Momias de Arica: Las momias del valle de Azapa.

Por accidente aparecen las momias en Arica. Construcción que se hace, construcción que se detiene. Así aparecieron en 1983, cuando se produce el segundo gran descubrimiento del cementerio de momias Chinchorro, tras los hallazgos de Max Uhle entre 1909 y 1919. Ese año las excavaciones de una empresa de agua potable dieron con un centenar de momias que fueron rescatadas por el Museo San Miguel de Azapa, dependiente de la Universidad de Tarapacá. Uno de los grandes problemas de la prehistoria chilena es la falta de una explicación clara sobre la forma en que se originaron las ocupaciones permanentes y sedentarias, sostiene Mario Orellana en su Prehistoria y etnología de Chile. En el caso del norte grande, la explicación "difusionista" es la más extendida. Según esta lógica, y como lo explica Orellana, el desarrollo aldeano se debió principalmente a la influencia cultural externa, venida del altiplano. El arqueólogo Iván Muñoz piensa que ésta es una visión demasiado vertical y que las poblaciones de la costa fueron verdaderamente protagonistas del proceso que las llevó a los valles y a la agricultura. "Los altiplánicos comienzan a aparecer el año 1000 a.C, en tanto que en la costa existen poblaciones fechadas en el 7000 a.C que se desplazaron por la costa, el valle y que llegaron a la sierra", sostiene Iván Muñoz. El arqueólogo afirma que Alto Ramírez debió ser una población de origen costero, y si bien es cierto se han encontrado rasgos del altiplano de las poblaciones "formativas" (contemporáneas de las pre Tiwanaku de la cuenca del Titicaca), éstos serían "rasgos iconográficos menores". El arqueólogo agrega que el patrón funerario de las momias encontradas en Azapa hace un mes responde al patrón costero. Tras la desaparición de Chinchorro, hacia el 2000 antes de Cristo, del entierro horizontal, las poblaciones costeras pasan a sepultar a sus muertos de cúbito dorsal o lateral, con las piernas flectadas. "Eso que aparece en el 2000 a.C. se refleja en las excavaciones de AZ 115 (como se denomina al sitio del hallazgo en Azapa)", sostiene Muñoz. Si los primeros pueblos agricultores de la zona son herederos de las culturas costeras recolectoras y cazadoras, esto significa un lento, lentísimo proceso de adecuación. La forma esquemática clásica del libro de historia que en dos oraciones pasa del nomadismo y la caza al cultivo de choclos, el sedentarismo y los cultivos ilustrados con grandes choclos de supermercado. Esto obviamente no fue así de expedito. Una prueba de lo dificultoso del proceso en las culturas prehistóricas del norte grande sería la gran cantidad de momias de niños encontradas en Azapa. "El cambio de la caza y recolección a la agricultura significó problemas de salud, los que afectan con mayor intensidad a la población infantil", explica Muñoz. El cambio del ambiente costero al del valle debió provocar enfermedades y el camino para obtener cosechas exitosas y formar una economía agrícola debió tomar unos mil o mil 500 años. Eso sin contar que nunca se dejaron de lado la caza y la recolección. "En un principio el uso que se les debió dar a las primeras plantas debió ser de tipo simbólico", explica Muñoz. Después de finalizar hace unos días las excavaciones, el equipo de arqueólogos trabaja en la definición de los patrones de entierro. En el caso de AZ 115 se han encontrado dos tipos de entierro distintos, lo que se interpreta como dos momentos de la historia aldeana de Azapa diferente. Lo que no se sabe es si ambas poblaciones son de una misma línea genética. Algo que actualmente es posible averiguar. Los primeros mineros Esta vez la noticia no son momias en Azapa, sino la mina Las Turquesas en la Tercera Región. De casualidad, la arqueóloga Catherine Westfall se topó a fines de enero con el sitio minero prehispánico más antiguo encontrado hasta el momento en Chile. Westfall se encontraba siguiendo el camino del Inca, que habría sido afectado por desplazamientos de tierra, cuando dio con un socavón en donde encontró cerámica. Relacionó el hallazgo con una descripción publicada en los 70 en donde describe una mina prehispánica que no se volvió a investigar. Finalmente la arqueóloga pudo comprobar que se trataba de un lugar de extracción minera, que no sólo resultó ser el más antiguo del que se tenga registra, sino el más extendido en el tiempo        400 al 1200 d. C.). "Normalmente lo que se conoce sobre minería preincaica en la zona de Copiapó se conoce a través de objetos o piedras labradas asociadas a sepulturas. En este caso se trata de una mina, con evidencia directa del proceso extractivo y manufacturero junto con actividades domésticas en períodos muy tempranos", explica Westfall quien terminó esta semana las excavaciones. Lo único lamentable es que debido a la peligrosidad del terreno no les fue permitido hacer extracciones dentro de la mina. Todas las excavaciones se hicieron fuera del socavón.