Zheng Jie, la china de Sichuan, quiere hacer historia en el colosal país asiático por un puñado de razones no menos colosales: ya es la primera jugadora china en semifinales individuales de un Grand Slam (en dobles, las chinas sí han conquistado títulos del Slam). A sus 24 años y 11 meses, Zheng es la semifinalista más joven de las cuatro que quedan en Wimbledon, adonde llegó con una invitación de wildcard. Pero otras razones colocan el foco de la historia sobre Zheng: ella querría donar todas sus ganancias de Wimbledon (231.000 euros por semifinales) para las víctimas del terremoto que devastó a su querida provincia, Sichuan. Y no puede hacerlo, porque el sistema chino, a imagen y semejanza del sistema soviético en la URSS, retiene la inmensa mayoría de sus ganancias para la Federación China.
La rueda de prensa de Zheng, tras superar los cuartos de final ante Vaidisova, resultó dolorosa. Los periodistas intentaban que Zheng relatara sus impresiones ante el hecho de no poder donar su dinero, y el moderador, a instancias de los acompañantes de Zheng, vetaba las preguntas sobre el asunto: "Estamos aquí para hablar de tenis". Esto se pudo arrancar a Zheng: "Esta es una pregunta muy dura para mí, porque en China a veces hay una presión diferente. Cuanto mejor se juega, más presión tienes. Me gustaría ceder el dinero del premio a los afectados, pero no puedo. Necesito devolverlo a lo que puede llamarse nuestra Federación de Tenis".