sibamac Arena de Bratislava, con 4.500 localidades y la ITF, en boca de su portavoz, Barbara Travers, apuntaba en Madrid que “no se puede esperar que un país construya un estadio para una final. Hay que ser flexibles y habrá que hacer una inspección técnica”. La puerta a Córdoba sigue abierta.

Hay otro factor que hace el Estadio Orfeo muy ‘deseable’ para los argentinos: es una especie de ‘Bombonera’, con gradas semiverticales muy cercanas a la pista, que puede convertirse en un auténtico infierno para el equipo visitante. Pero eso no pillará por sorpresa a los miembros del equipo español. Ahí están las experiencias en Brasil en 1998 (con Larry Passos, el entrenador de Gustavo Kuerten, aleccionando a los espectadores sobre los insultos que debían dirigir a los españoles); en México en 1995 (donde los aficionados gritaban cuando un español iba a servir y no dejaban de hacer ruido durante el punto) o más recientemente en Perú (repetición de lo sucedido en México D.F.). Además, ya conocen la pasión con que los aficionados lo viven. Esa pasión, trasladada a la albiceleste, se multiplica. Lo importante será abstraerse al máximo del ambiente y concentrarse en cada punto.

Por eso se observa como un mayor problema el mantenerse ajeno al ambiente hostil que la superficie que elija Argentina. A la hora de elegir pista para recibir al equipo español es mejor dar preferencia a lo que puede ser más beneficioso para uno mismo (tanto David Nalbandian como Juan Martin Del Potro son buenos jugadores de pista rápida) y olvidarse de lo que más pueda perjudicar a los hombres de Emilio Sánchez Vicario. Porque quedan muy pocas opciones... Y ni siquiera éstas parecen preocupar al equipo español.

“Pueden poner hielo también...”, decía Feliciano López después de que su capitán afirmara que “si escogen ‘indoor’, tenemos experiencia para ser competitivos” al tiempo que David Ferrer, levantando un dedo, recordaba que “soy finalista de la Masters Cup”. Y, encima, cuentan con el mejor del mundo, con el número uno y un jugador de Davis como la copa de un pino.

Se acabaron los lamentos a la hora de afrontar un duelo tan importante lejos de casa. Contar con un líder como Rafa Nadal ha contagiado, como decía Emilio, al resto. Ya nadie teme tener que jugar en la pista más rápida que los argentinos encuentren y que esté homologada en el circuito por lo que podría ser lo más parecida posible a la de París-Bercy... donde el manacorí fue finalista el año pasado ante Nalbandian.

Si se quiere ganar hay que hacerlo donde sea y como sea. Ya habrá cosas de las que preocuparse una vez dé inicio esta esperada final. “Es lo que habíamos soñado, jugar ante España en casa. Ya mismo nos ponemos a trabajar para que se dispute sobre carpeta y bajo techo”, dijo Mancini.