SPORTOPINION PERSONAL se lo merece
El jurado del Premio Príncipe de Asturias conderá esta mañana el premio más importante del mundo del deporteRafa Nadal era consciente de que estaba compitiendo “con grandes deportistas. Y es un premio a la trayectoria así que esto y tranquilo porque espero que, si no es este año, será al siguiente”. Eran las palabras de manacorí antes de saber que el Príncipe de Asturias del Deporte puede pasar a engrosar sus vitrinas de trofeos.
Es el reconocimiento no sólo a este extraordinario 2008 sino que hay que considerarlo también como un premio a la constancia, al tesón, al, como bien dijo su gran amigo Carlos Moyà, “no bajar jamás los brazos”... Cuando cualquier otro lo habría dejado correr, se habría olvidado del número uno y se habría contentado con batir otra clase de registros.
Pero así es Nadal, el deportista español más relevante de la actualidad. Y es que Rafa obedece a todo lo que se recompensa con el Príncipe de Asturias. En primer lugar, sus gestas deportivas: cuatro Roland Garros consecutivos; el doblete con Wimbledon este año (por primera vez desde 1980) después de dos finales perdidas; la mejor racha de la historia en cualquier superficie (81 triunfos consecutivos en tierra batida); el mejor número dos de la historia (160 semanas consecutivas en ese puesto) y, por fin, número uno mundial... Sin olvidarnos que, además, luce con orgullo el oro olímpico y que en 2004 fue, con 18 años, el más joven campeón de Copa Davis de la historia.
Un segundo requisito es su lado más humano. Rafa sigue siendo el mismo del primer día, atendiendo a medios de comunicación con una sonrisa y respondiendo al máximo número posible de peticiones de los aficionados. No es nada extraño verle hasta veinte minutos firmando autógrafos al concluir una de sus sesiones de entrenamiento. Su comportamiento no se ha visto alterado por su ascensión a la cima. Al contrario.
Y, la tercera variante: su contribución al deporte. La aportación de Nadal al tenis no presenta dudas ya que se ha convertido en uno de los atletas más populares a nivel mundial y su presencia en el circuito ha significado una de las grandes rivalidades de la historia y ha deparado, como señalan dos leyendas como Bjorn Borg y John McEnroe, el mejor partido que se haya visto jamás en la final de Wimbledon.
Rafa está a un nivel superior. Todo reconocimiento, como resaltan sus propios compañeros del circuito, es más que merecido.